| 11 mayo, 2023
Aunque ayer llovía:
«Nuestra Specola de ayer no hacía referencia a la audiencia del miércoles porque la publicamos antes. Hoy si podemos confirmar que, como ya es habitual, muy pocos asistentes, menos de los pocos porque llovía. Trabajo magistral de la televisión del Vaticano y de los fotógrafos para disimular los vacíos persistentes».
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Pues a seguir intentado disimular las evidencias.
Existe, y es de necios soslayarlo, un desánimo generalizado que invade de forma alarmante a la iglesia de la Europa Occidental. El actual papado no ayuda, tampoco los obispos saben, quieren, ni pueden enderezar la situación. En pocas décadas (Vat. II) se ha pasado de la meritocracia a otros baremos de idoneidad que, con Francisco, se han visto fuertemente alimentados. Caerle bien el papa es, hoy por hoy, la condición para medrar en la Iglesia. Reconozcamos que esas simpatías o antipatías suponen una calamidad para la estructura misma de la Iglesia y, por supuesto, un desastre para el magisterio, la recta doctrina, y la tradición.
El seguidismo de muchos obispos y sacerdotes obedece a la necesidad de mostrar una adhesión incondicional al pontífice que, en el mejor de los casos sirva para escalar puestos, y en el menos malo para evitar ser defenestrados.
La capacidad ha sido sustituída per la simpatía, y en ese empeño aparecen pléyades de mediocres que adulan, aplauden y jalean cualquier cosa con tal de seguir bien posicionados en el ranquin de los necios.
En el mientras tanto el Pueblo de Dios busca pero no encuentra. Literalmente se puede afirmar que se les ha robado la brújula, les hemos robado cualquier punto referencial y para más inri les abroncamos por el hecho de intentar agarrar los remos en búsqueda desesperada de puerto seguro. Así se les ridiculiza o ataca cuando intentan volver a la seguridad de la tradición que nos ha sido dada por la historia. Los llamaremos carcas, los vilipendiaremos o haremos caricatura de su desespero. Abroncar al desesperado debe ser uno de los peores pecados, lo cometa Agamenón o su porquero; pone los vellos de punta y -opino- constituye un pecado contra el Espíritu Santo, o sea, un pecado sin perdón.
No sé si existe solución con los actores actuales. La situación recuerda un teatro que, al principio de la representación aparecía rebosante, pero que a lo largo de la pésima interpretación se vacía de forma ostentosa. La pregunta surge sola: ¿podemos evitar la fuga sin cambiar el elenco? la respuesta es clara, no, no podemos. Deberemos esperar un tiempo que para desgracia de todos no sirve ni siquiera de purificacion, sólo de sufrimiento y de constatación del desastre que ha supuesto el abandono de lo sagrado para agradar al mundo. De hecho, el mundo es el único que aplaude al actual pontífice, las cadenas de Tv y sus plataformas aplauden sus ocurrencias, los fieles, sin embargo, sólo sienten orfandad. No es que la Plaza de san Pedro se vacíe de fieles, es simplemente que el santo padre nos ha abandonado. No lo hemos dejado nostros a él, si no él a nosotros.
Tomado del muro de Facebook de monseñor Munilla:
“Mientras los cristianos mueren en Oriente por su fidelidad a Jesús, en Occidente algunos hombres de Iglesia debaten para reducir al mínimo las exigencias del Evangelio” (Cardenal Robert Sarah)
Lo que también prosigue el el charla que te charlarás…
El Papa revela que el kirchnerismo intentó meterlo preso: «Querían cortarme la cabeza»
Durante sus años de arzobispo de Buenos Aires Bergoglio era visto como un enemigo por la Casa Rosada, según las propias declaraciones del Pontífice
https://www.republica.com/internacional/el-papa-francisco-revela-que-el-kirchnerismo-intento-meterlo-preso-querian-cortarme-la-cabeza-20230511-11221925450/
Peor que los vacíos fue que por primera vez un líder religioso que no está en comunión con Roma hablase a los fieles en San Pedro. También estaba previsto que celebrase la liturgia copia en San Juan de Letrán:
https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=46405