Ahora le ha tocado al obispo de Neuquén, Virginio Domingo Bressanelli SCI. a los tres meses y dos días de presentar la renuncia. La actividad del Papa en el empeño de crear un nuevo episcopado argentino es verdaderamente notable. Si alguien se tomara la molestia de contabilizar las renuncias aceptadas, los traslados, las promociones y los nuevos nombramientos creo que proporcionalmente no sólo excederían a los de cualquier otra nación sino que el número sería absolutamente asombroso.
Alguno dirá que ello puede proceder de frustraciones cuando era arzobispo de Bueno Aires porque sus recomendaciones no eran precisamente bien acogidas en el Vaticano y que ahora, siendo el supremo poder, se está vengando. Será así o no. Vayan ustedes a saber. Pero lo de Argentina resulta algo chocante por la intensidad de su dedicación. Coccopalmerio va por cuatro años y medio y a este Bressanelli, tres meses.
No sé nada de Bressanelli, probablemente sería un obispo mediocre y hasta es posible que malo. Pero la poda argentina y la nueva plantación no dejan de ser sorprendentes por el número. Y a esos, los promocionados y los jubilados, los conoce a todos.
A estas alturas, ya no se puede hablar de asombro o de sorprendente….
El nuevo Obispo de Neuquén también procede de la Diócesis de Comodoro Rivadavia, como el que acaba de cesar.
“Parece una vendetta y revela desde luego su autoritarismo personal“; simplemente bergoglio, el tirano banderas del vaticano, demuestra la faceta mas tiránica de su siniestra personalidad.
Sí, yo me acuerdo muy bien de Livieres y de cómo fué destituido por tener el seminario más floreciente de sudamérica y de cómo fué desautorizado por el Opus Dei. Poco después se nos marchaba al cielo. Los buenos son perseguidos y aniquilados en este pontificado lamentable y los coccopalmerios, con fiestas gays y drogatas incluidas, elevados al mayor nivel de incompetencia destructiva.
el comentario del 3 Agosto, 2017 a las 1:35 pm se nota que pertenece a un troll usurpa nicks.
Lo verdaderamente curioso es que las destituciones fulminantes y sumarias han afectado incluso a algunos Obispos nombrados por el Papa Francisco. En estos tiempos nadie está a salvo de las iras de Roma.
Comparto el parecer de ‘Veritas’. ¿Se acuerdan de monseñor Livieres?
En estos momentos de falta de vocaciones, un nuevo obispo supone un sacerdote menos en una parroquia; y un emérito liberado o jubilado.
Bastantes del pos-concilio han optado por el poder. Han relativizado muchas cosas, pero lo que emerge es autoritarismo y poder. Como nunca.
Soy de los que empiezo ya a pensar mal -piensa mal y acertarás, dice el dicho popular- dados los precedentes con el Papa. Parece una vendetta y revela desde luego su autoritarismo personal en el modo de ejercer el gobierno. O sea, un peligro.