TRES CARTAS
Lo mejor de “La Nación” (diario) son algunos editoriales, como el de ayer, dedicado al final del financiamiento injusto, por parte del Estado, a la abuela de Plaza de Mayo, Estela Barnes de Carlotto, y la sección Cartas de lectores, de la cual, en la publicación de hoy, 22 de septiembre, quiero destacar tres, tituladas “No ayuda”, “Protocolo” “Confundidos”, vinculadas por el tema: el triste papel del papa argentino con sus declaraciones de los últimos días.
La primera se debe a la pluma de Juan Pablo Chevallier Boutell, quien dice “Las declaraciones del Papa Francisco en torno al lamentable episodio del gas pimienta ante la manifestación frente al Congreso… me han generado tristeza. Respeto la investidura del Santo Padre, pero a la vez me veo en la necesidad de puntualizar que esas declaraciones en las que opone el costo del gas pimienta al de la justicia social, constituyen una ofensa a la verdadera justicia social”.
“Justicia social es respetar los derechos esenciales de cada ciudadano y no peticionar mediante piquetes, desconociendo y violando los más alementales derechos del ser humano. Justicia social es combatir y censurar la corrupción en todas sus formas y no gurdando silencio cuando se debe hablar y censurar… El pensamiento del Santo Padre no ayuda a combatir la verdadera causa de la pobreza”.
La segunda es de Martín Lagos, se refiere a la crítica de Francisco al protocolo antipiquetes y dice que “el Papa parece insinuar que las fuerzas de seguridad reprimen a personas que reclaman por sus derechos en forma pacífica. Lo cierto es que en ausencia de la Policía, los manifestantes no vacilan en cortar el tránsito y si pudieran, invadirían el Congreso para impedir que las cámaras sesionen”.
La tercera es la de Rodolfo Miani, quien escribe: “Ver al papa Francisco junto a Grabois y leer lo que ha dicho, nos confunde. No cuida la imagen que debe tener. Sus afirmaciones nos desconciertan respecto a conceptos claros como ‘el bien y el mal’ no nos precisa cuales son y deberían ser ‘los ejemplos a seguir’… los mensajes mezclan y confunden espíritu, fe, política, amistades, izquierda, derecha, peronismo, no peronismo, etc.”
Respecto a la primera carta comparto con el lector la tristeza con las actitudes de Francisco y su respeto por el papado. También considero coherente la exigencia de la justicia a secas, “combatir y censurar la corrupción en todas sus formas y no guardando silencio cuando se debe hablar y censurar…” Recordemos el “cuiden a Cristina”, omitiendo preocuparse por ¿quién nos cuidaba de Cristina? en los tiempos de la orgía de la corrupción.
Respecto a la carta de Lagos me asombra que Francisco no recuerde la inseguridad para circular en la ciudad durante los gobiernos de los Kirchner, Macri y Fernández, no recuerde el padecimiento de tantos vecinos con las calles y veredas ocupadas por forajidos, que usaban mujeres y niños como escudos, la agonía de tantos barrios y del centro de la ciudad convertidos en desiertos. Es hora que no se siga haciendo el otario, porque somos muchos con memoria, los perjudicados por los piquetes, muchos que votamos contra el desorden, porque sabemos que la paz es tranquilidad en el orden y queremos vivir en paz.
Respecto a la carta de Miani y para que no siga confundido le aclaro que Francisco y Grabois son un solo corazón, como lo son Francisco y Zaffaroni, el destructor del derecho penal argentino, Francisco y el “Trucho” Fernández, quien hace poco visitó Egipto para tratar de superar la ruptura ecuménica con los coptos y volvió con las manos vacías.
Es interesante este caso porque los coptos son diez millones, han resistido durante siglos la invasión musulmana, tienen la cruz tatuada en su brazo y como lema: si los musulmanes tienen cinco hijos, nosotros tenemos que tener siete, tienen mártires recientes, como los 21 obreros degollados en Libia por el hecho de ser cristianos. ¿cómo no despreciarían al “Trucho” y su rebuscada bendición a las parejas sodomitas?
Estimado Miani: el papa nos confunde a propósito. Hace tiempo ha renegado de las verdades fundamentales de la fe y hace poco, ha inventado nuevos pecados, olvidando los mandamientos de nuestro Dios.
Este Papa argentino, es tan perverso, que para encontrar algún antecedente debemos remontarnos al siglo X, porque algunos de los papas del renacimiento, conocidos por sus pecados de la barriga para abajo, en cambio, los de Francisco y los de Esteban VI son para arriba y con algo que los identifica: su crueldad, su falta de piedad y de misericordia.
Esteban VI presidió el llamado “Concilio cadavérico” en el cual se juzgó y condenó la momia del papa Formoso, cuyo cadáver fue arrojada al Tíber. Esteban murió estrangulado por partidarios del condenado.
Francisco al destruir la obra de Benedicto XVI respecto al rito romano, lo juzgó y condenó en vida, ridiéndolo honores a su muerte. ¿Cómo morirá? Dios lo sabe, pero seguro que no será asesinado por los partidarios del rito codificado por san Pío V .
En la “Historia de la Iglesia Católica” (B.A.C., Madrid, 1958, T.II), el P. Ricardo García Villoslada, escribe que “el concilio cadavérico del 897 se alza como un hito en la vía sacra del pontificado… Si la Iglesia no naufragó en aquella tormenta fue porque su Fundador la hizo inmortal… Al ver tan patente el elemento humano y corruptible de la Iglesia, todo cristiano que reflexione y medite verá más refulgente el elemento divino de la misma y en vez de y de escandalizarse, sentirá que se le robustece la fe y la confianza en Dios, ni podrá menos de admirar el poder de Cristo, que aun en medio de vicarios suyos tan indignos, continúa llevando a cabo la redención y santificación del mundo”
Todo esto lo relato para mostrar los tiempos tan oscuros de la Iglesia que anticipaban el siglo de hierro y para poder compararlos con estos tiempos crepusculares que nos agobian en nuestra edad de plástico, en la cual, la anarquía y la arbitrariedad mandan y desfiguran a la Iglesia.
Buenos Aires, septiembre 22 de 2024. Bernardino Montejano
Está ingenioso, lo de la edad de plástico. De color lavanda, claro.