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Un adiós a Sistach

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Medido, elegante, con grandes verdades pero sin exabruptos, reconociendo realidades y no ocultando críticas, un ejemplo más del seny del que hace gala siempre Oriolt. Y eso que desde Germinans tenían motivos justificadísimos para alancear al moro muerto. Es un dicho. Porque Sistach tampoco fue tan moro. Simplemente Sistach. Listo cual lince y siempre preocupado de lo mejor para su persona. Y vaya si lo consiguió. Por cuestiones sin duda temperamentales cerró su corazón con una alta muralla. Pero detrás de ella había un corazón. Pienso que además latía con la Iglesia aunque tras la muralla muchas veces no se apercibiera. Nunca fue un progresista declarado ni un nacionalista irredento. Pero tampoco se manifestaba en contra. Estaba tras la muralla. Observando. Como si nada tuviera que ver con él. Llegó a Barcelona con los antecedentes de Don Marcelo y Carles y los de Jubany. Y optó por lo cómodo. Lo cómodo para él aunque no fuera lo bueno para su Iglesia. Dejar hacer y promocionar a quienes le podrían crear dificultades pero también sin machacar, o no mucho, a los sacerdotes que sólo se preocupaban por el bien de las almas. Tuvo una excepción con Germinans, que le salió muy mal, pero pienso que más por culpa de su entorno que por su propia voluntad. Creo que soy algo testigo de aquello. El cardenal no podía estar satisfecho con Germinans cosa que es muy comprensible. Era prácticamente el único garbanzo que tenía en el zapato. Y un garbanzo grande, duro y molesto. Le animaron, o se animó, a una actuación judicial contra la página basada en minucias. Ciertas pero de poquísima entidad. Que comprometían a personas que sólo se habían limitado a dar su nombre y que no tenían nada que ver con el contenido de la página aunque lo compartieran. En Germinans se alarmaron por posibles responsabilidades penales de personas verdaderamente inocentes de todo salvo de un error y, pese a que yo les dijera que no podía resultar nada grave, con extraordinaria generosidad ofrecieron todo. La desaparición de la página a cambio de la retirada de la denuncia. Algo intervine en ello y cuando las negociaciones parecían concluidas el arzobispo, evidentemente mal aconsejado, decidió continuar. Aquello concluyó con la libre absolución de los imputados, el descrédito del arzobispo y el que Germinans siga existiendo, gracias Dios, hasta hoy. Y ahora una pequeña digresión sobre los diáconos permanentes. He dicho hace muy pocos días que no soy entusiasta de la institución aunque por supuesto la acepte. Lo del policía de la diócesis de Gerona, diácono permanente de la misma, me pareció lamentable. Y lo de los de la querella contra Germinans también. Aunque pienso que el de Pardo obró motu propio, y escribo propio y no proprio porque me da la gana y además creo que bien, y el de Barcelona, o los de Barcelona, teledirigidos. Ahora se va Sistach y llega un nuevo arzobispo a tan importantísima diócesis. Hoy en ruinas. La estrategia sistachiana no sólo no levantó nada sino que incrementó la decadencia. Hoy Omella la va a recibir en peor estado que el que tenía cuando Sistach la recibió de Carles. y sin duda el ya cuasi emérito, menos de quince días, es responsable de ello. ¿Va a ser mejor que el que se va? Yo no lo tengo claro aunque espero que sí. Encontrará que no poco de lo peor de aquella Iglesia, en los once años sistachianos, se ha ido ya al otro mundo, se jubiló o está en puertas de hacerlo. La Iglesia contestataria barcelonesa ha casi desaparecido. ¿Llegará Omella con síndrome de Estocolmo decidido a apoyar a lo que ya apenas es nada? Pues él verá. Pero llega a Barcelona en muchísima mejor situación que Don Marcelo, Carles y el mismo Sistach. El mañana es suyo. Tiene en sus manos el levantar aquel enfermo terminal, tampoco se le puede pedir que haga milagros, o continuar el camino a una muerte anunciada. Él verá. Seguro que Germinans nos dará cuenta de sus aciertos o de sus errores. Y esta humilde cigüeña se hará eco de lo que germina y de lo que no. Se va Sistach. Inteligente como pocos, buen pastor muy discutible y hasta es posible que no discutible, capaz hasta de vender ataúdes que no debe ser cosa fácil. Lo de la Sagrada Familia, icono de su pontificado, es ya de supermatrícula de honor. Vender la inauguración de una iglesia a la que le faltaban más de diez años por concluirse, si es que se concluye, con presencia del Papa y convirtiéndola en representación cuasi universal de la Iglesia es de un genio. De un genio de la propia imagen. Y concluyo esto que ya no sé si es en elogio o en demérito de Sistach con algo personal. Seguramente soy yo la persona a la que el cardenal más manía me debería tener por haber acuñado un mote despectivo que hizo notable fortuna: Nostach. Aunque llevo, creo, bastante tiempo sin dedicárselo. Pues los cardenales, o algunos, deben estar hechos de una pasta especial y no común. Porque responden con bien al mal. No tengo muchos trato cardenalicio. Cosa normal porque son pocos. Pero me he encontrado con dos a los que les he dicho de todo y que me han sorprendido con su respuesta. Entiéndaseme. no estoy hablando de grandes amistades, de encuentros frecuentes ni de partidas de mus. Pero del cardenal Amigo y del cardenal Sistach sólo he recibido gestos amables. Cuando lo normal hubiera sido una patada en el traspuntín. Que merecida la tenía humanamente. Pues miserable sería si me lo callara. Oriolt concluye su artículo también de modo muy humano hacia el cardenal que era la antítesis de Germinans. Pues, querido Oriolt, si un día vas a verle, ya de emérito, y el cardenal acepta recibirme, me llamas y vamos juntos. Y hasta es posible que nos echemos unas risas el cardenal, tú y yo.  

Comentarios
0 comentarios en “Un adiós a Sistach
  1. Ainsss Omella arreglar algo? No lo verán nuestros ojos. Omella a medrar… Quien sabe si una presidencia de la CEE o un dicasterio… Y la Iglesia catalana? Q se muera solita como ha hecho en Rioja

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