Simplemente constatación de que sigo leyéndole y en el lugar donde le he leído siempre, y que hoy me encuentro con dos noticias muy importantes. La primera es que la biografía de Castellani, apasionante aunque truncada en su fuga de Manresa, que escribió Sebastián Randle, vaya desde aquí a Patricio, su padre, un enorme abrazo, es ya de libre acceso para todos los que quieran leerla. Wanderer facilita el enlace. Pues no se arrepentirá quien lo abra. A todos recomiendo la lectura de la media vida larga que Randle ha escrito de este jesuita genial, tal vez algo locoide, lúcido, brillante, inteligente, rompedor, católico, cantador de verdades sin pelos en la lengua, debelador de una Compañía de Jesús que comenzaba a descomponerse, también insoportable jesuita para mediocres autoridades de la orden… Pues eso es ya una gran noticia. Pero hay otra noticia que la complementa y que para mí, lector apasionado del relato de Randle y de los escritos de Castellani, en eso también, como en tantas otras cosas, coincido con mi admirado Juan Manuel de Prada, me parece también de muchísima importancia. Parece que ya está escrito el final de la truncada biografía que escribió, y tan bien, el hijo de mi queridísimo amigo. Los años de Calvario del ya exjesita argentino, aunque Calvario lo hubiera también en los anteriores. Nada sé del libro aunque parece, por lo que dice Wanderer, que está ya concluido. A nada que sea digno continuador de la primera parte escrita por Sebastián Randle tendremos por fin la biografía completa de un cura verdaderamente notable. De una de las inteligencias católicas más relevantes del siglo pasado. http://caminante-wanderer.blogspot.com.es/2015/04/castellani-para-todos-y-todas.html
Wanderer en La cigüeña de la torre. No es ninguna protesta, reivindicación ni otros pepinillos en vinagre. El genial P. Castellani
| 01 mayo, 2015
La redacción del 676 es muy confusa. Difícil de entender.
La Iglesia no puede jamás condenar el milenarismo defendido por tantos Padres Apostólicos, por la sencilla razón que muchos aprendieron a los pies de los Santos Apóstoles.
Un solo gran doctor – San Agustín- no puede imponer su opinión teológica a toda la Iglesia.
También es Doctor San Ireneo. Además Mártir.
Milenaristas:
San Ireneo (dice que recibido de San Juan). Doctor de la Iglesia
San Justino
Papías
San Policarpo
San Meliton
Epistola Bernabe
San Hipólito de Roma
Tertuliano
Escuela de Antioquia (Presidió San Pedro)
Metodio
San Ambrosio es ambiguo, pero defiende la doble resurrección.
El milenarismo condenado por la Iglesia es el carnal, craso o kiliasmo, según el cual los judíos, tras la Parusía, serán los que manden, con un gabinete o gobierno regido por Cristo. El mitigado también está codnenado, según el cual Cristo gobernará visiblemente en el reino, tras su Parusía. El que no puede estar condenado ni lo estará nunca es el espiritual, según el cual Cristo reinará corporalmente desde la eucaristía, espiritualmente, tras su Parusía, por la sencilla razón de que es lo que dice la literalidad de Apocalipsis XX, las Cartas de San Pablo, Ezequiel, Daniel, etc. y porque fue lo que enseñaron la mayoría de los padres de la Iglesia hasta el s. V. Lo que está condenado es el mileranismo pagano, el del comunismo, liberalismo, que cree que la Iglesia triunfará en el siglo, y traerá el Reino sobre la tierra sin Parusía ni venida de Cristo. Sólo la venida de Cristo instaurará el reino. Por lo tanto, la Iglesia fracasará, pero Cristo lo arreglará todo con su Venida.
Yo pienso, que si Dios permite un peligroso y confuso papado, antes ha preparado y proporcionado a la Iglesia el antídoto para vacunar sus fieles contra las enfermedades espirituales que de este puedan contagiarse. Es hora de repartir esa vacuna, y si la jerarquía fracasa en gran parte en ese deber, pues entonces es la hora de los laicos, en virtud de su dignidad y deber bautismal.
Me parece bastante sugestiva la idea, que para imunizar ante los erráticos pasos y mensajes de un Papa argentino, la Divina Providencia haya escogido tambien -y de forma privilegiada- a un teólogo argentino, decenios antes de que siquiera alguien pensaría posible ese devenir. Fué así el Padre Leonardo Castellani, el que escribió ya en 1966:
«Como ven, han entrado por todas partes los vientos de la herejía. Hay progresistas y tradicionalistas que tienen ideas religiosas enteramente inconciliables, incluso entre los cardenales; y también, posiblemente, entre los Papas, pues nada impide sea elegido un cardenal progresista como Papa.»
Sin embargo sigue muy difundida, aún entre católicos formados, incluso teológicamente formados, desde periodistas hasta obispos e incluso algunos cardinales, la idea de que el Espíritu Santo forzosamente les guiaría la mano a los cardinales en el cónclave, de manera que no podrían equivocarse con el candidato elegido. Esto implicaría últimamente, que el Papa elegido siempre sería el mejor candidato posible entre los cardenales y con ello automáticamente sería algo como el candidato del Espíritu Santo. Un tal privilegio prácticamente no permitiría oponerse a ninguna intención, intuición o plan del Romano Pontífice, por mas depravado que fuese a la luz de la razón y de la fe. Prácticamente llevaría a celebrar cualquier palabra emanada de su boca, festejar cualquier gesto obrado por él y venerar cualquier texto escrito por él, sin entrar previamente en consideraciones clásicas acerca de su categoría, valor y peso magisterial. ¿Y cuanto de estas actitudes papolátricas de impronta nominalista no estamos viendo a diario?
Contra estas insanas exageraciones ha dejado otro antídoto providencial el Papa antecesor, quien, siendo aún Prefecto de la CDF, respondió a la pregunta, de si él cree, que el Espíritu Santo contribuye en la elección de un Papa:
«Yo no diría en el sentido, de que el Espíritu Santo escoge el Papa de turno, pues aquí hay demasiadas evidencias en contra, pues por cierto había muchos, que el Espíritu Santo evidentemente no hubiera escogido. Pero que no suelta el asunto del todo de la mano, que nos deja, por decir, como un buen educador, andar de una rienda muy suelta, deja mucha libertad, pero no deja que se desconecte completamente, eso sí lo diría. Esto debería entenderse entonces en un sentido mucho más amplio y no así, que Él dijera, que a este Uds. tienen que elegir ahora. Sin embargo solo permite lo que no pueda destruir la causa del todo» (Entrevista con August Everding, del canal radiotelevisivo de Baviera, 1998, http://ratzinger-papst-benedikt-stiftung.de/downloads/Ratzinger-Everding.pdf).
Así Leonardo Castellani y Joseph Ratzinger nos abren conjuntamente nuestros ojos, para poder ver muy realista la posibilidad, de que tengamos un Papa profundamente contagiado por las ideas del progresismo y deseoso de contagiar a la Iglesia entera con esas ideas tan nocivas, que él adjudica al «dios de las sorpresas» y le gusta llamarlas «novedades del Espíritu Santo».
Creo que, aunque respeto mucho a Castellani, eso no significa que no haya que leerle con precaución. Castellani fue defensor del milenarismo, doctrina que, aunque no haya sido declarada formalmente herética, sí tiene sacada, digamos, la tarjeta amarilla por parte del Magisterio de la Iglesia. Y al defender el milenarismo, faltó gravemente a la verdad al decir que era aceptado de modo unánime por los Padres de la Iglesia hasta San Agustín y ocultar, primero, que el mismo San Justino admitía que en su época era doctrina muy polémica y que muchos buenos cristianos la rechazaban, y segundo, que el motivo principal por el que el Apocalipsis tardó mucho tiempo en ser aceptado como canónico en Occidente (no así en Oriente) fue precisamente que parecía avalar las tesis milenaristas.
Del mismo libro.
[…] A esas predicciones pertenecen las cuatro apariciones de la Virgen que hemos reseñado, las cuales hablan simplemente de castigos y ellos más rigurosos cada vez -porque han predicho dos guerras y ahora predicen un castigo mayor. Conchita de Garabandal ha hablado incluso de “los últimos tiempos” más de una vez. Parece más conforme con la profecía por excelencia que tenemos, o sea, el Apokalypsis.
El Apokalypsis
El Apokalypsis es el tenor o módulo de todas las profecías privadas; si ellas no lo confirman deben por lo menos no contradecirlo. De las profecías canónicas es la principal, si se exceptúa quizás la del mismo Cristo, en el capitulo XXIV de San Mateo. Todas las profecías canonícas, Nuevo y Viejo Testamento, tienen por objeto principal la Parusía o sea la Segunda Venida de «nuestro Rey Cristo”, como dice Rubén Darío; el cual escribió una oda a esa Segunda Venida, poniendo en verso el “Ven Señor Jesus” que cierra el Apokalypsis:
Oh, Señor Jesucristo, ¿por que tardas, que esperas,
para tender tu mano de luz sobre las fieras
y hacer brillar al sol las divinas banderas?
[…]
Ven, Señor, a vengar la gloria de Ti mismo.
Ven con temblor de estrellas y horror de cataclismo.
Ven a traer amor y paz sobre el abismo.
No es extraño que todos los pensadores católicos de todos los tiempos se hayan ocupado de la Parusía, también los de nuestro tiempo. Me atrevo a decir que todos los pensadores religiosos del último siglo han escrito sobre el retomo de Cristo, y la mayor parte de ellos han sentido el estremecimiento de su proximidad; estremecimiento de esperanza más que de temor. “De
profundis clamavi ad te, domine.” La razón de este estremecimiento es que los signos se cumplen, parecerían estar cumpliéndose, por ejemplo:
Iº) Los judíos, pueblo asocial (como lo creían) dispersados por todo el mundo, han constituido un Estado Nacional, que si no incluye a todos los judíos, es ya un núcleo fijo; y el profeta Daniel, al fin de la profecía de las siete semanas, dice que Jerusalén será devastada por un príncipe y un ejército extranjero (como de hecho lo fue) y la devastación durara hasta que el mismo devastador sea devastado; es decir, los romanos que devastaron Jerusalén tienen que caer en decadencia al final, y, ser devastados a su vez.
[…] San Lucas dice literalmente que “Jerusalén será destruido, los judíos llevados en cautividad por todo el mundo» y que esa dispersión durara hasta que llegue “el tiempo del juicio de las naciones”; o sea, hasta que el devastador sea devastado; o sea, hasta que venga el juicio final o la Parusía.
2º) Otro ejemplo: se han hecho posibles las cosas desmesuradas que están al fin del Apokalypsis y los exegetas antiguos daban por imposibles. Es posible hoy día destruir una ciudad entera en una hora, como dice tres veces el Apokalypsis de la “Babilonia.» Y los prodigios del Anticristo han sido hechos posibles por la ciencia. El Apokalypsis menciona dos prodigios del Anticristo: hacer llover fuego del cielo sobre sus enemigos, hablar al mundo por medio de su imagen animada. Ambos son hechos posibles hoy día por la bomba nuclear y la Televisión.
La unificación del mundo, del cual ha de ser emperador el Anticristo por tres y medio anos, también se ha vuelto posible; mas aun; deseada y buscada: hay un partido en EE. UU., en Canadá y en Inglaterra, constituido para unificar al mundo, hacer desaparecer a las naciones y todos los limites, y hacer una sola gran nación del mundo entero. Le llaman los oneworlders.
El ejercito de 200 millones de hombres que los antiguos, y aun el Padre Hallo, hoy día, creen imposible, y una mera alegoría, hoy solamente la China apretada un poco lo puede suministrar. Y la China con Rusia, o con Japón o con la India, fácilmente y sin aprieto alguno.
Los monstruosos caballos de metal que arrojan fuego, son un retrato simbólico pero exacto de los tanques de guerra, infantería motorizada: esos caballos color Jacinto que describe San Juan -que es el color del acero- y que arrojan fuego y humo y muerte por las bocas y por las colas, matando la tercera parte de la humanidad o por lo menos la tercera parte del gran ejercito de 200 millones de hombres. Los antiguos decían no puede ser, son demonios, son un ejército de 200 millones de demonios (!) y esto también dice el padre Hallo, que es un modernísimo racionalista, interprete escéptico del Apokalypsis; sin embargo al llegar acá dice que es un ejército de demonios.
Y hoy es perfectamente posible que un ejército de hombres sea así, porque en la guerra ha desaparecido la caballería montada: la caballería es infantería motorizada; y San Juan dice que son 200 millones de caballería, y describe los caballos que son de metal y arrojan fuego y azufre, humo y muerte, por la cabeza y las colas; y esos son los tanques artillados, exactamente.
Pero el peor signo es la apostasía universal, que no solo es posible, sino que cunde hoy día. Hasta en la misma Iglesia, como saben, ha entrado la confusión. Hace solamente dos días un sacerdote me dijo que él no cree más en la Iglesia Católica, esta; él cree en la que va a venir: un sacerdote que dice la misa y predica todos los días.
Y hoy me mandaron de la librería Lohie una propaganda de un libro de un padre agustino, Robert Adolfs, que se titula La Iglesia es algo distinto; y la propaganda de ese libro, que no se si será exacta o invención del editor, dice más o menos lo siguiente: la Iglesia hoy día pasa por una crisis espantosa, porque antes -dice- teníamos una tradición fija a la cual se apegaban los católicos, y ahora resulta que toda esa tradición antigua era equivocada. Todo eso debe ser clausurado, todo eso ha claudicado, y por lo tanto naturalmente hay una gran crisis; pero tenemos que esperar la formación de la nueva Iglesia que ahora se viene, y “es una cosa distinta”. ¿Distinta de quien?
Que no vaya a ser tan distinto que venga a ser la Iglesia del Anticristo. Como ven, han entrado por todas partes los vientos de la herejía. Hay progresistas y tradicionalistas que tienen ideas religiosas enteramente inconciliables, incluso entre los cardenales; y también, posiblemente, entre los Papas, pues nada impide sea elegido un cardenal progresista como Papa.
Si todo esto es así, lo único que queda por decir es: Dios nos pille confesados. Yo no lo voy a ver, pero por las dudas me conviene mantenerme confesado.
Del libro «Cristo, ¿vuelve o no vuelve?» de Castellani.
Garabandal
Actualmente han llegado a la Argentina y están siendo difundidas las noticias de las visiones de Garabandal, pequeña aldea del norte de España, provincia de Santander. Desde hace ya cinco anos, cuatro niñitas que tienen ahora 16 y 17 anos, anuncian que tienen comunicaciones de Maria Santísima mediante una especie de éxtasis o arrobamiento -que si es visible, la Virgen no es visible- muy sorprendente por cierto, prodigioso en realidad, dicen los médicos. Se han producido portentos en Garabandal, curaciones y conversiones; y el “milagro de la forma”, en que una hostia apareció sobre la lengua de Concepción, la mayor, que había anunciado ella misma ese milagro 15 días antes, diciendo el día y la hora. El cual milagro fue visto por muchos testigos, y fotografiado.
El mensaje es parecido a los anteriores; penitencias y oraciones, visitas al Santísimo, los malos sacerdotes que arrastran a la perdición a muchos, después viene un gran castigo. Hay en él, empero, una cosa singular y muy notable. La mayor de las niñas anuncio de parte de la Virgen un gran milagro, que confirmaría esas visiones. Sería conocido en todo el mundo y visto por el Papa y sería el último aviso de Dios, La vidente anunciaría ese milagro con ocho días de anticipación y dijo que acontecería pronto. Por lo tanto, no hay más que esperar. Es la prueba de fuego de esas visiones. El mensaje, y en general todo lo que dicen las pequeñas, es bueno y santo. A mí me dio devoción leer el libro del aragonés Sánchez-Ventura y Pascual sobre Garabandal, y decidí aumentar mis misas y mis rosarios, en lo posible. (Estigmatizados y Apariciones, 2ª edición, Zaragoza, con aprobación eclesiástica. Hay un libro anterior del mismo amor, Las apariciones no son un mito, Zaragoza 1964, dedicado todo a Garabandal).
Pero la jerarquía eclesiástica española, con pocas excepciones, se muestra muy severa y aun adversa a estas apariciones; lo cual, por lo demás, ha sido común a todas las otras.
Y este peru-culo…de que va?
Hijo, circula. Pathetic cigüeña que no alza el vuelo