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Ya estamos hartos de bravuconadas

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Existe un subgénero de la humanidad que piensa que con bravatas sin argumentos, que ni tienen y lo que es peor carecen de racionalidad para tenerlos, creen que con ellas justifican algo. Algo que tal vez se pudiera justificar pero no con exabruptos sino con raciocinios. Por muy escéptico que pueda ser yo ante esa posibilidad.

El Viva o Muera el Vicario de Cristo, Obama o Trump, Rajoy o Puigdemont, el Madrid o el Barça… pueden entenderse en un momento de exaltación visceral pero sólo tendrán algún valor si se justifican los motivos del grito. Que por sí solo no vale nada. O más bien desacredita a quien lo pronuncia.

Si yo mañana publicase una entrada que dijera Viva Belén Esteban y si hija Andreíta, que creo que se llama así aunque no estoy muy seguro, si no añadiera los altos valores intelectuales, morales, estéticos que lo justificasen no pasaría de una estupidez por mi parte. O si dijera Viva el cardenal Baldisseri. Por poner dos ejemplos inverosímiles. Y lo mismo si dijera Muera.

Aunque creo que se deben distinguir dos grupos entre esas gentes. Los necios de solemnidad que ni saben lo que dicen ni por que lo dicen dada su insuficiencia neuronal y los que, incluso sin creérselo, lo hacen buscando beneficios personales. Prefiero a los necios.

Los cardenales de los dubia, por poner un ejemplo, argumentaron sobradamente los mismos. Caben otros argumentos en contrario que tendrán el valor que tengan pero no maradiagadas que sólo son fruto de su indigencia o de su interés.

Ya en amores me meto menos porque cada uno tiene los que quiere. Y no pocos son irracionales. Quien ame a Cristiano Ronaldo puede sufrir mucho si marca pocos goles. Y el que ama a Maradiaga por la situación en la que le han metido o en la que se metió él. Pero lo bueno sería no la declaración de amor sino la demostración indubitable de que las acusaciones son falsas. Porque hay gente que ama a imbéciles, criminales o simples mediocres y sus declaraciones de amor no mejoran en nada la condición de los amados.

No debemos quedarnos en el mero flatus vocis. Se dicen muchas estupideces que no dejan de serlo por el número de las mismas. De un lado y de otro. Volvamos a la filosofía. Hay que amar la verdad al menos en lo que la podamos conocer.

 

 

Comentarios
5 comentarios en “Ya estamos hartos de bravuconadas
  1. No se fié usted, D. Ramilo. Que pueden organizar otros enredos tipo Saint Gall y salir por la chimenea de la gaviota que no paloma, cualquiera de los nombrados o similares de los que hay un centón. Tenga en cuenta que no quedan muchos solamente católicos, ya que en general se confiesan interconfesionales, lo que parece una nimiedad.
    Pero me pegunto: ¿Un papa-obispo de Roma interconfesional de la interreligiosidad se considera a sí mismo el Sumo Pontífice de la Religión Católica única verdadera de la Iglesia, la que desde el papa-obispo de Roma, por cierto luso gallego, lleva el cognomen de CATÓLICA-APOSTÓLICA-ROMANA?
    Fundamental, querido Watson porque sin Sumo Pontífice CATÓLICO no hay Religión Católica con los Sacramentos de Salvación dispensados por sacerdotes consagrados en el Sacramento del Orden.
    La ruptura sería total en la sucesión apostólica como quieren los de la escuela de Bolonia atribuir al Vaticano II. ¿Y si fuera cierto?

  2. Don Francisco, todo esta CONFUSO.
    El Cardenal acepta $40,000 dolares al mes de la universidad Catolica de Honduras.

    http://espresso.repubblica.it/inchieste/2017/12/21/news/35-thousand-euros-a-month-for-the-cardinal-the-new-scandal-that-shakes-the-vatican-1.316341

    La explicacion de la arquidiocesis es que no es para uso personal del Cardenal mas para las necesidades generales de la arquidiocesis.

    OK…….. pero, como es posible que un pais tan pobre como Honduras pueda darse el lujo de pagar $40,000 dolares al mes?

  3. El tal Rodríguez está acabado, por su edad, su escaso coeficiente intelectual, su responsabilidad en el hundimiento del catolicismo hondureño y su excesivo compromiso con Su Jesuitidad.Es obvio que no pintará ni la mona en el próximo cónclave y quizá, si dice algo, lo tomen a chirigota, como a Ravasi, el Eminente Imbécil, o a Baldisseri, el Impresentable Capelado.

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