SAN PABLO CONTRA LAS DISCORDIAS

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El Papa visita una cárcel italiana para el ritual de lavado de pies de  Jueves Santo | Resto del mundo | elvocero.com
SAN PABLO CONTRA LAS DISCORDIAS
La primera lectura de la Liturgia de las horas de hoy; es de la epístola a los Romanos de San Pablo y en ellas nos recomienda estar “alerta por los que promueven discordias y escándalos en contra de la doctrina que habéis recibido. Apartaos de ellos. Esos tales no sirven a Cristo, Señor Nuestro, sino a su vientre; y con sus palabras de halago y lisonja, seducen los corazones de los incautos”.
Ninguna persona de buena fe, que observe la penosa situación de la Iglesia de hoy, puede negar que, en nuestra Iglesia Católica, Apostólica y Romana reinan el caos y la discordia.
Pero ahora viene la pregunta clave ¿Quiénes promueven la discordia y por lo tanto no sirven a Cristo?
Hace un tiempo, a comienzos de la pandemia, que en la Argentina fue una plandemia, junto a un nieto, Segundo, durante nos atrincheramos en San Joaquín. Los avatares de esa increíble estadía están relatados en un libro que duerme el sueño de los justos y que tal vez no despierte jamás: “Cuarentena Azul”.
¿Cuál es el motivo? Muchas duras críticas a dichos del papa Francisco que podrían causar escándalo, a pesar de ser justas, por ejemplo, cuando se metía de lleno en cuestiones médicas para decir que “vacunarse era un acto de caridad”; en consecuencia, mi mujer con tres vacunas habría hecho tres actos de caridad y yo con ninguna, habría faltado tres veces a la caridad.
Pero en esos tiempos, nuestro papa todavía no había promovido en forma clara y desembozada, discordias y escándalos como lo hace hoy; muchas de sus afirmaciones y de sus medidas, eran errores históricos como la crítica a las cruzadas o rupturas con doctrinas que en los teólogos eran casi unánimes como el caso de la pena de muerte, creo su única modificación al Catecismo de la Iglesia Católica.
Pero hoy, muchas cosas han cambiado, desapareció en la Iglesia la unidad en la doctrina, que él es el primero que debe custodiar y tenemos un
espectáculo aterrador: cardenales contra cardenales, obispos contra obispos, episcopados contra episcopados. Tenemos casos increíbles como los del África, en la cual para romper la unidad continental contra fiducia, aparece el episcopado de África del Norte, integrado en su mayoría por obispos europeos, con muy escasos  feligreses, muchos de ellos extranjeros, como en Marruecos, Argelia, Túnez, Libia, Sahara occidental, para oponerse al Episcopado del África subsahariana, que en2004 eran casi 150 millones de fieles (los datos son del “LOsservatore Romano” nro. 25, 23/6/2006 que tengo a la vista en original).
En ese diario aparecen algunos datos de África, que no puedo dejar de transcribir: Seminaristas: año 1978, 5.636; 2004: 22.791. Sacerdotes: año 1978: 16.926; 2004: 31.259. Solo con Europa hagamos la comparación: Seminaristas: año 1978: 23.915; 2004: 23.401. Sacerdotes: año 1978: 250.498; 2004: 228.446.
Sin caer en la cuantofrenia, las matemáticas son útiles para comprobar dónde la Iglesia crece y dónde retrocede. ¿Cuál será el modelo a seguir? El de la iglesia de Alemania, rica y en liquidación, con seminarios vacíos, que pierde fieles con el escándalo de una gran simonía colectiva, respecto de la cual no conocemos una palabra del locuaz Francisco o la de la iglesia de Nigeria, ¿con sus mártires y seminarios repletos?
Ahora bien ¿quién promueve la discordia? El que intervino y liquidó la obra floreciente de los Franciscanos de la Inmaculada que ya conocía desde la Argentina, el que persigue al IVE, todavía intervenido, el qué destituyó al obispo Livieres y acabó con el floreciente seminaria de Ciudad de Este, dirigido por el gran sacerdote y amigo Víctor Sequeiros, el que ordenó a un sirviente acabar con el Seminario de San Rafael el más numeroso de la Argentina.
¿Quién promueve la discordia? El que quiso acabar con la forma extraordinaria del rito romano con la colaboración de su secuaz e impresentable Roche, sucesor del gran cardenal Sarah.
¿Quién promueve la discordia? El que decía hay que cuidar a Cristina y se abrazaba con cuanto peronista zurdo pasara por el Vaticano, el que recibía con una sonrisa a Milagro Sala y le regalaba un rosario, exigiendo que su asunto se resolviera “bien y pronto”, quien recibía al “buen católico” Biden y ponía cara de asco, esa cara avinagrada y de bragueta, al recibir a Macri hombre disfrazado de derechista.
La conclusión se cae de madura: las palabras de San Pablo tienen un destinatario principal Jorge Mario Bergoglio y alcanzan a sus secuaces, en primer lugar a Parolín entregador de la Iglesia de China, hoy confundida con el Partido Comunista, a Sánchez Porongo, al cardenal Madariaga, al “Trucho” Fernández, teólogo sexólogo, a Cupich o Mierdich, según Paco Pepe y a tantos otros como García Cuerva o Mestre, especialistas en trepar en una escalera que los puede conducir a su perdición eterna, a la “segunda muerte”. Que Dios los acoja a todos en su misericordia, que no es la de los citados.
San Joaquín, San Serapio de Azul, 27 de enero de 2004 .
Bernardino Montejano
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