Seguramente estaré equivocado

|

Ver las imágenes de origen

Seguramente estaré equivocado así que de momento no voy a entrar en el tema. Serán una vacaciones. Pero como en la Iglesia actual hay mucho cabrón y bastante hijo de puta pues por si acaso fuera cierto. Porque en ese caso me iban a oír. Ya me he callado bastante.

Con fotografías. De mucha curia. De los elevados por  puro dedo, sin otro pedigree que un progresismo desorejado y repateando a la mayoría del clero normal, de los que están más pasados que el caracolillo de Estrellita Castro, de los que tienen un cadáver en el armario que cualquier día sale porque ya huele muy mal, de los que tragan con todo aun a disgusto, de los que tragan porque les encanta tragar, de los pelotas  de nacimiento y de los que han llegado a esa condición a fuerza de entrenamiento, de los soplagaitas, de los esbirros, de los dictadores en potencia a los que se les da un cargo y pasan inmediatamente al acto, de los memos con baldaquino y cornucopia y de algunos normales que por su rareza desentonan. Pues de todo hay en la curia de señor.

<

Ya que cada cual se coloque, o que le coloquen, en el epígrafe correspondiente. Uno no dice más. Creo haber dicho lo suficiente de momento porque igual se trata de unas vacaciones.

Y es hora ya de que los mentecatos, tengan el rango que tengan, aprendan que es imposible callar todas las voces.  Que su poder llega sólo a donde llega y tiene muy corto recorrido. Que se lo digan a Mc Carrick, a Maradiaga, a Errázuriz, a Ezzati… ¿Hay que levantar la veda también  en España?  Pues es fácil saber quien va a salir perdiendo. Además de la x en la declaración de renta. Es malísima política estar tocando las narices permanentemente al prójimo. Porque igual el prójimo se cabrea de que le toquen las narices. Y más si es quien paga los gastos del tocador de narices.

Comentarios
12 comentarios en “Seguramente estaré equivocado
  1. En este Día de San Ignacio de Loyola, 31 julio 2018, (insertado también en RD-Muro):
    «Un Día de San Ignacio de Loyola para dar gracias públicas a Dios por haber conocido y bebido la Religión Católica de la espirituaidad ignaciana que transmitía la ascética de padres jesuítas de antaño hincada en los Ejercicios con un Principio y Fundamento de todo y sobre todo, hoy devaluado y relativizado hasta en religiosidades falsas.
    .» Iñazio or dago
    beti ernai dago
    armetan jarria
    dauka konpainia
    txispaz armaturik
    bandera zabalik,
    gau eta egun
    guk guztiok bakea dezagun,
    beti gau eta egun»
    ¡Gracias, Dios mio! ¡Gracias jesuitas regresados del exilio desde Bélgica, Marquain tras la expulción por la II República.! Gracias por tanta entrega, tanto celo, tanto amor a las almas de los prójimos , tanto ímpetu de órdago, tras la bandera del Gran Capitán, lanzado contra las huestes diabólicas de las tribunas de la confusión.
    En este 86 aniversario de aquel tremendo atropello de la expulsión como aplicación del artículo 26 de la Constitución aprobado 9 diciembre 1931 querida y votada por quienes presumían de democrátícos como el tan alabado Azaña que lanzó sus despóticas proclamas discursivas: «España ha dejado de ser Católica» que entonces no, se resistía en pleno derecho, aunque ahora sí; o «frailes sí, pero que no enseñen» que por entonces enseñaban mucho y bien hasta desanalfabetizar al personal y hoy se han acabado en la práctica como fermento social y eclesial porque se han apuntado a otras banderas.
    Doy mi testimonio de que eran hombres de una pieza, sacerdotes católicos colosales cuyo mayor timbre de honor y de gloria era ser liturgos de Cristo en su consagración sacralizadora, aquellos que retornaron de Béligica e Italia a algunos de los cuales conocí y me enseñaron honorabilidad.
    Benditos sean porque lo fueron. Con mi gratitud imperecedera y mi afecto filial.

  2. :Y es hora ya de que los mentecatos, tengan el rango que tengan, aprendan que es imposible callar todas las voces.»

    Usted hace lo mismo al no contarlo

  3. ¿»ARMAR LÍO» O «PROVOCAR DESORIENTACIÓN»?

    Y me hago esta pregunta al leer algunas noticias en torno al Congreso Mundial de las Familia que, promovido por el Vaticano y organizado con la expresa colaboración de la diócesis de Dublín, se celebrará los días 22-26 de agosto en la capital de Irlanda.

    ¿Qué ha ocurrido?

    Entre las conferencias que se tendrán en el Congreso –al que asistirá el Papa Francisco-, aparece anunciada una del sacerdote jesuita americano, padre James Martin, que en traducción libre lleva este título: “Acojamos y respetemos en nuestras parroquias a los LGTBI y a sus familias”.

    ¿Qué sentido tiene presentar una conferencia semejante que ya en el título parece aceptar “familias” homosexuales –no a personas con esas tendencias, que es otra cuestión-; y que parece además dar por normales -natural y espiritualmente normales- todas las desviaciones sexuales -objetivamente hablando, sin referencia a personas particulares- que lleva consigo la institución LGTBI, cosa que no ha hecho ni el mismo Freud?

    Un Congreso semejante se supone que tiene la misión de realzar el amor de Dios a la familia por Él creada; y fruto de ese Amor, subrayar y resaltar la grandeza humana y sobrenatural de la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer y abierta siempre a la vida, a los niños.

    A lo largo de los tiempos, y en las diferentes culturas, esa obra de Dios que es la familia, ha tenido y seguirá teniendo algunas características particulares. Esas características nunca afectaran al núcleo originario –la unión de una mujer y de un hombre, en donación total de cuerpo y alma- que Nuestro Señor Jesucristo reafirmó constituyéndola Sacramento: camino de santidad para los cónyuges que mantienen vivo el Amor de Dios en el mundo, amándose el uno al otro y ayudando a crecer, con ese amor, a los hijos que Dios les envía, que serán hijos suyos siendo hijos de Dios en Cristo Jesús. Con esas familias la Iglesia ha convertido el mundo; sin esas familias no lo convertirá jamás, no realizará la misión que Cristo le encomendó.

    ¿Cómo se puede dar lugar en un Congreso, que tiene también la misión de anunciar a todas las civilizaciones y culturas esos planes de Dios en la Familia, de llevar la Luz de Cristo a las oscuridades de construcciones humanas, a una intervención semejante que anuncia, de alguna manera, la “normalidad” de “familias” y de actuaciones sexuales contrarias a la Ley de Dios, contrarias a la Ley Natural, contrarias a la naturaleza humana?

    El simple anuncio de esa conferencia ha llevado a escribir a un columnista del periódico italiano Il Messaggero de estos días, las siguientes palabras: “Tampoco en el Vaticano parece que tengan muy claro el concepto de familia católica. ¿Es todavía la formada por un hombre y una mujer, como indica el Génesis, o ya ha cambiado y aceptan las organizadas bajo el “arco-iris” (lésbicas, homosexuales, transexuales, transgénero), etc.?”

    La Iglesia no cede nunca ante cualquier “revolución cultural” que se le presente en el camino y que sea contraria a la redención realizada por Cristo. Conoce muy bien las palabras de su Fundador: “Quien me ama, cumple mis mandamientos”. Y sabe también, que amando esos mandamientos del Señor, tiene la gracia y la fuerza para redimir cualquier de esas “revoluciones culturales” que quieren deformar los planes de Luz y de Salvación de Dios sobre los hombres, y pretenden enterrar a los seres humanos en la oscuridad del pecado. Una de esas “revoluciones” es, ciertamente la promovida por los Lgtbi.

    Permitiendo conferencias semejantes a las del sacerdote James Martin, y permitiendo que esas palabras LGTBI aparezcan en un Congreso sobre la Familia pensada, creada y amada por Dios, “se hace una grave ofensa a las personas que viven esas atracciones hacia el otro sexo con trabajo y esfuerzo, pidiendo ayuda a Dios, y no dejándose llevar por esa atracción”, como señala otra periodista italiana.

    Alguien puede decir que la Iglesia tiene que dar cabida a otras opiniones. Otro día escribiré sobre “puentes” y “muros”. Ahora termino con estas palabras que Vittorio Messori dijo a Juan Pablo II, cuando le convenció para que no diera una entrevista a una cadena de televisión: “Santidad, le hablo como periodista. Usted es para todos nosotros católicos el maestro supremo, el que nos fortifica en la fe. Ha de tener presente que entrar en el reino de los medios de comunicación significa entrar en el reino del “según mi parecer”, en el reino de la opinión. Tengo la impresión de que su vocación de maestro de la fe, en algunos casos también infalible, sería muy dañada y desprestigiada. Usted no puede tener opiniones; debe tener certezas”.

    Y son certezas, y no opiniones y menos desorientadas, lo que se espera de estos Congresos, iniciativa de Juan Pablo II, que la Iglesia celebra cada tres años.

    https://religion.elconfidencialdigital.com/opinion/ernesto-julia/armar-lio-provocar-desorientacion/20180729001031025911.html

  4. Ni se quien es ni tampoco me importa pero, a raíz de todo este escándalo..
    y aunque sea tangencialmeente, tengo que decir porque me llamó la atención …pa mal, que por el que salió a la balconada de la capilla sixtina, o como se diga,
    a hacer el anuncio al mundo de que habiamos Papa…no pongo la mano en el fuego, nooo libreme Dios de ponerla! . Amos hombre, no encontraron otro para tal menester? O fue a propósito? Esto da los bocaos señores.

  5. Quedamos a la espera ansiosa de sus noticias: todos sabemos que usted calla muchas cosas por prudencia, pero, cuando empiece a tirar de la manta, más de uno se va a quedar a la intemperie, sin manta, sin edredón, sin sábana e in puribus naturalibus.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *