UNA MADRE SINODAL
En nuestra Santa Madre Iglesia hoy, suceden cosas cada vez más raras y así me entero de la existencia de una extraña madre sinodal, de este “caminar juntos”, aunque con ella, no daría yo solo paso, en salvaguardia de mi orden mental, base del orden moral.
Esta sino dista se llama Cristina Inogés Sánz y es la teóloga de referencia del cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona. Ella, ha sido invitada a disertar por cuatro obispos españoles en sus diócesis respectivas.
Además, es una madre sinodal designada por sus antecedentes para “hacer lío”. Ya lo escribimos una vez: errar es humano, perseverar en el error es bergogliano.
Ya en las tragedias tebanas de Sófocles, nos encontramos ante el problema de un grave error político, cuando el tirano Creón se ensaña contra un muerto y recibe la sensata advertencia: es humano cometer errores, pero es propio de un hombre cabal reconocerlos y enmendarlos: ¡ríndete ante un muerto! La obstinación en el error es signo de estupidez. (cito de memoria porque el libro lo tiene mi hija Paz).
Pero Creón era un insensato, soberbio y al no arrepentirse se lanzaron contra él las Erinias, esas furias infernales que aparecen en el infierno dantesco, que castigaron su hybris, su desmesura y lo pusieron en órbita cuando tuvo que pagar con sangre de su sangre y carne de su carne, con la muerte de su hijo, novio de Antígona.
Como creo que Francisco no tiene hijos no puedo imaginarme cómo ni cual será el castigo, pero el error es análogo. Un tirano contemporáneo clerical del Vaticano, emula al déspota griego de la antigua Tebas.
Y ¿cuál es el error de Francisco? Designar como sinodal a una teóloga formada en una universidad protestante que “desea que la Iglesia acepte la homosexualidad, la bendiga y deje de considerar sus actos como pecaminosos”.
Para satisfacer a esta teóloga, debería derogarse la Epístola a los Romanos de san Pablo, que forma parte de las Sagradas Escrituras, la cual respecto a la homosexualidad, textualmente dice: los hombres “se ofuscaron en sus pensamientos y su insensato corazón se entenebreció… Por eso, Dios los entregó a las apetencias de su corazón hasta una impureza tal, que deshonraron entre sí sus cuerpos, a ellos que cambiaron la verdad de Dios por la mentira… Por eso Dios los entregó a pasiones infames; pues sus mujeres invirtieron sus relaciones naturales por otras contra la naturaleza; igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los unos con los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío” (1, 21/27).
Esta partidaria del sacerdocio femenino, según un agudo lector, “vomita sus herejías”, pero, en este mundo al revés, parece que esos vómitos son tan sabrosos que rematan en tan importante designación; ella siempre está al encuentro del “espíritu del mundo”, enemigo del Espíritu Santo.
Pero quiero hacer un breve resumen de términos usados en la carta, en la cual, el apóstol de los gentiles habla de pensamientos ofuscados, corazón entenebrecido, pasiones infames, deshonra de los cuerpos, cambio de la verdad por la mentira, inversión de relaciones naturales, extravío.
Esta es la doctrina de la Iglesia de siempre, hoy repudiada en los hechos por Francisco, a través de sus designaciones, amistades, promociones y normativas.
La opción es clara y no existen medias tintas ni terceras posiciones: con san Pablo y dos milenios de la Iglesia o con Francisco que puebla los cargos con invertidos, puercos “culatoni” y yerbas análogas. Les pido a todos los que reciben estas notas y optan por el papa argentino, me lo hagan saber, para eliminarlos de la lista por razones higiénicas.
Pero hoy “La Nación” diario, contribuye a esta nota con generosidad y nos muestra con tres páginas donde y con quién se encuentra su corazón: ha muerto Juan José Sebrelli (1930-2024), “El gran intelectual que nadó siempre contra la corriente” afirma en la tapa. En el interior le dedica tres páginas: un artículo de Daniel Gigena, con el sub título: “En setenta años de trayectoria, el ensayista fue un lector ávido, un antiperonista acérrimo y un incansable polemista”, otro de Jorge Fernández Díaz: “La perturbadora lucidez de un filósofo de alto nivel y politólogo sagaz” y un tercero de Marcelo Gioffré, “Despedida a un héroe de nuestro tiempo”.
En el de Gigena se destaca que el difunto era “liberal de izquierda y pionero en la lucha por los derechos de los homosexuales”; que pidió ser cremado y que sus cenizas se esparcieran en su barrio.
No concluyó sus estudios universitarios y se quejaba porque las aulas estuviesen “copadas por los curas” durante el primer peronismo.
En 1971, fundó el Frente de Liberación Homosexual y durante el régimen militar daba clases en su casa. Disfrutaba con la vida oculta de las estaciones ferroviarias, “con lumpenes, prostitutas y homosexuales”. Aclaro que “lumpen” es el sector más bajo del proletariado. Según el ministro de cultura de Macri, Pablo Avelluto, “fue un intelectual único e irrepetible”.
En el artículo de Fernández Díaz aflora el resentimiento de Sebrelli, a quien “le encantaban las humillaciones que operaba el régimen justicialista sobre las damas de abolengo, el hostigamiento al Jockey Club, la degradación laboral de Borges, la desfachatez de Evita, los discursos incendiarios de Perón… y la quema de las iglesias”, todo a pesar de su anti peronismo.
Se desilusionó del maoísmo después de un viaje a China, al revés del arzobispo Sánchez Sorondo. Calificó a los montoneros como “fascistas de izquierda”. Se complacía en criticar a Bergoglio y al obispado peronista que él armó en el país.
El albacea Gioffré en su dolido artículo, lo califica “el mayor ensayista argentino y como un socialdemócrata a la europea“ y recuerda un dicho verdadero: “cuando uno envejece, el mundo se despuebla”. Según el articulista: “Se va el más grande”.
Hace poco murió un viejo amigo y lo despedí con un aviso que decía: + Juan Luis Gallardo. Los Montejano lo despiden con una oración. Costo $75.000. ¿Cuánto costarán tres páginas? Incalculable, pero sirve para probar lo que mueven los gays.
Pero ningún comentarista dice que el difunto era un enemigo de Dios, ni alude a su panfleto “Dios en el laberinto” (Sudamericana, Buenos Aires, 2016). Su crítica de J. C. Jesús Cardinali, rechazada por la revista “Criterio”, por temor al poder gay, se publicó en la revista “Gladius”, Buenos Aires, n°108, sostiene que “el núcleo de la obra es contra la Iglesia y los cristianos”.
Según Cardinali, el libro tiene dos partes y mejora en la segunda, donde “desaparecieron los homosexuales, los sodomizados, la burla, los cuchilleos, los agravios y los errores. Ahora parece un libro de divulgación”.
Reitero la opción y me quedo con san Pablo, las Sagradas Escrituras y la Iglesia de siempre.
Buenos Aires, noviembre 2 de 2024. Bernardino Montejano
Y en el Levítico hay palabras tremendas (en su sentido latino: terroríficas) contra la sodomía. ¿Qué Biblia leen estos que se dicen católicos? ¿Una expurgada? En la que yo leo está todo con términos de extrema dureza. La gente buenista habla de la infinita misericordia de Dios, pero olvida un detalle: misericordia no es idiotez. Dios es misericordioso, pero de bobo no tiene nada y nos hará pagar una por una nuestras abominaciones.