El Papa no puede seguir aguantando tanta crítica de los suyos. Porque son los que van y los que aportan el dinero de lo que viven él y la Iglesia. Porque los otros ni van ni aportan. Y ahora ya algunos hasta le critican. Como el New York Times.
Francisco tiene que reconquistar a los católicos. Los otros no le sirven de nada y ya ve lo que le aportan. Y los turiferarios del Papa también deberían reconsiderarlo. Porque si obispos y cardenales se hacen odiosos a sus fieles lo llevan claro. Y sin necesidad de llegar al odio, que en casos se está produciendo, si pasan de ellos y se van de la Iglesia pues igual me da. Una catástrofe eclesial.
No sé lo que ocurrirá con la cruz de la última declaración de renta, yo la he puesto una vez más y desearía que no fuera la última. Pero como sigan desenganchándose quienes la ponen, la Iglesia española lo va a pasar muy mal. Pese a Francisco. O tal vez por culpa de Francisco. Hay que vender la mercancía a los compradores y no a quienes es seguro que no la van a comprar.
En Roma se ha derrumbado el techo de la iglesia de Coccopalmerio. No faltará quien piense que era lo propio.