《Yo había quebrantado un brazo al faraón. Se lo vendaron para curarlo, le pusieron una ligadura para inmovilizarlo, devolverle la fuerza y hacerle empuñar la espada.
Por eso, así dice el Señor Dios: «Aquí estoy contra el faraón. Quebrantaré sus dos brazos, el sano y el quebrado, y haré caer la espada de su mano».
También se da el caso de algún purpurado que viaja desde la América bolivariana hasta la Ciudad Eterna a vacunarse. Por aquello del «olor a oveja», claro.
El charro se vacunó y tuvo un que ingresar después de segunda dosis. También se vacunaron vicario, ecónoma y ayudante.
《Yo había quebrantado un brazo al faraón. Se lo vendaron para curarlo, le pusieron una ligadura para inmovilizarlo, devolverle la fuerza y hacerle empuñar la espada.
Por eso, así dice el Señor Dios: «Aquí estoy contra el faraón. Quebrantaré sus dos brazos, el sano y el quebrado, y haré caer la espada de su mano».
(Ezequiel 30,21-22)
También se da el caso de algún purpurado que viaja desde la América bolivariana hasta la Ciudad Eterna a vacunarse. Por aquello del «olor a oveja», claro.