Es una conmemoración gloriosa que mi querido y admirado amigo Nemesio Rodríguez Lois recuerda en un hermoso artículo.
Por mi parte no tengo nada que añadir. Sólo celebrarlo.
Esa primera misa fue el inicio de millones y millones de muchas más que repitieron incruentamente el sacrificio de Cristo en la Cruz y a la que muchos otros mejicanos se unieron cruentamente a ella con el sacrificio de sus vidas: Santos Niño Mártires de Tlaxcala, San Joselito Sánchez del Río, Padre Pro…
Gracias a ella la Santísima Virgen se quiso hacer presente en Méjico y se unió a él en vínculo indisoluble. Y en esas ternuras de María no se apareció a un obispo, un misionero, un español sino a un pobre indio mejicano. Tan miserable que se sentía absolutamente incapaz de ser portador de su mensaje. ¿Quién me va a creer?
Y Ella le avaló con su imagen en la tilma del indio cubierta de rosas. Si es que María, como Cristo, son muy especiales. Se ocultan a los soberbios y a los poderosos y se revelan a los más humildes entre los humildes. Y les acreditan hasta con prodigios humanamente incomprensibles. Haciendo bailar al sol o quedándose con los mejicanos siglos y siglos amándoles y amada.
Hermoso artículo de Rodríguez Lois. Dios y la Guadalupana quieran que el quinientos centenario de aquella primera misa, el inicio del catolicismo mejicano, sea conmemorado como se merece.
Preconciliar exagera y miente pues convierte en generalidades lo que no pasa ni en todo en el país ni en regiones del mismo… Soy un mexicano viviendo en España y puedo decir que comparar desde el punto de vista religioso ambas naciones está fuera de lugar. Viví 30 años en ciudad de México, y ví gente en misa todos los días; la cantidad de misas que hay en un parroquia entre semana duplica a la cantidad de misas dominicales que hay en algunas parroquias por aquí. De las misas dominicales de menos de 30 minutos (que cuando vivía en México no sabía que existieran) me escandalicé cuando llegué aquí (y me escandalizo aún)…
En vida religiosa tampoco hay comparación, no conozco en México monasterios que cierren….
PRECONCILIAR ¿por qué habla de América latina? ¿Acaso es usted francófilo y/o filomasón? Creo que las personas de bien, que aprecian la verdad histórica (no la memoria histórica) en lo que vale, deberían desterrar esa deplorable y falaz manera de referirse a la América Hispana
Estando en México escuché la frase «no soy católico romano, pero sí Guadalupano».
En México escuché una vez la frase «no somos católicos romanos, pero sí Guadalupanos».
Preconciliar: leo siempre sus comentarios y usted ha dicho muchas veces que Méjico estaba mucho mejor que España en términos religiosos, lo que yo no me acababa de creer. Ahora reconoce usted que no es así.
México, como el resto de América latina, está evangelizado muy superficialmente. Véase el ejército enorme de jovencitas embarazadas que llenan los centros de salud del Seguro Popular. Como la jerarquía mexicana no se ponga las pilas, dentro de poco puede ser la última misa en México. Y yo vivo en México, conozco la realidad del país. Sólo un 20 por ciento de los católicos mexicanos va a misa el domingo. Los días de diario las iglesias están vacías. Al menos en España van las viejecitas. Aquí ni eso. Pero el clero tiene un enorme poder e infuencia social. Sólo lo usan en su beneficio y no para evangelizar. Eso sí, como quieras algún sacramento, te hacen pasar un calvario de pláticas y más pláticas, como aquí se dice. Pero no sirven para nada. La gente no cambia. Por mucho que aquí esté la guadalupana y su hijo excelso en su vientre, no servirá para nada si los corazones no cambian.
Entre tantos mexicanos admirables santos y mártires, siento especial admiración y simpatía por Sor Juana Inés de la Cruz, que, sin estar canonizada, con su estupenda pluma contribuyó a la evangelización de su país poco más de un siglo después de esa primera misa.
Me uno a las fiestas de los 500 años de la Misa en México. Claro que con mi viejo misal romano clasíco de acuerdo a la Misa en la que participaron todos los Santos del Continente, la Misa «de siempre». Y por las intenciones de todos nuestros lectores.
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