Un sacerdote entregado

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José Francisco Serrano Oceja es sin duda el periodista que más sabe de la Iglesia madrileña. Mantiene una sección semanal en ABC sobre las parroquias madrileñas que me parece excelente. Supongo que terminará siendo un libro imprescindible para conocer los templos de la capital.

He dicho alguna vez que José Francisco es un cántabro que parece nacido en Villalba de Lugo o en Ribadavia. Pues da sopas con honda a la mayoría de los gallegos. Tal vez sea pasiego que dicen que en ese valle son muy especiales. A él hay que leerle, para aprovechar todos sus conocimientos, con clave de descifrado. Pues muchas veces parece que no dice y dice. Y eso no lo capta cualquiera. Aunque si eres gallego te es más fácil. Yo no sé donde nació porque aunque nos hemos saludado en alguna ocasión tampoco tengo confianza como para preguntárselo. Pero gallego, vaya si parece.

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En el texto que os enlazo no hay retranca. Recuerda desde el corazón a un sacerdote verdaderamente entregado y ejemplar al que debió conocer bastante. Yo leí ayer la necrológica en ABC e inmediatamente pensé en darla a conocer a mis lectores. Pero no he conseguido el enlace al diario madrileño. Como uno, pese a tantas carencias internáuticas, algo ya ha aprendido, he encontrado el texto, que os enlazo en Alfa y Omega aunque, misterio misterioso, en Alfa y Omega no se publicó. Como hace mucho tiempo que he renunciado a entender ese espacio gracias al cual vive el Blog os pongo el enlace y os recomiendo su lectura. Edificante.

http://www.alfayomega.es/91669/alfonso-munoz-un-sacerdote-entregado

Yo apenas conocí a Don Alfonso Muñoz aunque sabía bastante de él. Llevaba bastantes años ciego, le saludé dos o tres veces, y asistí a una misa que dijo estando ya ciego. Las partes comunes se las sabía de memoria y las variables las decía, creo, que mediante el auxilio de un pinganillo. Era ya párroco emérito del Cristo de la Victoria, donde residía. Queridísimo de todos sus fieles. Allí era Don Alfonso y su sobrino, también sacerdote, Don Alfonsito.

Falleció a los 92 años, cuidado ejemplarmente por su sobrina Charo, esta sí que queridísima por toda mi familia que suele llamarla Charito. Íntima amiga de mi cuñada ya fallecida, tempranamente,  y de mi mujer. Es muy nuestra y todos pensamos que beatificable por su entrega al cuidado de su madre y de su  tío. Y también al de su hermano aunque Alfonso Simón, otro excelente sacerdote, tal vez hoy infrautilizado, no precise cuidados especiales. Sólo cariño, que no todos le dan, si bien su hermana se extrema en ellos. Porque en el corazón Charo es siempre extremada. Pese a su dificultades que no vamos a explicitar aquí.

José Francisco Serrano nos narra la trayectoria de este excelente y entregado sacerdote que dejó huella por donde pasó. Sin cargos relevantes pero dejando siempre tras él el buen olor de Cristo. Ojalá fueran como Don Alfonso todos nuestros sacerdotes,

El periodista deja también constancia de un hecho estremecedor. El padre de Don Alfonso fue arrojado en 1936 a las fieras del retiro para que lo devoraran. Como para que nos esforcemos en recrear la memoria histórica.

 

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