| 11 junio, 2017
http://infocatolica.com/blog/espadadedoblefilo.php/1706100222-agradecimiento-a-dios-por-el
Yo lo suscribo.
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Lo único positivo de este esperpento es que ya sólo faltan 9 días para que presente la renuncia de su absurda archidiócesis al Papa. Y dentro de media hora sólo 8.
Me temo que será prorrogado pero estará pasado de fecha. Paciencia. Todo llegará.
Lo dramático de todo esto es que tengan que ser laicos quienes pongan en evidencia semejantes aberraciones, mientras quien debería hacerlo calla, cuando no las secunda.
En cuanto a este arzobispo, vuelvo a decir que parece como si sufriera el síndrome de Estocolmo. Podría poner aquí algunas aleyas del Corán que ponen en evidencia sus necias palabras, más aún teniendo en cuenta lo que se dice sobre el cristianismo y los cristianos, pero creo que los que piensan como él les quitarían importancia, al igual que hacen con algunos versículos de la Biblia, diciendo cosas como que ya no tienen vigencia en estos tiempos modernos, o, como diría el superior de los jesuitas, que en la época de Mahoma tampoco había grabadoras.
Creo que la razón de esa actitud es que han dejado de creer en la existencia del diablo y sus ángeles, y hasta en que Dios se haya revelado expresamente a nadie. Eso convierte para ellos a todas las religiones en meras construcciones culturales, ajenas a cualquier tipo de revelación, ya sea divina o demoniaca, con las que los hombres expresan su particular concepto de Dios, y procuran obtener supersticiosamente su favor. En consecuencia, su «benemérito» objetivo no es evangelizar en busca de la salvación eterna, sino promover lo mejor de cada una de ellas en busca de la paz temporal. ¡Cuánta infidelidad e ingenuidad! aunque en algunos casos pueda tratarse de un oculto servicio al maligno.
Unos, los del don del corán, tienen que irse, pero ya, con los musulmanes coranistas en cualquiera de sus ramas; otros, los del don de la reforma, tienen que marcharse con los protestantes en cualquiera de sus mil variantes, a elegir. Unos y otros que nos dejen vivir en paz a los católicos con nuestra bendita rigidez, como la de Jesucristo, que sigue sin admitir el divorcio a pesar de las sorpresas del espíritu, espíritu del mundo, muy poco santo.