| 06 mayo, 2015
Y lo peor es que con toda razón: http://germinansgerminabit.blogspot.com.es/2015/05/vives-engatusando-parolin-como-hace-25.html Si eso, como se dice, llega a Barcelona, lasciate ogni speranza. Será la puntilla a una diócesis agonizante. Y hará no bueno sino buenísimo al cardenal Sistach. No me exytañaría, pasado algún tiempo, este titular en Germinans: ¡Vuelve, Sistach, vuelve!
Más que repaso yo diría que lo pone como chupa de dómine y seguramente con toda razón.
Si el card Parolín se deja engatusar habría que pensar que el Vaticano ya no es lo que era. Si lo nombran para Barcelona será por otras razones, no porque el card haya caido en sus redes.
Sólo se me ocurre rezar.
Con esa trayectoria no es raro que Vives, copríncipe del paraíso fiscal andorrano, sea el candidato del Opus para Barcelona.
A ver, a ver, Juan María Vianney: el cardenal Carles se llamaba Ricardo María. Ninguno de los obispos auxiliares que le nombraron se llamaba (Carrera y Tena han fallecido) ni se llama así. Ni Martínez Sistach, que «heredó» del cardenal Jubany, aunque por poco tiempo, ya que fue trasladado a Tortosa. Ni Capmany, también «heredado» de su antecesor, quien a su vez lo «heredó» de don Marcelo, aunque en este caso presentó y le aceptaron la dimisión en 1991 porque su cargo de director nacional de las OMP le obligaba a residir en Madrid.
Le causaron mucho daño porque no supo elegir a sus colaboradores, en primer lugar, y porque se lo dejó causar, en segundo .Carles no quiso ni pudo ni supo gobernar la archidiócesis, por su preocupante falta de carácter y por la nula visión de aquellos a los que escogió como colaboradores.Si le pidieron perdón, a buenas horas mangas verdes.Primero jodemos una diócesis y luego lloramos por lo que hemos jorobado.Carles rayó a muy poca altura.Sus colaboradores fueron de vuelo menos que gallináceo y, algunos, verdaderas plagas de Egipto.El tal Vives es un tipo nauseabundo, lo cual no hace bueno a Carles, pero es lo que hay.
Me cuentan que en el lecho de muerte del cardenal Carles pasaron todos sus auxiliares, algunos verdaderamente conmovidos, a pedirle perdón por tanto daño causado. Todos menos uno de igual nombre que desconoce el juicio de Dios.