Unas hermosas décimas al niño mártir cristero

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Que desde hoy es santo. Aún no había cumplido quince años. Todos los mártires deberían ser memoria permanente de los católicos. Y la gloriosísima gesta cristera, más. Hay guerras gratas a Dios porque por Él se libraban. Y por Él morían. Hasta niños o casi niños. Como éste.

Toda guerra teóricamente es un mal. Pero no pocas fueron necesarias y hasta combatidas por Dios. Estoy seguro, en lo que cabe a la inteligencia humana interpretar la voluntad de Dios, que Él miró desde su trono infinito con amor no pocas de ellas. En nuestra patria desde Covadonga. La reconquista, Mülberg, Lepanto, el 1808… Y la liberación de Viena, la Vendée…En unas ganó la causa de Dios y en otras se vio derrotada. ¿Qué sabemos nosotros? Pero estoy seguro, en lo que cabe de seguridad al raciocinio humano, que Dios no fue contrario a quienes querían defenderle incluso a costa de sus vidas. Niñas incluso. Y además, en la mayoría de los casos, periféricas. De personas que no tenían nada más que su vida y su fe. Y se la ofrecían a Dios. A cambio de nada. O de mucho. Del cielo. Y no miro a nadie. O si miro me lo callo.

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La epopeya cristera me parece uno de los hechos más hermosos de la historia de la Iglesia. Hoy me encuentro con unas décimas en honor de un niño mártir en aquello.

Os las reproduzco. Ese es nuestro pasado y nuestro catolicismo. No Lutero.

P. Javier Olivera Ravasi

¿Quién fue heroica ligadura
entre fusil y poema,
entre rubí de diadema
y una frente prematura?
¿Quién paradoja y costura
de dos humanas fronteras?
Esas manos tempraneras
encumbraron estandarte
y se volvieron baluarte
de las entrañas cristeras.

Fue José Sánchez del Río
-de Michoacán, sahuayense-
clarín y juglar castrense;
niño en años, hombre en brío.
(Le parece un desvarío
a la gente indiferente
que vida tan incipiente
se trunque por un delirio,
no comprenden el martirio
de su amor intransigente).

Vida de juego y encanto
flor de harina su inocencia
grabado de providencia
en pliegos de risa y llanto.
Sobre su pecho un quebranto
rayaba la nueva aurora,
su savia apenas aflora
y ya irrumpe el infinito
con la plegaria de un grito
tras su pena redentora.

Animaba el campamento
su voz aguda, señera,
un rosario por hilera
le desgranaba el aliento.
La Fe quemaba su acento
como lumbre de candela,
tesón y metal de espuela
contra el blasfemo enemigo.
Acabó siendo testigo
por soldado y centinela.

Trenzado firme el Destino
apeó su temple inmortal
cuando salvó al general
inerme ante el asesino…
Designio angosto y divino
prestó su caballería,
rezumaba de porfía
por aquel cielo añorado
que se ha rasgado el costado
para calmar su agonía.

Sangre nupcial tu alabanza
por febrero sembradío,
San José Sánchez del Río
tierra y sudor de labranza.
Hora de Dios que te alcanza
con puñales inhumanos
rogando por tus hermanos
en ese cruento calvario;
callado como un sagrario
todo México en tus manos.

Lobreguez, miedo y tristeza
declinan en su letargo,
bebiste el cáliz amargo
por una dulce promesa.
Gloria de Cruz tu grandeza
traza victoria el suplicio,
se yergue un nuevo Tarsicio
sobre la faz de esta grey…
Vitoreando a Cristo Rey
a los pies del Sacrificio.

«Niño en años, hombre en brío», así era tu existir y fue  tu morir. «Vitoreando a Cristo Rey a los pies del sacrificio». Dios haga que los niños de hoy lleguen a ser remedo tuyo. Y que los padres y los curas de hoy hagan niños como tú: San José Sánchez del Río.

Las décimas las tomo del Blog Que no te la cuenten.

 

Comentarios
3 comentarios en “Unas hermosas décimas al niño mártir cristero
  1. Preciosas décimas en honor de un mártir que, sin más que pensar en su edad, ya conmueve el corazón.
    La gesta cristera me parece un momento sublime en la historia de la Iglesia. Y los tristes arreglos con que concluyó un trágico error de los obispos que los negociaron. El pueblo creyente mejicano dio un verdadero testimonio de fe, al grito inmortal de ¡Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe! Que Dios bendiga a ese pueblo y haga fructificar copiosamente la sangre de tantos mártires.

  2. Además un martirio heroico. Todos lo son, pero algunos más que otros y más que este pocos.

    Supongo que los verdugos, como todos, estaban en la ignorancia, pero los que nadaban no eran ignorantes.

    Que él que está cerca de Dios interceda por nosotros y por toda la Iglesia, que buena falta nos hace.

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