| 20 diciembre, 2015
http://www.lavozdelsur.es/el-ayuntamiento-acusa-las-hermanas-de-la-cruz-de-repartir-30-mil-kilos-de-comida-sin-control Una muestra más de a lo que está llegando el laicismo imperante
Me pregunto porqué esa congregación viene prestando este servicio desde sus inicios mismos y cuál es la motivación que urge a los responsables de los ayuntamientos…¿podría ser fidelidad a un carisma y mandato del amor en el primer caso y simple trámite burocrático previo pago de nóminas a los empleados y sin más afán que mantenerse en el cargo???
En mi parroquia muchas veces los servicios sociales municipales derivan a los indigentes a las dependencias de cáritas parroquial y diocesana para que desde allí les atiendan.
Luego se les llena la boca en los mítines hablando del estado del bienestar…
Bien por las Hermanas de la Cruz.
Olé.
Leida la fuente original hay que reconocer con hombria de bien que las monjas son facilmente manipulables y enganadas por personas aprovechadas, no es de caballeros entrar al trapo como vulgares morlacos.
Ya se parecen a la Cuba de Castro. Allá el gobierno se apodera de los alimentos donados y no permite que los repartan
las instituciones que los donan.
He leído la noticia en su fuente original con atención y lamentó hacer notar, contra la opinión del blogger-Cigüeña que la actitud y consideraciones presentadas por la TA son del todo razonables.
¿Qué hay de malo en colaborar conjuntamente con las autoridades locales y abrirse a su opinión?
¿Qué hay de malo en conocer las familias realmente más necesitadas?
Encomiable la generosidad y bondad de las monjitas, pero justo es reconocer que quizás tanta clausura las aleja en exceso de este mundo en que vivimos insertos los demás.
Es sólo una reflexión y una opinión
Hoy nos jugamos la posibilidad de que los políticos que hacen estas cosas gobiernen España. Que cada cual saque sus conclusiones.
No sé si es un ayuntamiento de izquierdas, pero desde luego es coherente con la actitud de cierto sector de izquierdas que odian que se alivie la situación de los necesitados, pues con cierta lógica arguyen que eso resta fuerza a la «famélica legión», necesitada de carne de cañón abundante. Ya Lenín durante la revolución se opuso a la ayuda a los necesitados, pues argüía que «ello reducía las contradicciones del capitalismo»; esto es uno de los motivos del odio a la religión y de manera especial al cristianimismo.
que vergüenza!
¡Qué mezquino!
Se acaban los calificativos para esta escoria que nos malgobierna. Llamarles gentuza es insultar a la gentuza. Son peores. ¡Atreverse con las Hermanas de la Cruz! Nadie en España, en la historia de esta bendita Congregación, se ha atrevido a tocarles un solo cabello, hasta que ha llegado esta basura renovada, descerebrada, tarada mental, que odia más que piensa.
Hasta los gobernantes de la II República respetaron a las Hermanas de la Cruz y la gran labor que hacen con los más pobres, estos de ahora ni respeto ni ayuda, menos control y más amor.