Uno es muy condescendiente con la implicación deportivo-religiosa. Me parecen bien capellanes, ofrecimiento de triunfos y copas al Patrón o Patrona de la ciudad, misas funerales por deportistas, directivos o socios o celebradas con motivo de una efemérides, bendiciones de campos de deporte o estadios, que los deportistas se santigüen, aunque con una vez bastaría… Nada tampoco que objetar que en esos actos figure, incluso en el presbiterio, la bandera del club, la directiva, la copa ganada… Aunque pueda haber alguna dificultad canónica al respecto que me parecen no ser graves. O eso pienso yo. Y hasta es posible que por no ser ninguna autoridad en la materia.
Pero tampoco hay que exagerar. Y lo que se ve en la fotografía no debe ser un frontal de altar. Si se tratara de una misa, igual es otro acto, el sacerdote debería ir con casulla y no simplemente con alba estola. Pero lo verdaderamente llamativo es el frontal. Si con él se celebrara la misa, muy mal. Si no se tratara de una misa, mal simplemente. Y otro tirante para la señora rellenita tampoco estaría mal.
Ésta es la realidad del Novus Ordo en muchas de nuestras iglesias.
El «antipendio», exquisito. La novia, muy recatada y discreta, como corresponde a una ceremonia religiosa. Y el cura, revestido de casulla como está mandado para celebrar la Misa, ya que parece que la boda era con Misa por la posición del celebrante detrás del altar… Todo muy propio del decadente Novus Ordo.
Más bien parece una boda. Fíjense cómo van los asistentes.
Pero reconozcan que el hecho de poner la bandera dependerá, para cada cual, de la que se ponga. Un antiguo legionario, por ejemplo, dirá que le parece bien que su pendón ondee junto al altar. Cuando hice la mili, la capilla del cuartel estaba recargada de banderas y pendones por todos lados. Y a nadie nos pareció mal.
Un bético, como es el caso, estará encantado que su bandera esté ahí.
Pero una cosa son los gustos personales y otra las rúbricas. Cuídese y adórnese el altar con el respeto que merece lo que allí se celebra, sin frivolidades.
El Domingo pasado en Misa Novus Ordo salió a leer la Segunda Lectura un hombre con excelente dicción y entonación, que sabía utilizar las inflexiones adecuadas en la voz para no parecer un papagayo leyendo el catálogo del Ikea. Pero chocante y escandalosamente realizó todas estas acciones calzado con chancletas de piscina.
Y yo me pregunto: Si este hombre fuese invitado a una recepción de la embajada de Islas Feroe en España. acudiría con chancletas?
Y me lo pregunto porque en la Recepción del Rey de Reyes y en Su Presencia no le duelen prendas en calzar chancletas.