Una vez más: nadie

Es lo que hay: ciertos tics «puristas» que pretenden ahuyentar a los propios por una suerte de vergüenza. Estoy seguro de que al círculo de Francisco les parece mejor que haya muchas calvas en las audiencias. El segundo nivel es que, creo que incluso las provocan ellos de forma consciente. Estos timoneles de dársena están más a gusto con los dicharacheros (toda esta suerte de saltimbanquis modernos, LGTBI, gays, pansexual, intersexual, homosexual, transexual, género fluido, comunistas, ecolo-jetas, feminazis y demás barbaridades a la que nos ha llevado el populismo de vía estrecha). Mucho mejor acompañado de toda esta recua que con los seguidores de Cristo de toda la vida que están un poco anticuados y hay que despreciarlos, ningunearlos, reprenderles para que abandonen solos el barco antes de que haya que echarlos. La perestroika del argentino cuenta chistes malos. No hay nada de qué extrañarse. Si, además, los grupos humanos se rigen por ideas que van en racimo. Es como las cerezas, si coges una, las tomas todas. Si cambias el racimo y te inclinas al desvarío, más desvaríos se unen para conformar la «nueva realidad», en este caso, eclesial. En ese puré estamos. La Iglesia ha dejado de sentirse referencia y como autoridad moral en el mundo del declives de las ideologías y estos empanados de ahora creen que deben venderse al mejor postor y ofrecer lo mismo que ofrecen los demás populismos sin alma. La cuestión es que la Iglesia sí tiene alma, sí cuenta con valores ancestrales. Pero ni ella misma se lo cree y no la respetan porque no se respeta. Se presenta a la subasta y en la puja pierde su alma.

el patético show circense del porteño bergoglio, el comediante numero uno del vaticano, se esta quedando sin publico, que pesar!