| 28 abril, 2022
Igual con mascarilla disimula.
A mí me mejora algo. Aunque sea poco.
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Los que somos feos de narices, y de más que las narices, pura evidencia, no debemos desesperar; en la otra vida no caben los feos. O eso dicen.
Y no creo que por eso nos manden al infierno. Con el señor cardenal
Pero mucho tendrán que arreglarnos.
Aunque para Dios todo es posible.
No es la belleza física la que nos abre las puertas del cielo, sino la del alma brillante por los dones de Dios, que sólo ven en la superficie, a pesar de toda su fealdad, los santos. Como la virtud en la mirada. Yo no soy santo y no tengo esa capacidad de discernir espíritus, pero por las palabras, que son la apariencia del alma, este hombre es terriblemente feo, torturado, miserable, digno de compasión por el camino que ha tomado. Sólo queda llorar por él y pedirle a Dios que convierta su alma, su superficialidad, su entrega al mundo y al que, por tanto, es su señor, que no lo es de los Cielos.