| 07 septiembre, 2023
TELAR CHARDÓN
Los católicos vivimos una verdadera tragedia. Nuestro papa Francisco, por un lado, elogia
en forma pública al jesuita Teilhard de Chardin mientras continúa rezando el Credo.
En esta colaboración seguiremos las enseñanzas de un dominico francés, que fue
nuestro amigo y de dos sacerdotes argentinos que fueron nuestros maestros. Una de las
tantas cosas raras que suceden en nuestro país, aparece este año con “Grandes católicos
argentinos del siglo XX” empresa en la cual colaboramos el año pasado, con el recuerdo
de otro maestro y amigo, Tomás Casares; como nuestra exposición disgustó al
presentador, este no solo la interrumpió, obligando a finalizarla reducida, sino que al día
siguiente ordenó a Cruz del Sur cancelarla en YouTube.
Junto con algún otro inimputable, este año incorporó a algunos buenos
sacerdotes, conocidos en ciertos círculos, sin incluir, por supuesto, a los dos que guían
estas líneas: Julio Meinvielle y Leonardo Castellani. El último que denominó a Teilhard
de Chardin, Telar Chardón, ya que, según él, “este es su nombre español, créanme, así
lo hubieran llamado Cervantes y Luis de Granada”; así también lo llamaremos nosotros.
Meinvielle y Castellani jamás integraron una sociedad de bombos mutuos e
incluso algún despistado habla de malas relaciones entre ellos; pero respecto al tema
escribe Castellani: “Escribir sobre Telar Chardón en la Argentina ignorando al P.
Meinvielle es descaro; ignorando el Monitum pontificio es inobediencia” (Nueva Crítica
Literaria, Dictio, Buenos Aires, 1975, p. 485).
Y ese decreto ¿qué ordena? Dictado el 6 de diciembre de 1957 dispone: “Los
libros del Padre Teilhard de Chardin S.J. deben ser retirados de las bibliotecas de los
Seminarios y de las Instituciones religiosas, no pueden ser puestos a la venta en
Librerías Católicas y no es lícito traducirlos a otras lenguas”.
¿Cuáles serán los motivos de esta severa orden? ¿Desviaciones doctrinales?
¿Ambigüedades? ¿Errores? ¿Confusiones? ¿Oscuridades?
Hoy, nuestro papa Francisco descarta todo esto y encomia la obra del sacerdote
jesuita.
Ante esto los católicos ¿Qué debemos hacer? Si se tratara de un ordenamiento
jurídico positivo no tendríamos que dudar mucho y aplicar cierta lógica: la disposición
posterior del mismo órgano deroga a la anterior.
Pero este no es el caso y si los católicos, al decir de Chesterton al ir a la Iglesia
nos sacamos el sombrero, no la cabeza, debemos pensar el asunto, que considero muy
grave.
La gran pregunta es: ¿El dios de Telar de Chardón, es nuestro Dios? Estimo que
no, pues como escribe el Padre Meinvielle, la esencia de Dios es Ser, saca al mundo y al
hombre de la nada y no necesita de una Nada positiva preexistente (La cosmovisión de
Teilhard de Chardin, Cruzada, Buenos Aires, 1960, págs. 82/83.
Comnentando un libro del Padre Luzzi S.J. escribe Castellani que, si dijera,
nuestro Dios es un dios que se hace, “saltaría a los ojos una herejía patente y no
nueva… pero no lo dicen así: lo dicen amontonando la Cristo-génesis, la centreidad, la
morfología, la superconciencia, el punto Omega, el espaciotiempo de forma cónica, la
noosfera… La ambigüedad hormiguea en este escrito… Telar y su heraldo llaman
conciencia a la afinidad química de los minerales, al tropismo de las plantas, a la
percepción del animal y a la conciencia del hombre” (Ob. cit., p. 486). Como vemos, un
ejemplo de uso de “una lengua obtusa y de un argot fingidamente científico”, al decir de
Pitirim Sorokin.
Nuestro amigo el fraile I. André-Vincent también sostiene que “el Super-Cristo
de Teilhard, no es más que el alma del mundo, el viejo logos estoico, vestido de
cosmonauta”. (Théologie et révolution, Archives de Philosophie du Droit, Paris, 1969, p.91.
Todo está sometido a la Evolución. La ley natural moral y la ley divina positiva,
los grandes criterios que deben presidir nuestros juicios para discernir lo bueno y lo
malo desaparecen, porque la norma es otra y así Telar se pregunta: “¿Qué es lo que está
bien? ¿Qué es lo que está mal? No hay respuesta en tanto no se descubra el sentido de la
Evolución” (Avenir del’Homme, p. 119, citado por Vincent, artículo citado, p.45).
No puedo averiguar que partido tomarán los lectores; por nuestra parte
seguiremos rezando Creo en Dios Padre todopoderoso… y rigiendo nuestra conducta
por la ley natural moral y la ley divina positiva, mientras dejamos para otros sumergirse
en la Evolución con el peligro de ahogarse.
Bernardino Montejano
Por desgracia también Benedicto XVI tropezó en esa piedra y pretender salvar a Chardón porque tenga elementos valiosos -habría que saber cuáles son- es como invitar a comer una tarta de excelente harina y azúcar que sólo tiene el fallo de contener unas gotas de cianuro. Sólo que aquí son muchas gotas porque el monitum del Sto. Oficio decía textualmente que la obra de Chardón «hormigueaba» -Fourmillait- de errores.
La concepción de Dios y su «teología» evolucionista es panteísta en Theilard. Lea bien el artículo. Lea bien el Monitor del Santo Oficio
Si es que Francisco es malo a más no poder, menos mal que tenemos el magisterio incomparable, puro y prístino de Benedicto XVI:
«Nosotros mismos, con todo nuestro ser, debemos ser adoración, sacrificio, restituir nuestro mundo a Dios y transformar así el mundo. La función del sacerdocio es consagrar el mundo para que se transforme en hostia viva, para que el mundo se convierta en liturgia: que la liturgia no sea algo paralelo a la realidad del mundo, sino que el mundo mismo se transforme en hostia viva, que se convierta en liturgia. Es la gran visión que después tuvo también Teilhard de Chardin: al final tendremos una auténtica liturgia cósmica, en la que el cosmos se convierta en hostia viva».
(Benedicto XVI, Rezo de Vísperas, Homilía, 24 de Julio de 2009)
No diré que la obra de Teilhard, que no conozco a fondo, no tenga afirmaciones problemáticas (algunas de ellas aparecen en el artículo), pero también ha hecho aportaciones interesantes: esto de condenar una obra en bloque es absurdo. Coincido, pues, con la templada opinión de Ratzinger al que algún comentarista se refería, sin embargo, en términos críticos. Por otra parte, así ha hecho siempre la Iglesia: condena afirmaciones o negaciones, insta a sus autores a renunciar a ellas, corregirlas o matizarlas según la gravedad del caso, pero no a pensadores y menos aún a personas. Por desgracia, el maniqueísmo sigue estando muy presente en ciertos sectores de la Iglesia. Y no es menos peligroso que el relativismo.
Ya estaba tardando el del vestidito de blanco con el jesuita éste… «éramos pocos y parió la abuela» o el «abuelo cebolleta».
Soy anti-arrupista, pero me parece que Teilhard, que muere una década antes de la llegada de Arrupe, es de una categoría superior. Se podrán discutir sus tesis, pero no me parece que se puedan despachar del modo simplista de este artículo. Cristo, ¿es el anima mundi que entendieron los estoicos? Bueno, cuando San Juan habla del Logos que se encarna, en cierto modo subsume esa visión filosófica al mismo tiempo que la corrige y trasciende. Véase todo el diálogo de San Agustín con el platonismo. Esa es la línea de Teilhard en el fondo. La misma Summa tomista refleja la dialéctica exitus-reditus (salida y retorno del mundo) que toma a su vez del filoplatonico Areopagita. Ay, estos neotomistas…
El Logos de san Juan depende de toda la teología de la literatura sapiencial sobre la Palabra de Dios, y no sólo en el libro de la Sabiduría, sino también en el Eclesiástico. Confundir el Logos en san Juan con el Logos estoico, o incluso con el logos de Filón no es verdad con la historia de los textos en la mano. Ese fue una de las grandes confusiones de Orígenes. Jamás pensó san Juan en el Logos como un conjunto de ideas, al modo filoniano o platónico. Por otra parte, si lee simplemente el primer capítulo del De Trinitate de san Agustín podrá ver la crítica a la noción de un dios que se haga a sí mismo, que es precisamente lo que sostenía Plotino, y lo que desarrolla Teilhard. Y respecto a santo Tomás, a poco que se le conozca se advierte claramente cómo va modificando al Areopagita para desactivar sus problemas platónicos (que por ejemplo, en Eckhart vuelven con toda su fuerza). En cualquier caso una de las opiniones más autorizadas sobre Teilhard me parece que fue la de un biólogo de verdad, como Stephen Jay Gould, quien además de criticar la participación del jesuita en el fraude del hombre de Piltdown expone que toda su teoría es una mistificación de ciencia (poco precisa) y filosofía-teología que recuerda más a un poema que a algo serio.
La rehabilitación de Teilhard de Chardin no es sólo asunto de este Papa. En 2009, Benedicto XVI dijo en una homilía en la catedral de Aosta que “ al final tendremos una verdadera liturgia cósmica, donde el cosmos se convertirá en una sede viviente».
Y en su libro “ Introducción al cristianismo” ya había hecho una defensa del jesuita en estos términos: “Hay que reconocer como un mérito importante de Teilhard de Chardin el haber repensado estas interconexiones desde la perspectiva de la actual imagen del mundo y, a pesar de una tendencia hacia el biologismo no del todo incuestionable, el haberlas captado, en general, de forma ciertamente correcta y, en todo caso, el haberlas hecho nuevamente accesibles”
¡ARRUPITAS DEL MUNDO, NO DESESPERÉIS!
«Hoy entran en la Compañía de Jesús tres nuevos novicios [uno de ellos importado de Guinea Ecuatorial]». – De los ¡ocho! jóvenes que entraron en el noviciado arrupita en 2021 únicamente tres celebrarán sus primeros votos el próximo día nueve. – ¿Llegará alguno de ellos a ordenarse? – ¿Cuántos de los tres nuevos novicios superará los dos primeros años de formación?
https://infosj.es/noticias/20123-hoy-entran-en-la-compania-de-jesus-tres-nuevos-novicios
Brillante homilia del Arzobispo de Oviedo en el funeral de un dominico http://sanfelixdelugones.blogspot.com/2023/09/homilia-en-el-funeral-de-fray-jose.html?m=1
Eso de rehabilitar a Theillard sí que es puro indrietismo, además de una herejia.
Pero que ha dicho exactamente el Papa sobre Chardon?