Y ahora la de las religiosas (XI) (2018)

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Y ahora la de las religiosas (XI) (2018)

Del bloque que incluye a las que han sufrido una disminución entre el 30 y el 39%, más o menos, más bien más, una tercera parte de las que fueron, cabe decir lo mismo que del bloque anterior pero siendo más optimistas. Los fallecimientos también se han cebado con ellas, hay muchas religiosas mayores, pero han conseguido algunas vocaciones más con lo que la pérdida se ha atenuado. La muerte va a seguir disminuyéndolas pero si mantienen las vocaciones actuales la supervivencia será más larga. Y si lograran aumentarlas, aunque sólo fuera algo, todavía más.

Las que en esta entrada se relacionan, salvo las que sean ya escasísimas, no están en la situación desesperada o casi de las relacionadas en entradas anteriores. Si no se empeñan en el suicidio y si Dios echa una mano cabe la esperanza.

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39%: Agustinas Hermanas del Amparo, Carmelitas Misioneras Teresianas, Franciscanas de los Sagrados Corazones, Franciscanas Misioneras de María.

38%: Madres de los Desamparados y San José de la Montaña, Dominicas de la Enseñanza de la Inmaculada Concepción, Congregación de Santo Domingo.

37%: Religiosas de la Asunción, Hermanas de la Caridad de Santa Ana, Hijas de Jesús.

36%: Hermanas del Amor de Dios, Terciarias Franciscanas del Rebaño de María.

35%: Clarisas, Franciscanas de la Inmaculada Concepción.

34%: Apostólicas del Corazón de Jesús,

33%: Jerónimas, Dominicas de la Inmaculada Concepción, Misioneras Cruzadas de la Iglesia.

32%: Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza, Hermanitas de los Ancianos Desamparados.

31%: Capuchinas de la Madre del Divino Pastor, Compañía de Santa Teresa de Jesús, Hijas de María Auxiliadora (Salesianas), Misioneras Hijas del Corazón de María

30%: Esclavas de Cristo Rey, Siervas de Jesús de la Caridad, Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia.

Están en este grupo religiosas contemplativas tan emblemáticas como las clarisas, otras modelo de entrega a los más necesitados como las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, las Siervas de Jesús o las Hermanas de Santa Ana, las Salesianas tan meritorias en la enseñanza.

Afortunadamente casi todas en los niveles de disminución más bajos.

 

El 1 de enero de 2017 la situación sigue empeorando. Las religiosas de los Desamparados y San José de la Montaña y las de la Caridad de Santa Ana están ya en el escalón más alto. El 39% de disminución por lo que es más que probable que el año que viene las encontremos en el 40% o más. Y es posible que las acompañen las del Amor de Dios cuya casa fundacional, ampliada luego con el imponente palacio de Alcañices vi ayer en Toro.

Estos son los datos al comienzo del año pasado que al día de hoy, año y medio después , seguro que han empeorado en todas o casi todas.

-39%: Congregación de Santo Domingo, Filipenses Misioneras de la Enseñanza, Franciscanas de la Inmaculada Concepción, Carmelitas Misioneras Teresianas, Madres de los Desamparados y San José de la Montaña, Apostólicas del Corazón de Jesús, Hermanas de la Caridad de Santa Ana y Agustinas Hermanas del Amparo

-38%: Hermanas del Amor de Dios

-37%: Clarisas y Terciarias Franciscanas del Rebaño de María

-34%: Hermanas dela Presentación de la Virgen María, Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza, Capuchinas de la Madre del Divino Pastor y Jerónimas

-33%: Siervas de Jesús de la Caridad, Hermanitas de los Ancianos Desamparados, Identes, Misioneras Hijas del Corazón de María, Dominicas de la Inmaculada Concepción y Religiosas de la Asunción

-32%: Hijas de María Auxiliadora (Salesianas), Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia, Misioneras Cruzadas de la Iglesia y Compañía de Santa Teresa de Jesús

 

 

Comentarios
1 comentarios en “Y ahora la de las religiosas (XI) (2018)
  1. Aflicción y Alabanza

    Fray Simon Teller OP
    17 de Julio de 2018

    Hace poco conocí a un joven que me dijo: «Eres la primera persona que he conocido, de mi edad y que cree en Dios.»
    Con el creciente número de «nones,» de aquéllos que se identifican como quienes no tienen ninguna creencia religiosa, a muchos cristianos les preocupa que la fe se esté convirtiendo en una antigualla, una reliquia de una época fenecida. Hay un espíritu secularista que invade nuestra sociedad.
    En medio de la crisis religiosa de nuestra sociedad, ¿Qué tipo de esperanza podemos tener respecto al «futuro» de la fe?

    En el pasaje del Evangelio de la Misa de hoy, Jesús se enfrenta a un espíritu secularista similar, o cuanto menos carente de fe.
    Es el pasaje de los «ayes,» donde Nuestro Señor reprocha a las ciudades que fueron testigos de Sus grandes obras, y que, a pesar de todo, no se arrepintieron ni creyeron en el Evangelio.

    ¡Ay de tí, Corazaín! ¡Ay de tí, Bethsaida! Porque si las grandes obras hechas en vosotras, se hubieran realizado en Tiro y Sidón, ya se habrían arrepentido hace tiempo, cubiertas con el cilicio y la ceniza. (Mt 11,21).

    Pero en los versículos que siguen inmediatamente a este pasaje «de lamentación» (versículos que escucharemos en la Misa de mañana), Jesús hace algo extraño: Pasa directamente del reproche a la alabanza.

    Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas a los sabios y prudentes y las revelaste a los pequeñuelos. (Mt 11,25).

    Paradójicamente, frente a un pueblo infiel, Jesús alaba a Su Padre por Su poder revelador, y «estas cosas» que el Padre revela se refieren a nada menos que a la verdad sobre la identidad divina de Jesús.
    A pesar del aparente fracaso de Su predicación, Cristo se aparta de aquéllos que no creen y rehusan honrar a la Fuente de toda creencia: Su Padre celestial.
    En medio de lo que podría parecer una crisis religiosa, Jesús no pierde Su confianza en Dios, y los siguientes versículos nos dicen el porqué:

    Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar (Mt 11,27).

    Jesús tiene motivos para la alabanza esperanzada porque sabe que la fe no proviene del esfuerzo humano, sino de la generosidad divina: «Nadie conoce al Padre», excepto aquéllos a quienes Dios da el don revelador de la fe. De hecho, si no fuera por el amoroso don de la fe, todos seríamos iguales a los que lo niegan todo.
    Jesús elogia a Su Padre porque sabe que Dios tiene el poder de revelarse efectivamente a Sí mismo, sin importar cuán lamentables sean las circunstancias.

    El Dios todopoderoso, la fuente de toda fe, busca constantemente darse a conocer. Esta verdad nos invita a esperar y a traducir nuestra esperanza en alabanza.

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