Una mujer transexual , con barba y voz varonil, «casada» o juntada con un varón homosexual, esperan un hijo. De los dos. O eso parece.
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Pues natural. Porque una cosa es la naturaleza y otra la legislación y hasta las apariencias. Si a un «hombre», de aspecto, que conserva sus órganos femeninos, otro hombre real hace «eso» por el sitio indicado pues ocurre lo que tiene que ocurrir. No voy a entrar en disquisiciones sobre agujeros. Pero es evidente que unos tienen consecuencias y otros no.
No siento la menor alegría por el nacimiento de esa criatura que creo va a nacer con un mañana complicado. Por distinto de los niños que nacen de hombre y mujer no sólo aparentes. Aunque el caso sea también de hombre y mujer aunque no aparentes. Por supuesto que deseo su nacimiento aunque tal vez sea una notable fuente de ingresos para sus progenitores. Lo que de verdad acredita, pese a quien pese, sea una la fuente o sean cien, es que los niños nacen de hombre y mujer y no de hombre y hombre o de mujer y mujer. Al menos de momento. Y seguramente será siempre. Aunque se busquen sucedáneos o alternativas. Por muy legales que sean.
La noticia, para mí triste, y mis tristezas me las administro yo, creo que en cambio supone la confirmación de lo que es natural. Contra toda apariencia.
Nos meterán en la cárcel por decir verdades científicas y, si no, al tiempo.De hecho, ya lo están intentando y ya hacen leyes para ello (como las de la diabólica Cien-fuentes envenenadas de azufre).En unos años, decir que un triángulo, un cocodrilo y un filatélico son distintos y distantes nos traerá la muerte social.Y estos que hacen esto (me refiero a los «progres») son los que dicen que la fe en «anticientífica».Mucha razón tenía Dostoyevski cuando afirmaba: «Si Dios no existe, está todo permitido».
Por mucho hormonamiento y cirujía destructiva que se apliquen la naturaleza improntada por Dios es permanente.
La dupla cromosómica del par 23 XX para ellas y XY para nosotros no la altera ni el tato.
El pobre crío al menos tendrá el consuelo de no tener que trabajar para ganarse la vida, le bastará con mostrar a sus progenitores como fenómenos de feria.
Si señor, amigo Echenique.
Pero es que vivimos unos tiempos que convierten en hermanitas de la Caridad a Calígula, su caballo y toda la depravación del Imperio Romano.
Esa madre sigue siendo mujer, por mucho que se empeñe en lo contrario. La naturaleza es tozuda, por mucho que la legislación se empeñe en cambiarla y engañarnos tratándonos de convencer que es un hombre. Útero y vagina han reivindicado sus fueros.