En quince días de este año han fallecido ocho obispos. De continuar en esa línea en enero habría dieciséis defunciones, cifra altísima para las que se suelen dar cada mes. Han fallecido dos obispos centenarios, de cuatro que había, pero eso no es sorprendente. En los datos de cada mes, que suministra puntualmente Catholic-Hierarchy, como es normal los fallecidos son todos, o casi todos, eméritos. Alguna vez aparece un obispo en activo pero es una pequeñísima minoría. Todo hasta aquí normal. Mueren muchas más personas mayores de 75 años que menores. Pero este enero rompe todas las constantes. De los ocho fallecidos hasta el momento, cuatro estaban en activo. Y algunos incluso muy jóvenes para lo que es la edad episcopal. Con especial incidencia en el continente africano pues de allí eran tres de los cuatro obispos últimamente fallecidos. Dos de ellos religiosos. Un oblato y un agustino. No hay la menor intencionalidad por mi parte en esta noticia. Simplemente daros cuenta de algo que ha pasado. O sí. Que los gallegos no damos puntada sin hilo. En el cuadro que tomo de C-H la primera columna es la de la fecha del fallecimiento, la segunda la edad, la tercera el nombre de los fallecidos y la cuarta la diócesis que regían. Hay un dogma fundamental en nuestra fe católica que aunque lo proclamemos en el Credo parecería inexistente en nuestras vidas: el de la comunión de los santos. Lo tengo siempre muy presente y os animo a que lo tengan mis lectores. Rezamos por nuestros muertos, familiares o amigos, pero son nuestros muchos más. Son nuestros todos los que nos han precedido en la señal de la fe y duermen el sueño de la paz. Mi madre encomendaba siempre al ánima sola. Aquella por la que nadie se acordaba. Yo procuro seguirla. El Papa en la bendición del Angelus encomienda a todos los difuntos y le respondemos, presentes o televisivamente pero muy posible que inconscientemente, que brille para ellos la luz perpetua. No os privéis de algo tan consolador y desgraciadamente hoy tan olvidado. Vivid la comunión de los santos. Orad por ellos, los que estén el el Purgatorio, orad a ellos si ya están en el Cielo y tened por seguro que ellos lo harán por vosotros. Si eso no fuera así, ¿para qué seríamos católicos? Si todo se acaba cuando nos entierran no tiene el menor sentido la religión. Pues rezad por todos los difuntos, sean vuestros o no, que todos son algo vuestros, y también por esos obispos cuyo nombre os doy.
6 Jan | 69.7 | Joseph Djida, O.M.I. † | Bishop of Ngaoundéré, Cameroon |
10 Jan | 71.5 | Pierre-André Fournier † | Archbishop of Rimouski, Québec, Canada |
12 Jan | 58.7 | James Naanman Daman, O.S.A. † | Bishop of Shendam, Nigeria |
15 Jan | 59.2 | Joseph Mukasa Zuza † | Bishop of Mzuzu, Malawi |
Nunca está de más recordar todo esto. Los ateos y materialistas, no nos convecen.
Una muy sana costumbre pedir por los difuntos y aparte del sufrimiento que les evitemos al sacarlos antes del Purgatorio es una especie de seguro de vida, de vida eterna, claro. Es de esperar que ellos pidan por nosotros en su momento y siempre serán mejor escuchados aunque no sea más que por la cercanía.
La muerte en accidente de este obispo me ha recordado que en el blog se ha dicho varias veces que los obispos no deben conducir. Ignoro si este era el caso. Tampoco llevar chofer te asegura la vida. Pero te evita muchos problemas.
No hará ni un mes que una obispa de Inglaterra, creo, atropelló a alguien y se dio a la fuga, aunque al rato volvió al lugar. Imaginen lo que dirían los medios, si en lugar de una obispa hubiera sido un obispo católico, aunque no se hubiera ido.
Con esta entrada más de uno comenzará a hacer cábalas y buscar relaciones entre hechos tan frecuentes en la vida cotidiana como dormir y despertar… Lo que creo interesante y de una profundidad importante, es el recordatorio y la invitación del Sr Blogger en relación a lo que el mismo a descrito perfectamente como dogma de fe y es la comunión de los santos.
Gracias por esta entrada valiosa.
Habrá que estar atentos a si es una casualidad estadística, o no.
A finales de septiembre pasado fallecieron los sobrinos del Papa, en inverosimil accidente de automóvil. Esto seguro que no fue una casualidad estadística. Semanas antes hablaron de posibilidad de atentado contra el Papa. Siempre citando misteriosas «fuentes».
Estas navidades han paseado a Ali Agca por el Vaticano. Alguien intencionadamente le ha paseado. El mensaje parece claro.
Después del descarado terrorismo de estado en París, medios italianos citando otra vez misteriosas «fuentes» han hablado de posible atentado islamista en el Vaticano. Lombardi ha salido rápido a desmentirlo, supongo que para pinchar la «justificación» ideológica de los que amenazan realmente.
El Papa en el viaje ha hablado de como afronta un posible atentado.
La reforma de la curia anunciada para mediados de febrero pone a muchos muy nerviosos. Y en este mundo occidental donde toda falsedad y brujería tiene su asiento y es aceptada por cientos de millones de videntes de telediario y prensa escrita es muy fácil realizar un atentado y quedar impune, endosándoselo a cualquier sospechoso habitual.
De los cuatro obispos fallecidos de los que habla el bloguero en el artículo, dos de ellos (Monseñor Djido O. M. I. y Monseñor Fournier) fallecieron a consecuencia de problemas cardiacos, bastante habituales a esas edades. En el caso de Monseñor Daman O. S. A. no se informó de la causa del fallecimiento, solamente se comunicó en la página oficial de los agustinos que le habían encontrado sin vida en el dormitorio de su residencia. Y en cuanto a Monseñor Zuza falleció ayer en un accidente de tráfico cuando regresaba de oficiar una ceremonia en otra diócesis y conducía en su coche hacia su casa.
Lamentablemente estos hechos tan trágicos pueden acontecer a todo el mundo. En esos momentos hay que elevar oraciones por los finados y rogar por su descanso eterno en brazos del Señor.
Y ¿cuántos de ellos han muerto mártires?
Allá en mi pueblo se dice, «Enero, desviejadero». Que descansen en paz.
Enero y febrero despreladero…
Qué descancen en la paz de Cristo.