Ayer no pude estar en la celebración de la Virgen de la Almudena. Ni siquiera pude verlo en Televisión. Mis horas no exceden de las veinticuatro y muchos días me parecen escasas.
Yo no tenía la menor devoción por mi Virgen madrileña. Salvo la teórica que tengo a todas las Vírgenes del mundo incluso a aquellas de las que ignoro su existencia. Mi Dios te salve, María, mala traducción del Ave romano, que es un saludo, porque María estuvo salvada desde el momento mismo de su concepción, va por todas las Vírgenes, aunque de muchas desconozca que existen.
El cardenal Rouco se empeñó en metérnosla en el corazón a los madrileños y en el mío, como en el de otros muchos, lo ha conseguido. Hoy es una de mis Vírgenes queridísimas.
Un lector, y comentarista, nos ha relatado sucintamente pero dándonos claves precisas, el acto.
Estuvo presente, según he leído, la alcaldesa Carmena. que pronunció una ofrenda, por lo que he visto en ese comentario, muy digna y respetuosa con las creencias de muchos madrileños a los que de algún modo también representa. Y hasta es posible que algún fondillo le quede de amor a la Virgen. Pero eso lo sabrá ella, no yo.
Había también representación municipal del PP, PSOE y Ciudadanos. Y entre la del PSOE, sin ser concejal, la de Gabilondo. Que seguro guardará también en su corazón amores juveniles que algo le tocarán su alma.
Creo que todos, al margen de sus creencias, que esas son cosa suya, hicieron lo que debían. Estar presentes, con dignidad institucional, en un acto que está en el corazón de no pocos de sus votantes o de los que no les votaron.
Pienso también que algo habrá tenido que ver en esa presencia el talante acogedor del arzobispo de Madrid Don Carlos Osoro. Un obispo no puede dar por bueno lo que no lo es pero debe ser amable con todos aquellos que amablemente se acercan a la Iglesia. Aunque no sea la suya. O que lo siga siendo pero muy olvidada. E incluso malherida en ocasiones por su parte. No estábamos ante el sacramento de la confesión que reclama propósito dela enmienda. Simplemente quisieron estar presentes en un acto en honor de la Virgen. Pues bienvenidos sean.
Y dieron además un importante ejemplo a no pocos de sus correligionarios que quieren prohibir la asistencia institucional a actos religiosos. Yo no voto a ninguno de esos partidos ni pienso hacerlo, salvo cambios muy notables, a ninguno de ellos. Pero me ha gustado y les agradezco su presencia. Y creo que a la Virgen de la Almudena, también.
El santo temor de Dios?
Carmena es discípula del asesino Santiago Carrillo, responsable del Genocidio de Paracuellos en donde mataron a niños de 14 años por estar estudiando en el seminario.
Por supuesto se declara atea convencida.
Entonces cómo va a reconocer su diminuta pequeñez frente a Infinito?
Deja de decir sandeces, por favor!
Y no estaría mal que después de esta presencia en los cultos reflexionaran sobre lo del Santo Temor de Dios, por si descubrieran que les concernía muy directamente. Y paso a paso nos encontramos fuera del vientre mat….. diabólico, recordando la historia que nos cuenta Vanlop.
Todo es arremangarse y seguir caminando.
Se trata de respeto. Las autoridades son de todos y por tanto deben cumplir con sus obligaciones institucionales de la mejor forma.
Las soflamas de los comecuras no están bien ni en las campañas electorales y dudo mucho que arrastren algún voto de los suyos, más bien arrastran el voto del terror a los otros, que tal vez sea lo que se pretende.
Sigo encontrando cosas que creo interesantes. Esta vez es sobre la existencia de Dios. Como es corto, lo pego entero.
¿Tú crees en la vida después del parto?
Así es como un escritor húngaro explicó la existencia de Dios. De ese modo y con ese suspense circula el siguiente texto por las redes sociales y los teléfonos móviles -vía whatsApp, naturalmente-, que algo bueno han de tener entre tanta tecnología depredadora.
No necesita mucho preámbulo. El relato es breve, a modo de diálogo entre dos niños que no han salido del vientre de su madre. Hay mucho ingenio, tanto en su hilo argumental como en sus conclusiones.
Ahí va:
En el vientre de una mamá había dos bebés.
Uno preguntó al otro: “¿Tú crees en la vida después del parto?”
El otro respondió: “Claro que sí. Tiene que haber algo después del parto. Tal vez estamos aquí para prepararnos para lo que vendrá más tarde.”
“Tonterías”, dice el primero. “No hay vida después del parto. ¡Qué clase de vida sería esa?”
El segundo dice: “No lo sé, pero habrá más luz que la que hay aquí. Tal vez podremos caminar con nuestras propias piernas y comer con nuestras bocas. Tal vez tendremos otros sentidos, que no podemos entender ahora.”
El primero contestó: “Eso es un absurdo. Caminar es imposible. ¿Y ¡comer con la boca!? ¡Ridículo! El cordón umbilical nos nutre y nos da todo lo que necesitamos. El cordón umbilical es demasiado corto. La vida después del parto es imposible.”
El segundo insistió: “Bueno, yo pienso que hay algo y tal vez sea diferente de lo que hay aquí. Tal vez ya no necesitemos de este tubo físico.”
El primero contestó: “Tonterías, además de haber realmente vida después del parto, entonces ¿por qué nadie jamás regreso de allá? El parto es el fin de la vida y en el pos parto no hay nada más allá de lo oscuro, silencio y olvido. Él no nos llevará a ningún lugar.”
“Bueno, yo no lo sé”, dice el segundo, “pero con seguridad vamos a encontrarnos con Mamá y ella nos cuidará.”
El primero respondió: “¿Mamá, tú realmente crees en Mamá? Eso es ridículo. Si Mamá existe, entonces, ¿dónde está ella ahora?”
El segundo dice: “Ella está alrededor nuestro. Estamos cercados por ella. De ella, nosotros somos. Es en ella que vivimos. Sin Ella, este mundo no sería y no podría existir.”
Dice el primero: “Bueno, yo no puedo verla, entonces, es lógico que ella no existe.”
El segundo le responde a eso: “A veces, cuando tú estás en silencio, si te concentras y realmente escuchas, tú podrás percibir su presencia y escuchar su voz amorosa allá arriba.”
El texto se cierra como al principio: Así es como un escritor húngaro explicó la existencia de Dios.
http://www.hispanidad.com/tu-crees-en-la-vida-despues-del-parto.html