Una entrevista al arzobispo de Sevilla

He dicho que perfecto solo es Dios. El arzobispo de Sevilla, como todos, comete errores. Unos más graves y otros menos. O nada. La fotografía no tiene la menor importancia. Si unos curas con sotana se quieren fotografiar con el seguro que no los rechaza. Y tampoco rechazó hacerlo con los de la «histórica visita».
El traslado de la restos de Queipo fue muy distinto que el de los de Franco. Ni uno ni otro de sublevaron por motivos religiosos aunque sea ciertisimo que con su sublevación salvaron a la Iglesia del exterminio. Y la de Queipo en Sevilla a la imagen y a la iglesia de la Macarena. Y a todas las demás. La Basílica del Valle se oponía al desenterramiento de Franco mientras que la Cofradía de la Macarena reclamaba el de Queipo. Y Franco se quiso siempre un gobernante católico y un fiel practicante. Y la Iglesia lo distinguió como tal mientras que a Queipo nadie le tenía por la representación del militar católico por excelencia. Esto no quiere decir que Franco no tuviera defectos, como todos el mundo, Papas incluidos. Solo quiero decir que no me parecen casos iguales. Y tampoco Osoro y Saiz Meneses.
Por último no del cartel. A mí me pareció inpresebtable y asi lo manifesté varias veces. El arzobispo, por motivos que desconozco, y seguro que algunos tendrá, secudió no manifestarse, No lo aprobó, se calló. No me parece un acierto, puedo eaqivovrme en mi parecer, pero desde luego tampoco me parece motivo para arrojarle de la comunión de los santos ni mucho menos.
Creo que es un error gravísimo pretender que un obispo coincida en todo con las opiniones personales de uno y caso de que no sea así prácticamente echarle de la Iglesia. Porque eso no sería una Iglesia sino una secta impresentable.
Esa es mi opinión. Los hay que tienen otra. Yo no pretendo que la mía sea la católica ni imponersela a nadie. Digo la católica, no católica porque eso sí me lo parece. Y lo mismo digo de aquellos de quienes disiento. Y del arzobispo de Sevilla. Que sin la menor duda es un arzobispo católico, aunque en alguna ocasión pueda no estar acertado.
Y ojalá algunos obispos españoles fueran por lo menos como él. Tendríamos un episcopado bastante mejor. Aunque con errores. Inevitables en el ser humano.