Es mi casa y me siento a gustísimo en ella. Comparto prácticamente todo lo que en ella se dice y si en algo puedo discrepar es bien poco y en muy contadas ocasiones. Y escribiendo además yo de lo que me da la gana y como me da la gana no voy a negar a otros el que lo hagan.
Me da pie un artículo, mejor dicho un titular, para repetir un pensamiento mío que he expuesto varias veces porque muchísimas sale a relucir. La inexistente licenciatura en Matemáticas del cardenal Osoro que para algunos es gravísimo e imperdonable pecado y que yo pienso que tiene escasísima importancia. Aunque haya sido una equivocación del hoy arzobispo de Madrid.
No se trata por mi parte de ninguna defensa de Don Carlos. Que comete errores, como todo el mundo. Y algunos en mi opinión serios. Y así se lo he señalado en más de una ocasión. En la entrevista que da pie al titular el mismo Don Carlos apunta alguno.
La entrevista está bien, es aceptable y como todas las entrevistas dice lo que quiere el entrevistado y no el lector que puede discrepar de lo que se manifiesta. Por ejemplo, al hablar de Franco, sobre el que le interrogaron, manifestó que fue un católico. Lo que a algunos les parecerá escaso y a otros intolerable. Con todas las salvedades que se quieran y que desde luego pueden manifestarse me pareció de recibo y hasta inteligente para salvar escollos que le pusieron.
¿Fue una ocasión perdida para manifestar la verdad que parece pesar como losa de mil toneladas sobre Carlos Osoro Sierra? Pues a mí me parece que tal losa es poco más que una fruslería y como mucho un pecado venial que ni es necesario confesar. Si yo en una conversación dijera que me encantó el Partenón y que lo disfruté muchísimo no habiendo estado nunca en Atenas creo que no es para recordarme un día sí y otro también mi pecadillo de vanidad. ¿Está bien? No. ¿Tiene alguna gravedad? Tampoco o escasísima. Si yo fuera a confesarme de que había mentido diciendo que visité el Partenón el cura disimularía pero seguro que habría pensado que va gente rarísima a confesarse. Las mentiras, que bien no están nunca, son graves cuando hacen daño, quitan algo a otro: paz, fama, dinero… Falsificar un título es gravísimo si con él se quita el puesto a otro que lo tiene de verdad pero cuando se hace por pura vanidad, irreflexivamente y sin daño de nadie no me parece que sea para echárselo en cara todos los días y reclamar que vestido de sayal y con ceniza en la cabeza procesione todos los viernes por la Gran Vía proclamando: Soy un miserable mentiroso, perdonadme. Pienso que su error ya lo ha pagado suficientemente y tiene que estar arrepentidísimo de aquel desliz.
Hay sin embargo cosas que el cardenal arzobispo de Madrid debería reconsiderar porque algo chirría. Yo, por lo que le conozco, y algo es, sé que es persona extrovertida, acogedora, simpática, amable, educada, cariñosa… y sin embargo pese a todo ello crea anticuerpos importantes. Y en personas verdaderamente extrañas a esa reacción: católicos practicantes, sacerdotes excelentes, hermanos en el episcopado… Pues algo raro tiene que pasar. Y eso es lo verdaderamente importante y no la chorrada de un título en Exactas que no necesita para nada pues para nada le sirve.
Parece que tiene el título civil de Magisterio y persona que me merece todo crédito me ha asegurado que cursó con él la licenciatura en Teología de la Pontificia de Salamanca que concluyó con excelentes calificaciones. No es un currículum brillantísimo pero tampoco la nada.
Ojalá Don Carlos, con sus muy notables cualidades personales, sepa y quiera ganarse los corazones de su clero y de su pueblo y en ese caso nadie le recordará la bobada de las matemáticas.
https://infovaticana.com/2018/08/15/osoro-desperdicia-una-magnifica-ocasion-de-decir-la-verdad/
«Otro vendrá que bueno te hará».
Oí y leí críticas sobre Monseñor Rouco en que se le acusaba de homilías largas, teologizantes y bastantes confusas, y por las que yo le escuché no puedo discrepar. Pero la Arquidiócesis y los curas que la formaban eran referente para el resto de la Iglesia en España, excepción hecha de los progresaurios de Entrevías, cuya iglesia dejó de ejercer como tal y el cura Ángel que siempre fue una espina para Monseñor.
Pues con Osoro no sé si hay otras Diócesis referencia en España, espero que sí. Pero desde luego Madrid ya no lo es.
Y en cuanto al artículo en sí, me parece obvio que si un católico no debe mentir excepto por el principio de legítima defensa; un Obispo cuanto menos, porque se supone que debe dar ejemplo y si miente públicamente además de pecado genera escándalo.
Yo creo firmemente que:
No dirás falso testimonio ni mentirás.
Y hay de aquél que escandalice a estos pequeños…
no son palabras baladíes.
Sin olvidar:
Haced como ellos dicen pero no hagáis como ellos hacen.
Un cardenal que miente reiteradamente y por escrito… no tiene importancia para el articulista…. Ya no osaremos criticar el master de Casado o la Cifuentes o el doctorado de Sanchez…qué más da todo.
No sé si es venial o no, pero imaginen que voy a confesarme con el Sr Cardenal y le digo que he engañado a mi mujer. Dejemoslo así.
Lo grave son otras cosas, como las que relata el amigo Ramilo.
Cuando fue nombrado dije y ahí está escrito en el blo, que había algo que no me gustaba. Ha pasado el tiempo y sigo sin encontrar nada que me haga olvidar aquella primera impresión. Y lo mismo dije de otro cardenal y todo lo visto y leído confirma aquella impresión.
Mientras dormías
Fray Joseph Martin Hagan OP
17 de agosto de 2018
Hace poco bauticé a un bebé de dos meses.Estuvo dormido durante toda la ceremonia, apenas se movió cuando le eché el agua sobre la cabeza por tres veces (sin duda era agua tibia).
Visto esto en un plano natural, parece bastante corriente. Los niños duermen, al menos cuando lo desean.
Siendo niño me quedé dormido durante todo el desfile del Día de los Caídos, repleto de bandas de música y camiones de bomberos. Sin embargo, desde una perspectiva espiritual, este neófito reveló algo maravilloso sobre el amor del Padre.
Este bebé comenzó su siesta del mediodía en estado de pecado original, alejado de Dios por el pecado de Adán. Cuando despertó, estaba en estado de gracia, era ya hijo adoptivo del Padre por la Cruz de Jesús y la efusión del Espíritu Santo. ¡Con qué liberalidad nos ama el Padre, sin que tengamos que poner nada de nuestra parte! Como dice el Salmo 127, el Señor «derrama regalos sobre Sus hijos mientras duermen.»
Si bien todo esto suena bien, algo dentro de nosotros lo contradice fácilmente. Puede que nos guste la idea de dormir, pero usualmente encontramos excusas para quedarnos hasta muy tarde. Nos puede gustar la idea del obsequio divino, pero a menudo queremos arañar más horas de la cuenta a nuestra vida.
Estos movimientos contrarios no son necesariamente malos, pero pueden confundirnos en el modo de relacionarnos con Dios. Fundamentalmente, somos como ese bebé de dos meses que se bautiza. Somos niños en los brazos del Padre, niños a quienes Él ama gratuitamente, sin que lo hayamos merecido.
A menudo desconocemos las muchas gracias que derrama en nuestra alma, gracias que florecerán a su tiempo.
Además, habiéndonos convertido en Sus hijos, Dios puede santificar esos movimientos contrarios, o sea, nuestro deseo de permanecer despiertos y dilatar el tiempo.
Mientras descansamos espiritualmente en Sus brazos, Dios a veces nos pide que permanezcamos despiertos físicamente, permaneciendo en vela toda la noche, especialmente en la oración o en el cuidado de los enfermos.
Mientras recibimos la liberalidad de Su amor, Dios nos invita a trabajar con todas nuestras fuerzas como sus pequeños colaboradores, no para granjearnos Su amor, sino para compartirlo con los demás.
Que permanezcamos despiertos al amor de Dios para que siempre podamos descansar en Sus brazos.
Al bueno del Presidente del Partido Popular, una jueza, hija de guardia civil y nieta de un comandante de la Guardia Civil. que fue enviado a Pamplona por el ministro de la Gobernación, Casares Quiroga para neutralizar y a ser posible acabar con el General Mola, y tras una arenga en la que los Guardias gritaron: Viva España! , disparó contra uno de ellos, siendo abatido por otro subordinado , lo está llevando por la calle de la amargura a cuenta de un Máster, sobre el que sólo tiene sospechas y que muy probablemente se le revuelva con efecto boomerang, porque el RD de Zapatero, de 2005 que posibilitaba esos másters, aún siendo un coladero, corregido ulteriormente, y vistos otros doce expedientes, nos dice que todo estuvo ajustado a derecho.
Si a un político, incluso teniendo todo en perfecto estado, se le pone la vida del revés con tales infundios, en un eclesiástico y sobre todo si es arzobispo, se le debe suponer mayor probidad. Osoro ha incurrido en el desprestigio y le llaman jocosamente el matemático. A mí no se me habría ocurrido jamás alardear de un título que no tengo. Y eso que no me reconozco como especialmente virtuoso. Le parece poco ser arzobispo de Madrid y Cardenal?
Dentro de su círculo más íntimo, Osoro se postula como el sucesor ideal del papa jesuita. ¿Será éste otro «pecadillo» de vanidad? Y es que si Osoro está personalmente encantado con Bergoglio, en vez de aspirar a la sucesión de éste, debería desearle largos años de vida…
En la entrevista de «El Mundo», preguntado por el asunto, Osoro vuelve a tirar de demagogia: pretende que hasta han puesto en duda su licenciatura en Teología. Algo que yo no había oído ni leído en medio «hostil» alguno.
Pacopepe, cuántas veces hemos discutido de este tema! No fue un calentón, fue un curriculum ESCRITO enviado al Vaticano, y lo repitió en una entrevista radiofónica!
lo mínimo sería no sugerir, como hace en la vacua entrevista de ayer, que lo de los títulos es una mentira. el mentiroso, aquí, no es InfoVaticana!
Por cierto, ¿sabes de qué trató la tesina de su licenciatura?
Pequeño, grande o entrepelado, en el pecado ha llevado su penitencia: el personaje carece de credibilidad. Algo grave para un «santón» público, que además se refuerza a diario con su estrafalario populismo de imitación.
Pues Ramilo y Natanael me vienen a dar la razón. Los problemas que ha podido crear Osoro que no los niego y dos de ellos me parece que están muy bien señalados no tienen nada que ver con la dichosa licenciatura. Hasta él mismo los apunta en su entrevista.
Las puntualizaciones de RAMILO y NATANAEL excelentes.
Su problema no es su licenciatura inexistente, sino sus querencias por lo peor de la Iglesia (Josito, Cobo, Bru, father Ángel) y lo peor de la anti Iglesia (la asaltacapillas, la Carmena y demás).Y, por cierto, su actitud para con el auxiliar Martínez es la causa primera del despego que siembra a manos llenas entre sus curas y sus compañeros prelados.Le queda un año y medio para renunciar: muy poco tiempo para coser lo descosido.Pasará sin pena ni gloria.Irá al cónclave, donde le harán el mismo caso que me harían a mí: ninguno.
Para estar continuamente haciendo penitencia por el «pecadillo», pues no. Pero los pecados son en tanto más graves en cuanto , siendo persona pública y , a más, religiosa, escandalizan. Y hay una diferencia también grande cuando -entrando en la vanidad- presumo en una conversación, casi de forma irreflexiva, de lo que no tengo, a cuando lo repito en todas las conversaciones, no pudiendo alegar ya que es semiconsiderado. Menos puedo alegar «pecadillo», cuando escribo , ya reflexivamente. Y puedo caer en la necedad cuando, siendo personaje público, se va a poder contrastar lo que he escrito. Que no haya falta grave porque no hay perjuicio a otros, es atenuante moral, pero no humano. En lo humano hay un dicho, cuando se dice una pequeña inexactitud o mentirijilla: por ejemplo digo que he estado hasta las 3 de la madrugada y , añado, «para que el diablo no se ría de la mentira», bueno, mejor, hasta las tres menos veinte de la madrugada. Hay necedades pequeñas que tienen gran repercusión y, cuando obramos sensata y advertidamente, hay que evitarlas. Todo es susceptible de opiniones pero unas mejor fundadas que otras, cada uno vea.
Completamente de acuerdo.