Un cobarde cardenal chino

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Thomas Tien Ken-sin - Wikipedia

Seguimos con Soecola:

«Y seguimos con China, con su historia católica. El próximo 8 de diciembre el Sacro Colegio contará entonces con 256 miembros, 141 de los cuales tendrán derecho a voto en el próximo cónclave.  El ritual reza así: «Para la gloria de Dios y el Todopoderoso y para honor de la Sede Apostólica, recibid la birreta roja como un signo de la dignidad de cardenalato, significando su disposición para actuar con valentía, incluso hasta el derramamiento de la sangre, por el incremento de la fe cristiana, por la paz y la tranquilidad del pueblo de Dios y para la libertad y el crecimiento de la Santa Iglesia Romana».  En 1946 Pío XII elevó al cardenalato al arzobispo de Pekín Tomás Tien Ken-Sin (1880-1967), dando a la Iglesia Católica su primer purpurado chino. En 1949,  China cayó bajo el poder de uno de los más feroces dictadores comunistas, el revolucionario marxista-leninista Mao Zedong, que ejerció el poder hasta su muerte en 1976.  Mao aspiraba a eliminar toda presencia religiosa y el catolicismo romano era objeto particular del odio de Mao, que no sólo detestaba la doctrina de la Iglesia, sino que temía la organización de ésta a nivel nacional e internacional. A todos los prelados y sacerdotes chinos se los exhortó a renegar de su fe para contribuir a la edificación del estado socialista. Muerte, cárcel y reeducación en campos de trabajo esperaban a quienes quisieran seguir siendo fieles a la Iglesia romana.

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Cuando Tien Kinsen, arzobispo de Pequín, tuvo conocimiento de que el presidente Mao tenía intenciones de detenerlo y acusarlo de traición, se las arregló para huir durante la noche y llegó a la ciudad de Roma. Una mañana, el mencionado cardenal se presentó ante el portón de bronce de la Ciudad del Vaticano ataviado de la cabeza a los pies con los atributos cardenalicios. Se esperaba una calurosa acogida por parte del Romano Pontífice, pero quedó decepcionado. Cuenta sor Pascalina: «Aquella mañana el Santo Padre me llamó a su despacho y me dijo que en la puerta estaba un visitante excepcional. Como monseñor Tardini ya había informado a Su Santidad de que el cardenal Tien había huido de China para salvar la vida, la llegada del cardenal a la puerta del Sumo Pontífice no había sido tan sorpresiva. En todo caso, el Santo Padre no estaba en modo alguno contento con aquello». El Papa dio instrucciones precisas a la religiosa para transmitir un mensaje al ilustre purpurado chino. «Si se lo dice una mujer, será más claro, y además nuestra indignación no será tan evidente». Sor Pascalina se presentó ante el cardenal Tien: «Eminencia, el Santo Padre no puede recibirlo hoy, ni ningún otro día en un futuro cercano. (…) El Papa me ha pedido que le plantee una cuestión: quiere saber qué pensaba cuando aceptó la birreta roja. También quiere que le pregunte por qué cree que los cardenales de la Santa Iglesia Católica Romana visten de rojo. Si pensaba que significaban otra cosa que no fuera estar dispuesto a derramar la sangre por Cristo y su Iglesia, ¿qué creía que simbolizaba ese color?  Le dijo que el Santo Padre estaba hondamente dolorido de que hubiese abandonado a su grey en el momento en que ésta más lo necesitaba. Tenía que haberse quedado en el puesto que se le había asignado, aunque ello supusiera la cárcel o la muerte, debía volver a China y correr ese riesgo en vez de quedarse cómodamente en la Ciudad del Vaticano vestido de rojo».  «Si prefiere no volver a China,  creo que debería presentar su dimisión al Santo Padre, colgar los hábitos y dejárselos a otro que sepa por qué son rojos». El cobarde cardenal  no dimitió, y se fue a vivir a Chicago».

 

 

 

Comentarios
3 comentarios en “Un cobarde cardenal chino
  1. Pío XII fue un pontífice excepcional. Y para los tocanarices que no tardarán en salir a decir idioteces: condenó el comunismo (en «Divini Redemptoris»), el fascismo ( en «Non abbiamo bisogno») y el nazismo (en «Mit Brennender Sorge») y salvó a miles de judíos. Hay muchos santos (ahora quieren hacer santo a Arrupe, lo que ya es la puntilla de la Iglesia al sentido común) que están a años luz de su categoría humana.

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