PUBLICIDAD

Testimonio de un sacerdote que terminó suicidándose

|

Creo que conviene leerlo para fundar más nuestras propias conclusiones que no es bueno que responda a calentamientos mediáticos e irreflexivos.

https://germinansgerminabit.blogspot.com/2019/02/la-ultima-carta-de-don-maks-mi-falta-es.html

El problema es muy grave y tiene que atajarse urgentemente. Pero la solución no es gritar tolerancia cero y luego tolerar y promover según parezca, seguir encubriendo si eres de los de la situación, establecer como regla la presunción de culpabilidad en el sacerdote en lugar de la de inocencia, perseguir durísimamente sucesos ocurridos hace cuarenta años y sin ninguna continuidad al tiempo que no se vigila como se debiera lo que está ocurriendo hoy, proteger lobbys homosexuales y perseguir, intervenir y hasta disolver institutos tradicionales ajenos a estas cuestiones pues si fueran lobbys homosexuales por supuesto que a por ellos sin miramiento alguno, pero por los abusos, no porque recen el breviario, vistan hábito o recen el rosario…

Si el 80% de las víctimas son del sexo masculino no se puede ocultar un alto componente de homosexualidad en los abusadores y parecer esta una palabra prohibida.

Tampoco me parece que el suicidio, siempre tristísimo y más en un sacerdote, sea la solución.

Comentarios
9 comentarios en “Testimonio de un sacerdote que terminó suicidándose
  1. debemos tener en cuenta que los obispos y presbíteros, son hombres como cualquiera de nosotros, por ende tienen defectos y virtudes, emociones, filias, fobias, traumas, miedos, fortalezas, fragilidades, altos y bajos como cualquier ser humano. y eso puede determinar la manera de actuar de un sacerdote a lo largo de su existencia terrenal. sobre este sacerdote que se suicido, solo decir que la desesperación y el remordimiento, y porque no, la depresión, lo llevaron a terminar trágicamente con su existencia como lo cualquier otro suicida. si tan solo hubiese acudido a su obispo, algún hermano sacerdote y en última instancia, a DIOS mismo, de pronto hubiese terminado de otra manera. en verdad esta noticia me ha conmovido y solo espero que DIOS haya tenido misericordia y le haya dado esa paz que tanto necesitaba en su vida terrenal.

    1. Man, me acabas de dejar impresionado con tu comentario.

      Excelente a mi entender y que comparto totalmente.

      Oye hazme un favor a mi, y firma con tu nombre los comentarios.

      Yo prefiero llamarte por tu nombre.

  2. ¿Cuantas víctimas se han suicidado? Decenas y decenas. No tuvieron ni en curas ni en obispos ayuda para sobrevivir a su dolor, seguir con la vida que Dios les regaló y una fe que les fue arrebatada injustamente por quienes tenían que cuidarla y alimentarla.

    El Evangelio dice: los que escandalizan a los pequeños merecen que les cuelguen una piedra de molino al cuello y los tiren al mar.
    ¿Vamos a llamar fariseo a Jesucristo?

    Por favor, no me cambiéis la Palabra de Dios.

    1. Dos cosas ahí, Jesús (aún entendiendo tus motivos):

      – El que se suicida no es que le arrebaten la vida, sino que se la quita él mismo. Nadie tiene «derecho» a hacer ésto.

      – Me da que me has cambiado la palabras de Jesús:

      «El que escandalice a uno de estos pequeños, más le valdría atarse una piedra al cuello y tirarse al mar».

      (Porque el Señor sabe que, en vida, es ‘carne de cañon’ para el demonio).

      Cosa que, sacada de contexto, ha hecho este sacerdote en su desesperación.

      Sin más.

  3. El pecado es la cuestión primaria, por supuesto. Pero me permito un comentario a un aspecto sin duda secundario de este tristísimo suceso. Si me pongo a echar la vista atrás veintitantos años, y recordar quién me hizo esto o aquello en mi lejana adolescencia, seguro que encontraría algo. ¿Y voy a poner una denuncia ahora?
    Repito que es una reflexión lateral, no quiero banalizar ni reducir la importancia de este hecho dramático

    1. Entiendo lo que comentas, Amalia; oportunistas y revanchistas saldrán también en todo este asunto.

      Pero los pecados de sexualidad (genitalidad o pornografía, más bien, en estos casos), tocan lo más profundo, el alma, y la fuente de vida que Dios ha puesto en el hombre y la mujer.

      Esta mujer, adulta ya, necesitará una palabra y respuesta de Dios, a través de su Iglesia, a todo ésto en su vida.

      Es natural que este sufrimiento salga tarde o temprano, yo creo.

      Este sacerdote decía en su carta que estaba «enamorado» (cría de 13 años): para endulzarlo o justificarse ha mentido también; hasta ahí se ha autoengañado, porque lo que se ama se respeta.

      No ha podido ser y al final se ha quitado la vida (sobre la cual debería saber que no tiene ningún derecho).

      Ha sido un juguete roto en manos de demonio de principio a fin, en este asunto, intuyo. Rezaremos fuerte por él.

  4. Simplemente… Lloro…. Lloro… Dice s. Agustín: LOS HUMANOS SOMOS TAN FÁCILES PARA ESCUDRIÑAR LA VIDA DE LOS DEMÁS, PERO TAN CERRADOS PARA INDAGAR LA PROPIA.

  5. Aquí tenemos otra consecuencia final de estos pecados públicos y de extrema gravedad.

    Este hombre, presa de la desesperación y del dolor, cegado y acusado por el Maligno, no ha querido o no ha podido, en sus fuerzas, acogerse a la misericordia de Cristo y se ha quitado la vida.

    La diferencia es que un cristiano 7 veces al día peca, y 7 veces se levanta apoyado en Cristo, con propósito de enmienda.

    Ni canonismos, ni teologías, ni nuestros «manuales del buen católico», sino Misericordia pura es lo que salva (que la Biblia está llena de pecadores).

    Así que si el Señor llevase cuenta de nuestros pecados, aquí no se salva ni el apuntador (el demonio sí la lleva y nos la pasa por la cara en cuanto puede), todos a rezar por el alma de este hombre que estará en el Purgatorio.

    Fijarse que por ésto el Papa Francisco, inspirado por la misericordia del Señor, ha permitido que el pecado de aborto lo puedan perdonar sacerdotes al uso (creo, que me corríjan expertos en la materia si no es así), por la gravedad y daño que causa.

    Ojalá pueda descansar en paz, rezaremos por él y por la víctima.

  6. Es un tema muy delicado y no conozco el caso. Es una pena y una tragedia que se suicide un sacerdote. Desde mi humilde punto de vista, pienso que se puede cometer una grave falta, o traspiés o como se le quiera llamar, pero cuando se llega al extremo de perder voluntariamente la vida, que Dios nos dió, y mas en un sacerdote, yo simplemente, me pregunto, ojo, no juzgo: ¿ rezó, consultó habló de su problema con Nuestro Señor Jesucristo, presente y cercano en el sagrario de su parroquia? ¿imploró el auxilio y amparo de nuestra buena Madre, la Virgen Santísima? No hay asunto o problema tremendo en este mundo que no se pueda solucionar o tratar con la intervención del cielo. Siempre queda el arrepentimiento, la reconducción de la propia vida, la rectificación. Quizá faltó el amor confiado a Jesús, la oración, la penitencia. Que Dios le haya dado ya el descanso eterno, y que brille para él, la luz eterna.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *