| 09 enero, 2016
El buenismo imperante así lo proclama constantemente. A hora y deshora. Sin embargo… «Vino a su casa y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre». Pues da la impresión de que no todos. Y eso es Evangelio puro. Incluso el único Evangelio que en su lectura el sacerdote y los fieles se arrodillan al anuncio de que la Palabra se hizo carne.
Octavio:
Se puede profundizar en las verdades de fe, pero siempre en el mismo sentido. No se puede llegar al punto de afirmar lo contrario.
La idea de que los dogmas cambian al punto de decir lo contrario, es algo que fue sostenido por el modernismo y su refrito: «la nouvelle théologie». (Ambas herejías condenas).
Diciembre 1 de 1924 el Santo Oficio condenó 12 proposiciones tomadas de la filosofía de la Acción: “La verdad no se encuentra en ningún acto particular del intelecto donde se dé la conformidad con el objeto como dicen los Escolásticos sino que en su lugar la verdad siempre está en un estado de devenir y consiste en un alineamiento progresivo del entendimiento con la vida, de hecho es un proceso perpetuo mediante el cual el intelecto se esfuerza por desarrollar y explicar eso que le presenta la experiencia o la acción le requiere: por cuyo principio, más aun, así como en toda progresión, nunca nada está determinado o fijado.” (18) La última de estas proposiciones condenadas es: “Incluso luego de que la Fe ha sido recibida el hombre no debe descansar en los dogmas de la religión y aferrarse a ellos fija e inamoviblemente sino que siempre solícito debe moverse hacia delante hacia una verdad más profunda e incluso evolucionar hacia nuevos conceptos y hasta corregir eso que él cree”.
Para los que desde su cátedra tratan de justificar lo que, remedando al poeta, «en la cara de Anás fuera delito» ( en toda tierra de garbanzos herejía), y alegan que «Dios es Padre de todas sus criaturas y así, “hijo de Dios” puede usarse como sinónimo de “criatura de Dios” en términos análogos», señalarles que en su concepto de hijos de Dios caben también los demonios.
Hasta se puede traer la cita bíblica: «El día que los Hijos de Dios venían a presentarse ante Yahveh, vino también entre ellos el Satán» (Job1:6).
¡Qué ecima nos quieran tomar por imbéciles!
“Estimado” Octavio.
Vayamos por partes, que decía “Jack el destripador”.
No sé si a los lefebrianos les es querido el texto. Yo personalmente no soy lefebriano. Es más, siendo la Misa Tradicional una de sus principales banderas, un servidor jamás ha asistido a una Misa que no sea del Novus Ordo (seguro que yo me lo pierdo). De todas formas: “la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero”.
En un ejercicio magistral de “circiterismo” (consiste en referirse a un término indistinto y confuso como si fuese algo sólido e incuestionable, y extraer o EXCLUIR de él el elemento que interesa extraer o excluir), usted reafirma lo que yo sostengo: “CONSTATAR QUE EL TEXTO JUEGA EL PAPEL DE UN CONTRA-SYLLABUS”; independientemente de que la causa de esa CONTRADICCIÓN sea la supuesta “superación de algunas de sus interpretaciones y consecuencias” que usted cita, y que el propio texto materializa en “un intento de reconciliación oficial de la Iglesia con el mundo tal como se presenta desde 1789”.
No voy a referirme a cuanto chirría en él (¡La Iglesia reconciliándose con el mundo! No el mundo entendido como creación amada por Dios hasta el punto de entregar a su propio Hijo, sino “como se presenta desde 1789”- ¡suceso estupendo para la fe católica, la Revolución Francesa!-), ya que eso es harina de otro costal.
“La Iglesia católica no rechaza nada de lo que EN ESTAS RELIGIONES (Budismo, Islam y judaísmo actual talmúdico) HAY DE SANTO Y VERDADERO…
La Iglesia mira también con aprecio a los musulmanes que adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todo poderoso…” (Nostra Aetate).
Mire hermano. Una cosa es el principio de libre interpretación Luterana, que usted sutilmente deja entrever al acusar de “catolicismo de supermercado”, y otra cosa es querer tergiversar hasta las mismas Sagradas Escrituras. Y NO PORQUE YO LAS INTERPRETE, sino porque la Santa Madre Iglesia las ha interpretado y enseñado así durante 2000 años. Eso significa, que si ahora alguien (me da igual quien sea), trata de enseñarme lo contrario, so pretexto de adaptarse a los tiempos, le daré la misma credibilidad que a la afirmación del líder de los miguelianos a sus monjitas de que para sanarse las tenía que poner mirando a Cuenca.
“¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ese es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre. Quien confiesa al Hijo posee también al Padre” (1 de Juan 2:22.23).
San Agustín, en “La Ciudad de Dios”, y Santo Tomás en la “Summa Theologiae”, dejan bien claro lo dicho por los salmos: “los dioses de los paganos son demonios”. Y puesto que el Islam, por ejemplo (del actual judaísmo talmúdico que coloca a Cristo en el infierno, en una olla de semen hirviendo, y afirma que la Santísima Virgen era una puta) no sólo niega a Cristo, sino que persigue a los cristianos… saque usted las conclusiones.
En cuanto a la fea costumbre de citar al toro y esconderse, o iniciar un debate, soltar la parrafada, acusar de algo (lefebrista en este caso), y enfatizar muy digno que se acabó el debate… Mire, hermano, a mí me ha podido parecer usted imbécil desde el primer momento y a pesar de eso he seguido argumentado. ¿Qué en uso de su libertad se mantiene usted en sus trece? Perfecto. Como si se la pica un pollo. Quede con Dios y rece por quien quiera.
PAX.
«Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios» Esta frase: ¿Está o no en el Evangelio? ¿La dijo un buenista? ¿Se la ha inventado Bergoglio? ¿Es Palabra de Dios? Si en lugar de precipitarse como langostas, leyesen el texto de santo Tomás que ha traído muy oportunamente D. Luis Hernández, sabrían que stricte dictum, naturalmente hijos de Dios son los bautizados; hablando análogamente, Dios es Padre de todas sus criaturas y así, «hijo de Dios» puede usarse como sinónimo de «criatura de Dios» en términos análogos. Lo demás es querer coger el rábano por las hojas y trae como consecuencia que se menoscabe la atención a la intención de oración del Santo Padre. No será una consecuencia querida, seguramente, pero es una consecuencia real. Lo cual es muy triste si hablamos de católicos… pero eso es mucho decir, que aquí estemos hablando de católicos, visto que se desconoce la doctrina (ni idea de lo que quiere decir la proposición «fuera de la Iglesia no es salvación») y se repudian los documentos del magisterio eclesial («Nostra Aetate»).
Y termino con una frase de Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, a la que seguramente crucificarán también:
«Siempre ha estado lejos de mi pensamiento
eso de que la misericordia de Dios está
circunscrita a los límites de la Iglesia visible.
Dios es la verdad. Y quien busca la verdad,
Busca a Dios».
¿No nos enseñaron aquello de que «fuera de la Iglesia no hay salvación»?Pues eso.Que no vengan ahora con cambios de doctrina: yo ya estoy muy mayor para eso y no pienso aceptarlos.
«Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie
las arrebatará de mi mano».
Sencillito. Ahora algunos apolojetas dicen que el video no lo hizo el papa, sino un doble. Y es que sus palabras
no se pueden tergiversar.
Creo que no hay que precipitarse, y saber del uso analógico que la mejor tradición teológica hace del ser «hijo de Dios». Aquí santo Tomás (S.Th. I, q.33, a.3):
«Por todo lo dicho (q.27 a.2; q.28 a.4), resulta evidente que la razón perfecta de paternidad y de filiación se encuentra en Dios Padre y en Dios Hijo; porque al Padre y al Hijo les es común la naturaleza y la gloria. Pero en la criatura, la filiación respecto de Dios no contiene toda la razón de filiación, puesto que no es idéntica la naturaleza del Creador y la de la criatura. Se dice filiación por alguna semejanza; la cual, de ser más perfecta, más cerca estaría de la razón de filiación. Pues se dice que Dios es Padre de alguna criatura, porque ha dejado alguna huella de semejanza sólo, incluso en las criaturas irracionales. Dice Job 38,28: ¿Quién es el Padre de la lluvia? O las gotas de rocío, ¿quién las engendró? Por otra parte, de las criaturas racionales se dice que El ha puesto la imagen de semejanza. Dice Dt 32,6: ¿Acaso no es El mismo Tu Padre que te poseyó, te hizo y te creó? De otras criaturas El es Padre por la semejanza de la gracia, por la que son llamados hijos adoptivos, en cuanto que están ordenados a heredar la gloria eterna como dispendio de la gracia. Dice Rom 8,16-17 El mismo Espíritu nos testifica que somos hijos de Dios; y si somos hijos, también somos herederos. Y de otras criaturas es Padre por la semejanza de la gloria, en cuanto que ya poseen la herencia de la gloria. Dice Rom 5,2: Nos gloriamos en la esperanza de la gloria de los hijos de Dios.
Así, pues, queda claro que en Dios paternidad se dice antes por la relación de la Persona a la Persona que por la relación de Dios a las criaturas».
Es evidente que ninguna persona humana es hijo de Dios. En cambio, todos somos imagen y semejanza de Dios por naturaleza, y de ahí nuestra dignidad absoluta e inviolable. Pero Hijo de Dios por naturaleza sólo hay uno: el unigénito Hijo del Padre, que se encarno en la Virgen María por obra y gracia del Espíritu Santo. Sólo Jesucristo es Hijo de Dios por naturaleza. Pero por obra y gracia del Espíritu Santo, somo hechos hijos de Dios en el Hijo por obra y gracia del Espíritu Santo en el Bautismo.
La pregunta del Blogger, sin duda, alude implícitamente a un video en el que el papa Francisco concluye diciendo que sólo hay una certeza: que todos somos hijos de Dios. Lo cual es evidentemente incorrecto. Pero se salva esa afirmación atendiendo a los destinatarios del video: los no cristianos, los que no han recibido el bautismo (y, por tanto, no son hijos «adoptivos» de Dios).
Muy oportuno el artículo, pues muchos sacerdotes da la sensación de que no leen el Evangelio (lectura comprensiva), e incluso recitan el Credo a la manera de un disco rayado, puesto que ignoran lo que dice el Evangelio de manera clara y parecen ignorar que es la “la comunión de los santos” recitada en el Credo. Los más ”leídos”, frecuentemente se limitan a citar el Vaticano II (de segundas), como si fuera un sustituto de la religión o una nueva religión.
Un ejemplo, podría ser el reciente comentario de “unoqueva”. Cita la Declaración “Nostra aetate” como si en lugar de una declaración fuera un dogma, pero además haciéndole decirlo lo contrario de lo que dice, puesto que en los dos primeros párrafos queda claro que somos todos “hijos de Dios” en el sentido de especie humana que salió de las manos de Dios, lo que nunca se discutió. Luego lo desarrolla en el sentido que “la Iglesia no rechaza lo que hay de verdadero en otras religiones”, lo que no es más que subrayar lo que ha sido permanente siempre.
«Todos los pueblos forman una comunidad, tienen un mismo origen, puesto que Dios hizo habitar a todo el género humano sobre la faz de la tierra, y tienen también un fin último, que es Dios, cuya providencia, manifestación de bondad y designios de salvación se extienden a todos, hasta que se unan los elegidos en la ciudad santa, que será iluminada por el resplandor de Dios y en la que los pueblos caminarán bajo su luz.» (Nostra Aetate, 1) Todos somos Hijos de Dios… de eso no se duda…
Evidentemente que no todos son hijos de Dios. La filiación divina se alcanza con el Bautismo, sacramento principal del católico y puerta del resto de sacramentos.
Quien dice que todos somos hijos de Dios, está faltando a la verdad, negando el Bautismo y confundiendo a los fieles. No es lo mismo ser creaturas de Dios que hijos de Dios.
Si celebrasen con más frecuencia la Misa Tradicional no se les habría olvidado este crucial pasaje del evangelio de san Juan. La Misa Tradicional, en su inigualable perfección de fondo y forma, cierra el magno Sacrificio con la maravilla teológica que es el comienzo del evangelio joánico.
El buenismo ha traducido en España el multius de la Consagración por todos, cuando evidentemente significa muchísimos pero no todos (omnes). En algunas partes de America, por ejemplo EEUU, en las misas en español se dice muchisimos
Corrijo el ultimo parrafo;el ultimo dia en que en mi parroquia se leyo el evangelio de San Juan el unico que se arrodillo fui yo.ni el cura oiga