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Queridísimos lectores que me abruman

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No soy el que algunos pensáis. Mi poder en la Iglesia, mi Santa Madre Iglesia, es nulo o casi. Institucionalmente, ninguno. Ya por segundas derivadas tal vez alguno, mínimo, pueda tener.

En estos días confusos y tristes de nuestra Iglesia hay quien cree pensar que uno puede resolver algo. Las resoluciones no están en mis humildes manos sino en las consagradas en el más alto orden sacerdotal. Pero os agradezco, y hasta me emociona, la confianza que algunos, equivocados, depositáis en mí. Y a la que quiero y espero corresponder en lo que pueda. Qué menos tras tanta confianza en esta pobre cigüeña.

Os dejo la última carta recibida en este sentido procurando borrar localizaciones y por supuesto al remitente. Que me pide comunicación que dentro de escasos minutos tendrá.

No esperéis que yo pueda resolver nada porque no está en mi mano. A lo sumo poner de relieve situaciones. Con el efecto que tengan. Que alguno siempre tienen.  No hay que tener como inexistente el pánico episcopal.

Pues esto dice la carta eliminado lo más identificable:

«Hola, desde esta cuenta, obviamente generada con el único fin de escribir y ponernos en contacto con «La Cigueña de la Torre», a través de Infovaticana (pedimos desde este momento si  pudieran facilitarnos el contacto); nos gustaría hablar con este periodista para comentar y compartir algunos aspectos preocupantes de nuestra Diócesis de (…).

Somos un grupo de cristianos bastante preocupados por numerosos incidentes ocurridos en torno a la Curia, el obispo y, sobretodo, el centro de la Diócesis, cada vez menos centro, que se llama Seminario Diocesano (debido al entramado problemático entre formadores y rector).
Querríamos hacernos eco a través de ustedes, a través de Francisco José Fernández de la Cigoña, ya que ya hizo un artículo un año, muy breve, sobre los formadores del Seminario y fue muy comentado y cayó con mucho peso en la Diócesis.
Para dar una breve pincelada, uno de los problemas, y puede que sea el que menos, se da el caso de que uno de los seminaristas diocesanos, avalado por el propio formador y rector, hackea o «piratea» información y datos personales de los ordenadores del resto de compañeros seminaristas (Seminario Mayor y Menor). ¿Saben lo mejor? Uno de los formadores pidió expresamente que intentara hackear por todos los medios las cuentas del Sr. Francisco José Fernández de la Cigoña. Patetismo en estado puro. Queremos, desde ya, formalizar nuestro compromiso de querer desmantelar este entramado de Sodoma y Gomorra de nuestra Iglesia, a la que queremos desde Cristo, y a la que bastante demacrada está ya para que se siga teniendo este (y tantos otros, más importantes incluso) como tabú en esta Diócesis (don’t ask, don’t tell, que dicen los americanos»
Me sorprende y me extraña ese protagonismo mío. Aunque no me resuelta nuevo. En otra diócesis, para mí queridísima, me ocurrió algo similar. Que gracias a la intervención de extraordinarios amigos, Antonio. Juan, Gerardo, se ha resuelto en una muy grata amistad. Que no soy yo tan feroz como lo pintan ni él me conocía como ya me conoce. Un abrazo fraterno, mi muy querido amigo, si me lees,  que hasta es posible que sí. y en otro caso te lo transmitirán otros amigos comunes.
No entro, no puedo entrar, en la veracidad de lo que cuenta. Será la  que sea.  Pero uno se siente interpelado por tanta  confianza. No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino sólo a Tu Nombre, la gloria. Lo repito mucho por llevarlo muy en el corazón. Yo no merezco nada. Y si algunos pensaran que algo mereciera no sería por mi pobre persona sino por mi deseo de servir con todas mis fuerzas al que es Señor de Cielos y tierra. Qué su nombre sea por siempre bendito y alabado y ante Él  se doble toda rodilla.

 

 

Comentarios
7 comentarios en “Queridísimos lectores que me abruman
  1. Quise decir: «luego así se ve gente tan rara por las parroquias». Perdón por la errata. Saludos desde México. Aquí, en la Iglesia, también hay un buen lío. Un día os hablaré de eso.

  2. Lo de menos en un Seminario es estudiar teología. Eso te hace teólogo, no sacerdote. Es necesario estar interno allí para que los formadores puedan ir discerniendo. Y ahí es donde se aprovechan muchas veces. dejan pasar a sus amigos y desechan a los que no les bailan el agua. Luego así se ve tan rara por las parroquias. Y de ahí pasan al episcopado y a la misma Roma. Eso explica por qué vemos lo que hoy estamos viendo. No deseche usted lo pastoral. A veces es lo más importante, donde se decide la suerte de las almas. Acordémonos del Concilio y más recientemente de Amoris Laetitia. Nadie ha cambiado la doctrina, al menos sobre el papel, pero la pastoral…¡ay, la pastoral!

  3. Por supuesto que hay laicos con más claridad que la de mepilillas eclesiásticos, hoy en día es así. Buen ejemplo en lo expuesto con Rosales, Pemán o Blas Piñar. En una entrevista de televisión escuché a Tarancón decir que la confusión tras la Guerra era palpable hasta llegar al ridículo pues los curas y obispos hablaban de política y los políticos de religión y que era cursi como un alcalde o un Gobernador Civil criticaba o echaba la bronca a un cura por celebrar así o asá, que que le iban a decir precisamente a un cura. Es curioso que cuando llegó a cardenal y hombre fuerte de la Iglesia en España él hablaba de reconciliación, democracia, derechos humanos, mucho sobre el hombre, a todas horas sobre lo que nos pide el Concilio sin especificar el qué pero muy poco de Dios y de la Virgen Santísima, claro para esto debía pensar estaba Blas Piñar. Y todo ello entre grandes chanzas, tabaco y risas sin pensar siquiera en la contradicción. Resumen, así nos ha ido al catolicismo en España de 40 o 50 años para acá y lo más grave dice mucho del por qué estamos como estamos.

  4. Este es el famoso descarte de los buenos seminaristas. Los buenos no prevalecerán , porque los malos se han colocado en los cuernos de la luna y no dejan subir a sus contrarios. Good bye, good men es el título de un libro , que dice muchas verdades del tamiz que sufren los hombres probos en los seminarios y va quedando lo peorcito. Así está diseñado el sistema. Y lo siento por los seminaristas de buena voluntad, se han perdido miles de vocaciones con el posconcilio. Lo único que les queda es estudiar clandestinamente la buena doctrina y ir con la corriente hasta ser ordenados. Y despúes iniciar la batalla cuesta arriba para buscar diócesis. O ser excomulgados.

  5. Para su púltpito, querido don Paco Pepe, no necesita paño eclesial. A lo largo de mi larga vida he visto cuán eficaz es la palabra del laico formado, a veces mucho más que la del consagrado por el sacramento del orden. Cierto es que sólo Dios conoce el interior de los corazones y la salvación nos viene de su Hijo, pero no cabe la menor duda que las palabras de Julián Marías o de Miguel Delibes contra el aborto resultan más convincentes que la de melindrosos eclesiásticos. Cuando Blas Piñar –jo, a quién cito–.,dirigía Cultura Hispánica sus conferencias marianas resonaban mejor que los congresos de mariología, que muy pocos seguían. Por no hablar de los sonetos de Luis Rosales llegada la Navidad. Cuán inmensa la labor de José María Lozano. Hoy ese guión, ese relevo, lo ocupa su blog. Un cordial abrazo.

  6. Cada día soy más escéptico con los seminarios. Estuve y guardo un gran recuerdo y afecto para con los formadores, pero luego la vida del sacerdote ya no es comunitaria como los religiosos sino individual. tiene que procuarse la comida, horarios varios, vida independiente, puede dejar el breviario, la misa, el rosario porque ya no noes algo comunitario. No el Seminario es algo sentimental que luego sirve para poco y resulta muy caro. No creo en el seminario edificio, sino en el
    SEMINARIO ON LINE
    Pues, quizás una de las mejores iniciativas que se podrían tomar en estos momentos seria ampliar el concepto de seminario en el sentido de que no están todos los que son. Muchos podrían aprender la Teología desde sus casas a través de Internet, ya que son muchas las Facultades de Teología que dan cursos de Teología por este medio a nivel universitario y que hacen posible sacar el título de teólogo con los mismos efectos académicos que los sacados asistiendo a las clases.
    La Iglesia debería promocionar hasta la saciedad el estudio académico de la teología vía Internet, aconsejándolo a muchos jóvenes aunque no tuvieran intención de ser sacerdotes. Simultaneando el estudio de una carrera teológica con el trabajo y también para tantos ni-nis como existen hoy en día. Incluso ofreciéndolo de forma gratis a los que considerara aptos para ello, sin exigirles compromiso alguno, ya que el respeto por la libertad debe ser la máxima de la Iglesia en el campo vocacional. No se debería tener miedo al porcentaje de sacerdotes que se conseguirían por este medio por bajo que fuera. Sería como una reserva para el futuro por si algunos decidieran ser sacerdotes al cabo de unos años. Académicamente ya estarían casi preparados. Sólo les quedaría la parte litúrgica y pastoral, como quien dice un año a lo sumo. En tiempo de vacaciones se podrían ofrecer convivencias para los estudiantes de teología on-line, que serviría para complementar lo que se obtiene en los seminarios clásicos: el conocimiento personal, el espíritu comunitario, la familiaridad con el mundo eclesial de la diócesis, etc.
    La idea, pues, no necesita desarrollarse. Basta con darla, ya que cada cual le sabrá sacar su jugo.

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