Sobre la crisis de vocaciones

|

Opus Dei: Monseñor Georg Gänswein ordena en Roma a 27 sacerdotes

Un artículo que conviene leer.

https://adelantelafe.com/crisis-de-vocaciones-hagamos-la-prueba-del-algodon/

<

Sobre todo algunos

Comentarios
9 comentarios en “Sobre la crisis de vocaciones
  1. Es muy triste la situación de los seminarios. Me parece que la causa principal de la decadencia es la falta de vigencia pública de la fe; lo que alguno ha llamado el «materialismo» de nuestro tiempo. La diócesis de Córdoba, con don Demetrio a la cabeza, merece nuestra mayor gratitud y admiración. Pero imagino que otra causa principal es sencillamente la esterilidad de los matrimonios jóvenes. Cuando yo era joven, las familias de mi pueblo tenían una media de cinco hijos; algunos fuimos al seminario, aunque yo fallé en el camino. Pero, por la gracia del Señor he mantenido mi fe y me declaro defensor de aquel «nacional-catolicismo» en el que, siendo pobre, y con una casa que no tenía los más elementales servicios, la iglesia me permitió desarrollar mi vocación de empollón-profesor. Gracias, San José; que haya hijos para que haya sacerdotes.

  2. Seminario ON LINE
    Las tecnologías lo cambiarán todo, si Dios no lo remedia, pero puede que hasta sean buenas para luchar contra la crisis vocacional. Pues, quizás una de las mejores iniciativas que se podrían tomar en estos momentos seria ampliar el concepto de seminario. Muchos podrían aprender la Teología desde sus casas a través de Internet, ya que son muchas las Facultades de Teología que dan cursos de Teología por este medio a nivel universitario y que hacen posible sacar el título de teólogo con los mismos efectos académicos que los sacados asistiendo a las clases. Como en todo, se presentan varias modalidades: Teología online en casa, sin seminario, o teología online en el mismo Seminario con algún profesor culto que coordine y supervise sin necesidad de acudir a la Facultad de Teología. Sería mucho más económico
    La Iglesia debería promocionar hasta la saciedad el estudio académico de la teología vía Internet, aconsejándolo a muchos jóvenes aunque no tuvieran intención de ser sacerdotes. Simultaneando el estudio de una carrera teológica con el trabajo y también para tantos ni-nis como existen hoy en día. Incluso ofreciéndolo de forma gratis a los que considerara aptos para ello, sin exigirles compromiso alguno, ya que el respeto por la libertad debe ser la máxima de la Iglesia en el campo vocacional. No se debería tener miedo al porcentaje de sacerdotes que se conseguirían por este medio por bajo que fuera. Sería como una reserva para el futuro por si algunos decidieran ser sacerdotes al cabo de unos años. Académicamente ya estarían casi preparados. Sólo les quedaría la parte litúrgica y pastoral, como quien dice un año a lo sumo. En tiempo de vacaciones se podrían ofrecer convivencias para los estudiantes de teología on-line, que serviría para complementar lo que se obtiene en los seminarios clásicos: el conocimiento personal, el espíritu comunitario, la familiaridad con el mundo eclesial de la diócesis, etc.
    El seminario tridentino toca a su fin. Ya no hace falta el edificio para tener lecciones de Teología. Por lo tanto … seamos realistas. En el seminario se va a toque de timbre: misa, comida, clases, paseo, etc. Luego en las vacaciones todo cambia y se deja de lado, se desmorona la vida de piedad. . Porque el sacerdote no vivirá en comunidad. Vivirá solo.

    1. Valdría si la formación de un sacerdote consistiese SÓLO en estudiar teología. Pero no es así. La formación sacerdotal es eso y mucho más. Infórmese mejor.

      1. Antes de Trento no había Seminarios. Los que pasan por los seminarios también tienen problemas gordos y muchos lo dejan, después de gastar mucho con ellos.

    2. La idea que propones es interesante. En las diócesis existe lo que se denomina instituto de teología a distancia. Yo hice dos años de Ciencias Religiosas, lo tuve que dejar porque me quede sin ingresos económicos y la verdad que se recibe una buena formación teológica Tomista.

      Al menos en San Dámaso.

      Que se puede completar con vivir en comunidad y ayudar algún sacerdote mayor.

      Ahora bien, que debería ser gratis es indudable. No tiene sentido que la carrera de teología te cueste el doble que
      un grado en una universidad pública como sucede actualmente.

      Esto ayudaría a disminuir la cantidad de falta de formación sobre la fe que existe entre los propios fieles.

      Aun así no creo que halla muchos jóvenes o ninis quieran que quieran estudiar teología.

      La mayoría de los jóvenes no son creyentes. Y la teología no es algo que llame la atención. O lo que te enseñan de religión en los colegios. A mi por ejemplo en cambio es algo que siempre me gusto desde que era un niño. Pero suele ser un algo raro.

  3. Y aún así, ni todos estos institutos tradicionalistas juntos suman las vocaciones que tiene el Camino Neocatecumenal. Las cosas como son.

  4. https://youtu.be/ASCoZld3MLE
    Vídeo del obispado de Córdoba sobre el día del seminario. Especifica los seminaristas que hay en Córdoba, pide oración y limosna para que haya más. Tiene el mismo número de seminaristas que Osoro siendo varias veces menor en población.
    La carta de Osoro no dice nada.
    Dentro de unos días, coincidiendo con la solemnidad de san José, celebramos el Día del Seminario. La Iglesia que camina en España mantiene una ocupación fundamental por la formación de los futuros sacerdotes. Todos estamos empeñados en que se formen sacerdotes según el corazón de Jesucristo. Ponemos la confianza en la acción del Espíritu Santo, más que en estrategias y cálculos humanos, por muy buenos que sean, y pedimos con fe al Señor, a quien es dueño de la mies, que envíe vocaciones al ministerio sacerdotal. Mientras, preparamos nuestros seminarios para formar a sacerdotes que afronten los retos que el mundo hoy nos presenta y que sean anunciadores fuertes y creíbles de la alegría del Evangelio.

    Este año, la Conferencia Episcopal Española, a través de la Subcomisión Episcopal para los Seminarios, ha elegido como lema Sacerdotes al servicio de una Iglesia en camino. El ministerio sacerdotal es vital para la Iglesia. Ella se entiende a sí misma sacramentalmente; la razón de ser del ministerio sacerdotal deriva de la misión de la Iglesia. La Iglesia está llamada y enviada a mantener presente en el mundo la obra redentora de Jesucristo para comunicar la salvación en la época en la que vive. El Papa Francisco reconocía ya en Evangelii gaudium que pueden ser diferentes los caminos, pueden ser variadas las metodologías y son distintas las espiritualidades, pero «en la Palabra de Dios aparece permanentemente este dinamismo de “salida” que Dios quiere provocar en los creyentes». Estamos llamados a «salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio» (cfr. EG 20).

    Qué hondura tiene que el Papa diga que «la alegría del Evangelio […] es una alegría misionera». Tenemos que sumergirnos en la dinámica del éxodo y del don, lo cual tiene unas consecuencias para todos y muy especialmente para los sacerdotes y para quienes se están formando en estos momentos. Hemos de salir de nosotros mismos, caminar y sembrar siempre de nuevo, ir más allá, pues el Señor nos mueve para salir siempre (cfr. EG 21). Las palabras de Francisco no hacen sino alentarnos a formar sacerdotes para una época nueva: «Es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo. La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie» (EG 23).

    Qué importancia tiene el seminario, que, como nos decía el Papa Benedicto XVI, es un «gimnasio de comunión». Los seminaristas, que habéis sido llamados por el Señor, dadle gracias por esta vocación. En el seminario va desarrollándose, creciendo, configurándose vuestra vida con Jesucristo y va adquiriendo una forma clara, desde una experiencia de comunión profunda. Vosotros, los seminaristas, os habéis embarcado en una aventura extraordinaria en estos momentos de la historia en los que existen oposiciones, búsquedas, negaciones de la fe, pero también la necesidad de percibir el amor de Dios… En el corazón de todos los hombres hay sed de Dios y vosotros habéis tenido el atrevimiento de entregar la vida para saciar esa sed. Hoy tenemos que seguir preguntando a los jóvenes: «¿Qué hacéis?, ¿vivís para vosotros?, ¿qué entregáis?, ¿de qué tienen necesidad los hombres?». Jesucristo sigue diciendo: «Sígueme». Y seguro que a ti alguna vez te lo dijo.

    La Iglesia tiene una responsabilidad grande en la formación de los futuros sacerdotes, pues hemos de hacer posible que se preparen bien para el ministerio y que puedan ejercerlo fructíferamente, conociendo la identidad sacerdotal, la que estableció Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. Lograr una plena madurez humana y espiritual es todo un reto y una misión de nuestros seminarios. Como recogen la Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis y antes el decreto conciliar Optatam totius, es clave la orientación pastoral de toda la formación. Hay cuatro notas esenciales para la formación sacerdotal: única, integral, comunitaria y misionera. Estas notas ya muestran qué tienen que entregar nuestros seminarios, qué ambiente tienen que promover, qué dimensiones y qué equilibrio tienen que darse en sus diferentes etapas… Y en todas ellas hay una propuesta sacerdotal en salida, abierta a la misión.

    Ahora, como está recordando el Papa, hay que vivir el «discipulado misionero». Debe haber una profunda relación personal con Jesucristo, que se traduce en reproducir los ejemplos del Señor. ¿Cómo hacerlo? Conociendo y viviendo cada día más y mejor todos los contenidos de la iniciación cristiana y garantizando cada día con más fuerza la adquisición del sentido de comunión y de misión. También nuestros seminarios tienen que velar por la formación espiritual, humana, intelectual y pastoral. Se trata de ayudar a formar personas completas, totalmente entregadas al servicio de Dios y de su pueblo. La opción que la Iglesia hace por la integralidad de la formación no consiente desequilibrios. Y, por ello, los formadores deben ser conocedores de la naturaleza del discípulo misionero.

    Siempre, pero en este cambio de época con más claridad, la formación ha de tener un carácter misionero. Esto significa que tiene que estar orientada radicalmente a la realización de la misión evangelizadora de la Iglesia, con las actitudes que esto engendra, como salir a la búsqueda de las ovejas.

    Con gran afecto, os bendice,

    +Carlos, Cardenal Osoro Sierra
    Arzobispo de Madrid

    ¿A quién darían ustedes dinero?

  5. También, en los seminarios hay un reflejo de la sociedad y mucha maldad. Hoy Jesús se ha olvidado en los seminarios. Sólo hay apariencia y después las parroquias lo pagan

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *