Una broma con la Caram

Como dirían hoy, esta monja es el icono del Pontificado de Francisco. Si no fuera broma, habría que pensar en la degradación que Bergoglio ha llevado a la Iglesia. Por aquellas cosas de la vida, me he cruzado alguna vez con esa sor, lejos del monasterio, no piense mal. En una ocasión en que vino al monasterio del pueblo donde habito, hoy desgraciadamente vacío, la priora me dijo con entusiasmo: he invitado a sor Lucía. ¿Que la ha invitado? Mire madre, como usted debe saber esa argentina carece de una mínima formación, aunque presuma de haber estado en la facultad de teología de Valencia. (La información de la que yo disponía era la del vicedecano de dicha facultad.) Su continua exclaustración no es de hoy. Desde hace muchos años sale y entra cuando le apetece. En un principio engatusó a varios frailes, excepto al que he mencionado. Le disculpaban todo. Y la invitaban a compartir la mesa, y las vacaciones, con ellos. Todo lo que relato está escrito. Lo que nunca imaginaríamos era que el Pontífice hablara con Omella para concederle una suerte de «obispado proprio in partibus infidelium», es decir, una suerte de pasaporte para hacer cuanto le venga en real gana sin que el obispo pueda llamarla a capítulo.

Son esas miserias del Pontificado de Bergoglio que, cuando se vean con perspectiva, pasados los años, muchos se preguntarán, pero ¿eso es verdad? Alguien se ha escandalizado de que negara la Virginidad de la Madre de Dios. Para Bergoglio eso es anecdótico. Basta fijarse en los disparates teológicos en los que él incurre. O su prefecto de la Doctrina de la Fe.

Cuando esa tormenta pase, muchos se preguntarán si fue verdad tanta miseria moral, tanto caos.

Aceptada la renuncia del obispo de Tenerife:

https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2024/09/16/160924b.html

Hoy cumple noventa años don Víctor Manuel Vázquez Portomeñe, el cual, desde su puesto en el gobierno regional gallego, dio un gran impulso al camino de Santiago, que se ha convertido en un fenómeno de masas. El INE dice que hay cerca de cuarenta mil españoles llamados Víctor Manuel, pero su edad media es de solo cuarenta y cuatro años; de ahí cabe deducir que el señor Vázquez es casi único por su edad; a mí solo se me ocurre otro de esa época que siga vivo: el político navarro don Víctor Manuel Arbeloa, nacido en 1936.