Una omelladita más

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Presidente de la Conferencia Episcopal: «Las cifras extrapoladas por algunos medios son mentira y tienen intención de engañar»

Si es que el tonto nace tonto, vive tonto y muere tonto,

Debería haberse querellado por presunto, utilicemos el lenguaje oficial, delito de odio.

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En mi opinión manifiesto; 440.000

Y con todos los inmensos medios del Estado no llegaron a 500.

Pues eso, otra omelladita más.

Cuanto antes le manden a hacer puñetas, perdón, quiero decir a su casa, eso habrá ganado la Iglesia española.

https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=47829

 

 

Comentarios
5 comentarios en “Una omelladita más
  1. No es tarea del Defensor del Pueblo hacer de fiscal ni de juez. Si lo hace, debe investigar todos los abusos, no solo los que le convengan a él. Por último: el señor Gabilondo fue fraile, es decir, formó parte de los acusados o, al menos, del mismo gremio. ¿Actúa por resentimiento? ¿Por qué el Entero Impopular, Entimp, votó a favor del nombramiento de este ñor para ese cargo, una vez conocido su sectarismo?

  2. Cuando no se tienen las ideas claras pasa eso. Que te engañan como a un tonto. A Omella, el socialista Illa le engañó como a un chino en su propia casa, donde lo recibió en mangas de camisa. El cardenal en mangas de camisa. La idea de Illa era clara: acallar a la Conferencia Episcopal para que no se pronunciara ni contra el abuso socialista en la pandemia, ni criticara las leyes del aborto a plazos y la de eugenesia. Y echaron unos vinos en la casa del cardenal. A Omella Puigdemont le tomó la talla y lo abroncó en la misma sacristía. Se trataba de impedir que Omella se pronunciara sobre la persecución en Cataluña de los no secesionistas, de obligarle a callar en la ley de la inmersión contra los derechos de los niños y de contar con su silencio, sino con su apoyo, en el referendum que se avecinaba.

    Los socialistas pusieron a un ex-corazonista autor de libros religiosos en su etapa de religioso, Gabilondo, de defensor del pueblo. NO para defender al pueblo, sino para defender y salir en auxilio del gobierno socialista. Gabilondo que era ministro de educación no se le ocurrió pedir quitarle el título de falso doctor a Sánchez. Y eso que había sido rector. El sectarismo de Gabilondo, quien ha confesado que ya no cree en Dios, se veía venir en su inquina contra la Iglesia. Si Omella hubiera leído algo, si hubiera preguntado a quien sabe, habría saltado como un resorte cuando ocurrió la jugada de El País en compadreo con Sánchez: a la Iglesia no sólo acallarla, sino avergonzarla. Y ahora ya es tarde. Ahora Omella ha cumplido la labor que Illa-El País-Sánchez le habían marcado. El colmo de su patanería y servidumbre socialista fue la presentación en la Embajada de Roma de un libro sobre el político anticristiano, instigador de la mayor persecución religiosa, embutido en su faldón masónico: Fernando de los Ríos. La ignorancia mezclada con la necedad da esos resultados. ?De qué se asombra ahora?

    1. Por cierto, en los dossiers que ha manejado Gabilondo aparecen con nombres y apellidos centros corazonistas. ¿Por qué no los denunció entonces? Era ya miembro hecho y derecho de la Institución Religiosa. ¿Colaboró él en el encubrimiento? No consta que se rebelara. Omella tendría que conocer mejor el paño. Ser más inteligente y ver las verdaderas intenciones de cada actor en esta farsa. O dimitir, porque el cargo le viene muy ancho. Demasiado ancho.

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