PUBLICIDAD

Un regalo en el día del Padre

|

Todos mis lectores conocen que uno es comunicativo de su propia vida personal. Muchos saben donde he estado, qué me ha gustado y hasta lo que he comido y bebido. Y en esto último, y en esa línea, voy a agradecer públicamente a uno de mis yernos, tengo tres excelentes y las nueras todavía les superan, que ya es difícil, el regalo de Reyes de los dos últimos años. Una botella del coñac Luis Felipe que me parece espléndido. De lo mejor de España. Y creo que de eso sé algo. Conocí el Peinado 100 años. Creo que ha decaído y sobre todo en la relación calidad-precio. Me parecen excelentes el 1866, el Cardenal  Mendoza, el Duque de Alba.. Pero mi favorito era el López Hermanos que bebía en un maravilloso restaurante en la playa de la Malagueta. Degustarlo mirando al mar era una delicia.

Hace algún tiempo que no voy por Málaga pero me encontré que lo tenían en otro restaurante espléndido que era El Corregidor de Almagro. En mi último viaje a esa ciudad manchega aquel maravilloso sitio había cerrado. Y uno había acudido a él sobre todo por el coñac. Algún tiempo después un alto dignatario de la Iglesia, por quien siento notable afecto y gratitud, me obsequió en su casa con un Luis Felipe y hasta me hizo llevar a mi casa la botella recién inaugurada. Extraordinario. Mi yerno, que lo probó, y con quien tantos gustos gastronómicos comparto, todos los Reyes me regala una botella y se lleva una o dos de ellas a los Estados Unidos para compartirlas,  creo que con notable éxito, con sus amistades.

Otro proemio excesivo y que no viene a cuento para lo que voy a decir. Que uno es así. Comunicativo. Lo que no sé si es bueno o malo. Seguramente muy prescindible. Tengo un aditamento personal, queridísimo.  y ella lo sabe, que proviene de una familia que exagera en la intimidad. Su tía abuela, Pilar García Arenal, la Tía Pilar inolvidable para tantos que no teníamos su sangre, quemó las cartas de su abuela, Concepción Arenal, ella como la única soltera era la depositaria de las mismas, por considerar que eran cosas de su intimidad y que nadie debía conocer. Con la consiguiente pérdida histórica y de la misma Concepción Arenal. Su tataranieta, mi mujer, no es tan radical pero algunos atisbos tiene del gen de su abuela mayor. Así que no le he consultado esta entrada que hasta es posible que me merezca algún reproche. No sería el primero.

Os transcribo el romance que un hijo mío me ha dedicado como regalo en el Día del Padre. No voy a ocultaros que me encantó. Pero como no es una intimidad a su progenitor sino que esta pobre cigüeña es protagonista como tal pues os lo reproduzco. Con satisfacción paterna. Y también con la de que algo les ha inculcado. Tomádmelo así.

Un abrazo querido hijo y gracias por el regalo. Que no pasa de una expansión familiar.

La cigüeña de la torre

Se sube a su campanario

Para dejar a los progres

Tumefacto el tafanario.

 

Este ave ciconiforme

Que emigró desde Galicia

Y que anidó en una torre

De la reseca Castilla

Donde procreó a su prole

En Santa unión con su prima

Es hoy en día un prohombre

Referente en exclusiva

Para aquellos que se oponen

A la expansión progresista.

 

La cigüeña de la torre

Se sube a su campanario

Para dejar a los progres

Tumefacto el tafanario.

 

El crocotorar sonoro

De esta cigüeña señera

Comenzó a hacerse famoso

En casa de Eugenio Vegas

Donde el chaval del Apóstol

Junto con otras lumbreras

-de las cuales el Tío Koko

Es sin duda la primera-

Soltó espiches poderosos

Con sus pocas primaveras.

Y una semilla sembró

Y la semilla fue buena

Porque en eso le siguió

Su hija kikirichuela

Estrenándose en Speiro

Leyendo una conferencia

Ante sabios muy provectos

Siendo sólo una mozuela.

 

 

La cigüeña de la torre

Se sube a su campanario

Para dejar a los progres

Tumefacto el tafanario.

 

De incontables aficiones,

De los sellos a las piedras,

En miríadas de excursiones

A sus polluelos enseña:

Las bóvedas de cañones,

Puntas de flecha de piedra,

Los góticos rosetones,

La gallina de Seseña

Los retablos de colores

En esas iglesias viejas

Que las Edades del Hombre

Mucho después descubriera…

Y una semilla sembró

En Farruco, el primer hijo;

Y a tal punto germinó,

Tan como el padre fue el crío,

Que con gran dedicación

Puesta en Bautista Maíno

El Prado reconoció

el valor de sus escritos.

 

La cigüeña de la torre

Se sube a su campanario

Para dejar a los progres

Tumefacto el tafanario.

 

Igual que como la cabra

Tira al monte, y es así,

A esta cigüeña le encanta

A un campanario subir.

Y lo hace porque es tanta

su vocación de servir

A la Iglesia Una y Santa

-incluso en tiempos así

En los que cosas tan raras

Nos ha tocado vivir-

Y estar de Cristo a las plantas

Y al hereje combatir,

Que siempre entre las campanas

-siempre en la Iglesia, es decir-

Quiere tener su morada,

Quiere vivir y morir.

Y la semilla sembró

En sus cinco cigüeñuelas

Más donde más germinó,

Nos dicen las malas lenguas,

Fue en Pepa, que roció

De místicas experiencias

Nuestros veranos de El Con

Con visiones y novenas,

Que causaban estupor

En la familia gallega.

 

La cigüeña De la Torre

Se sube a su campanario

Para dejar a los progres

Tumefacto el tafanario.

 

Hay un aspecto escondido

Que poca gente conoce

Pues no lo saca del nido

Más que para darles goce

A los que están más metidos

En el clan de este gran hombre.

“El gen Cigoña” le han dicho

Los nietos de este preboste

A la habilidad y tino

Llevados hasta el derroche

De fastidiar al vecino

Con putaditas sin nombre.

Sufre este tormento chino

Sobre todo por las noches

Su pobre mujer, que estimo

Que ya ha llegado hasta el tope

De contestar “sí cariño”

Cuando a eso de las doce

Y dormida en pleno limbo

Más hondamente que un roble,

“¿Te duele algo Cuchifrita?”

Su marido le cuestione.

Y sembró en esto semilla

Y también tuvo buen fruto

Porque su hija Gorililla

Heredó sus atributos

Que bien la caracterizan

Hasta el límite absoluto

Como portadora altiva

De un gen Cigoña Impoluto.

 

La cigüeña De la Torre

Se sube a su campanario

Para dejar a los progres

Tumefacto el tafanario.

 

Y ya vamos acabando

La glosa de esta Cigüeña

Con un poco de relajo

En la rima y en el tema,

Porque el autor de este plagio

Pavoroso de Espronceda

No heredó en grado tan alto

Como Paco Pepe Muestra

La capacidad ni el cuajo,

Por más que el hombre lo intenta,

De poner en un legajo

Unos versos o unas letras

Que, aún siendo muy por abajo,

A su padre se merezcan.

 

 

Comentarios
7 comentarios en “Un regalo en el día del Padre
  1. Me ha rechiflado!!!! Aunque supongo que para la mayor parte de los lectores, por ser ajenos a los entresijos familiares, no habrá podido ser tan disfrutable. El polluelo poeta ha estado sembrado y lo mejor de todo es que además de poeta es un tío estupendo.
    Antonio, no se preocupe tan caritativamente por lo que bebe o deja de beber la Cigüeña. Le diré que a sus 77 años y sus 100 kilos está como un toro y creo yo, que si Dios nos lo concede, seguirá bebiendo Luis Felipe y dando mucha guerra durante muchos años más.
    Felicidades Papá, aunque ya te felicité en tu día, de forma menos brillante que tu hijo. Felicidades por ser como eres.

  2. Muchas felicidades por ayer y por hoy…
    Lo mismo me borra el post, pero mi regalo va a ser un poco peculiar.
    Usted hace pensar, y eso es bueno.
    Pero no es libre.
    No es libre porque no escribe sobre lo que está pasando en la ACdP y el CEU. Muchos de sus lectores saben por qué. Porque con las cosas de comer no se juega. Pero hay decenas, me atrevería a decir que centenares de católicos a los que nos están PERSIGUIENDO por intentar serlo en lo profesional y en lo personal. Usted nos ha dejado tirados porque «con las cosas de comer no se juega», o porque no quiere poner en riesgo algo valioso. Lo respeto. Pero admítalo. Usted no es libre. O ha elegido no serlo.
    Gente que le hemos admirado y seguimos leyéndole echamos de menos su ayuda.
    Pero no dejamos de desearle lo mejor.
    Un saludo, Paco Pepe.

  3. Es tan largo como los soliloquios de Vidal en su inquina contra Rouco. Confieso que no lo terminé porque tengo que ir a hacer la comida, y comer.
    Otro día será.

  4. Con 77 años y 100 kilos, debería usted dejarse de Luis Felipes y cuidarse. No se ven muchos octogenarios obesos por ahí y hay razones para ello, principalmente cardiovasculares.

  5. Enhorabuena por su magnífica familia.

    Mérito suyo y de su esposa de usted.

    En cuanto al buen coñac y a la buena mesa.

    El Más de lo más dijo: «A Juan que ayunaba y se mortificaba le criticábais y a mí que como y bebo me tacháis de comilón y bebedor…»

    Ante Su palabra nada que decir.

    Su esposa de usted es además su prima, me imagino que en tercer grado al menos, no tenía idea.

    Saludos cordiales y reitero mi Enhorabuena!!!

  6. Felicidades y me alegro de tu satisfacción.

    Permíteme la maldad: al alto dignatario por el que sientes afecto y gratitud y que te regaló la botella de Luis Felipe… ¡devuélvesela o cómprale una! En estos días necesitará beber para olvidar las penas. O eso o un montón de tila, para que tome infusiones relajantes.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *