Recibo muchos correos a los que procuro contestar y que permiten muchas de las noticias del Blog. Este, que os transcribo, me parece que refleja bien la situación de muchos pueblos de Castilla-León y de otras muchas regiones de España: Aragón, alguna diócesis de Galicia… En otras partes de la geografía hispana hay pueblos, con más o menos habitantes pero casi todos de alguna entidad, que permiten que un cura se ocupe de ellos o de dos o tres. En el Alto Aragón, Castilla-León, mi Galicia natal, Asturias, Cantabria… las parroquias son numerosísimas y las hay de veinte, diez o cinco habitantes. Burgos tiene 1.000 parroquias, Mondoñedo-Ferrol más de cuatrocientas, Oviedo más de novecientas, Jaca casi 200, Barbastro-Monzón, 250, Segovia más de trescientas, Santiago más de mil… Y muchas de esas diócesis con escaso o escasísimo clero. Es imposible la atención normal a las mismas. En no pocas de ellas no hay ni misa todos los domingos. Sustituida por una Liturgia de la Palabra en ocasiones penosa aunque en otras muy meritoria.
Cierto que el buen cura se multiplica y el malo casi está de más. Los hay de una y otra clase. Además los escasísimos residentes, al menos salvo en julio y agosto, son ancianos sin medios de traslado a la población con misa más cercana. ¿Soluciones? Muy difíciles. Animar al cura vago o mercenario que suele ser tarea imposible. Formar a los laicos o religiosas para que el sucedáneo de la Palabra sea lo mejor posible. Que el clero más abundante de una diócesis próxima supla alguna de las múltiples carencias al menos un sábado o domingo al mes, que los curiales, no pocos ya lo hacen, asuman parroquias perdidas… Con los religiosos se puede contar poco pues cada vez son menos y mayores.
La misa sin duda es lo más importante pero hay mucho más que eso. No diré que la catequesis de los niños porque no hay niños ni jóvenes en esos lugares. Pero sí la visita a los enfermos, llevarles la comunión y confesarles… Cierto que los sábados por ña tarde y los domingos suelen ser días imposibles. En los que binar ya suena a chiste. Y trinar los muy afortunados. Pero hay otros días en la semana en los que el multipárroco ni se sabe donde está. Porque donde debería, no.
Sería curioso que algún lector pudiera comunicarnos casos que conozca de superpluriempleo parroquial. Seguro que hay curas que tienen encomendadas más de diez parroquias. Y entre todas no llegan ni a los mil fieles teóricos porque igual a sus misas no van ni cien. Dura vida la de muchos curas, triste vida, por la ancianidad, el abandono y la falta de asistencia religiosa la de no pocos fieles.
La carta que os transcribo dice algo sobre ello. Algunos pensarán que se queda corta. Eso es lo que hay en bastantes sitios.
Sr. de la Cigoña.
Cada año al final de las vacaciones en un medio rural de la vieja Castilla donde antaño era un vergel de religiosidad y hoy un erial donde apenas despuntan brotes de aquel espíritu cristiano que forjó tantos héroes en campos tan diversos hoy venidos a menos; a la vuelta de ese largo estío siento un impulso irreprimible de dirigirme a Vd. para que a través de su blog que tanta proyección tiene en medios eclesiales pueda llegar a esas instancias lo que en mi opinión es una situación deplorable la que están sufriendo estas pequeñas poblaciones a las que la asistencia religiosa les llega a cuenta gotas y desprovistas de espíritu evangélico. El tan manido argumento de la escasez de clero no convence por dos razones que yo siempre he argüido: allí donde por fortuna les ha caído un sacerdote imbuido de celo apostólico y misionero todo funciona y de qué manera, tenga a su cargo dos, cuatro, seis o más pueblos que atender; allí donde él no llega o encuentra dificultades y esta es la segunda premisa que quiero destacar, sabe valerse de parroquianos que se encarga de preparar para estos ministerios que tanto se encarecen en prédicas y reuniones pero que quedan en eso de buenas intenciones y nada mas. La imagen que proyectan estas zonas castellano-leonesas que reiteradamente visito no es otra que aquella tan evangélica de que «están como ovejas sin pastor», podía aducir testimonios abundantes refrendados con pruebas que omito por exceder los limites de este escrito. Creo además que los lectores podrán constatar cuanto aquí se afirma pues salvo honrosas excepciones es la tónica general en el tablero nacional. He oído en boca de muchos que el episcopado español sigue dormitando como en tiempos de bonanza cuando la nave navegaba sola impulsada por un viento favorable a despecho de los contratiempos. Hoy el panorama es distinto, ha cambiado para bien si creemos aquello de «que todo concurre para bien de los que creen en Dios», somos las personas las que tenemos los ojos con ceguera o al menos con cataratas y no queremos o no sabemos quitarnos la venda. Hay que hacer algo «dum tempus habemus» porque el espíritu religioso declina de manera vertiginosa en estos predios, de año en año el bajón es palpable y todo indica que a nadie le preocupe esta inflación de valores religiosos. Qué duda cabe que esta carencia religiosa repercute y de qué manera en el ámbito social, político, cultural etc. se van perdiendo aquellas hermosas tradiciones que nos legaron nuestros antepasados forjadas con inauditos sacrificios y a costa de no pocos sudores y hurtando horas al descanso. Existen todavía algunos organismos o personas que a título individual organizan «semanas culturales», simposiums u otras actividades de este género con ánimo de estimular la sed de cultura y revitalizar las tradiciones locales, regionales, nacionales etc las cuales suscitan entusiasmo en un reducidísimo núcleo de personas de mediana y avanzada edad cuyas decisiones apenas cuentan en estos tiempos de consumo. En otro plano, bien distinto, los festivales folklóricos, las orgías que se anuncian con profusión de viandas típicas y bebidas abundosas, los espectáculos donde se palpa el estruendo del ruido y la combinación de luces con proyección de imágenes en gigantescas pantallas atraen la atención del gran público que se entrega con pasión al disfrute del momento que devendrá resaca a la mañana siguiente
Ante este panorama desalentador-esperanzador según el color del cristal con que se mire abundan las más variopintas opiniones algunas tan rocambolescas como abandonarles a su suerte mirando de despertar en ellos su estado de postración lo que abocaría a demandar remedio a lo que supondría una situación insostenible. Esto que tantos reclaman para la esfera política desean aplicarla también a la religiosa( como excusa para zafarse de responsabilidad y compromisos? con argumentaciones bíblicas de algunos de los principales profetas de Israel o del mismo San Pablo que ante la negativa de los de su raza, los judíos, encontraba justificación suficiente para dirigirse a los paganos. Yo que soy profano en estos temas me remito a la realidad, lanzo la pelota a otros tejados, pero por favor no la dejen correr indefinidamente
Vicente Perez