Un feligrés de una parroquia de Madrid y lector del Blog quería hablar conmigo con urgencia para contarme el desasosiego con el que llevan algún tiempo viviendo el acontecer parroquial. No me agradan nada esas solicitudes por diversos motivos. El primero por no tener yo ningún poder para resolver esas cuestiones. Están muy equivocados quienes achacan a este pobre Blog unas influencias de las que carece. Después por desconocer la realidad de los hechos y no tener tiempo, medios ni humor para averiguarla. Y una cosa es lo que verdaderamente ocurre y otra la percepción del informante. O puede serlo. Pero tampoco me voy a negar a oír a quien me demuestra una gran confianza por injustificada que sea.
Por lo que tengo ya la versión de una parte. Me pareció sincerísima y la persona que me la transmitió absolutamente normal. Es un profesional bien situado, padre de familia y gente que me pareció muy sensata. Que a veces se me acercan otros cuya sensatez ni se les puede suponer.
Zona norte de Madrid. La codiciada. Párroco de enorme personalidad aunque a mí me parezca de eclesialidad muy discutible y prepotencia absoluta. De nombramiento cuasi póstumo y anterior a Don Carlos Osoro. La parroquia a su gusto, que no es el que me gusta, y el equipo parroquial también. Duró poco, no sé si por los años o por otras querencias que habían sido las de toda su vida. De mucho más relieve social que el ejercicio de párroco.
La parroquia, me dicen que muy endeudada, no lo sé, y en línea progre. La del anterior párroco y su equipo. Alguno de estos con veleidades gimnásticas. El nuevo párroco, al que le ofrecieron una bicoca, con la sombra del anterior permanente y ejerciente, y unos colaboradores poco colaborantes con lo que enseguida se encontró desesperado. Con lo que, me dicen, está cabreado el párroco, los colaboradores y los feligreses. Y, me siguen diciendo, de modo notable.
Una vez más yo ni quito ni pongo rey. Ni aseguro que lo escrito hasta el momento sea ciertísimo. Sólo hago lo que puedo y creo que debo. Exponer esto para que quien puede y debe se informe de la realidad y una vez informado proceda como crea que debe hacerlo. No haciendo nada, porque estime que nada debe hacer pues no hay nada que lo requiera, o haciendo lo que le parezca oportuno. Que esas decisiones son suyas y no mías. Y él es la persona que tiene la responsabilidad. La mía se termina con este relato.
Si reflejara la realidad, que repito que no lo sé, tal vez el próximo 16 de julio fuera día para corregir disfunciones en el caso de que las haya.
Unos días antes otra persona, esa totalmente desconocida por mí porque se me dirigió por teléfono, me habló de un vicario episcopal despotilla y reacio a dar la cara según mi comunicante. También de zona privilegiada. El Noroeste. Que es la mía. He visto al que es mi vicario en dos ocasiones. Y de lejos. En el funeral por Don Alfonso Simón y en la confirmación hace unos días de uno de mis nietos. Me parece que tiene barbita, llamo barbita a eso que no se sabe si es que no se ha afeitado o es permanente, es poquita cosa de tamaño y sosito. O eso me pareció. Ni sé como se llama. No voy a entrar en la queja pero sí me atrevería a aconsejarle, con afecto al menos formal, que el dar la cara debería estar incluido en el sueldo. Y hasta es posible que él tuviera razón. En eso no entro. Pero los paganos, quiero decir los que pagamos, creo que tenemos derecho a que por lo menos se nos oiga. Aunque luego no se nos dé la razón si no la tenemos.
¿Santa María la Blanca no tiene dependiente un colegio? La parroquia no la conozco, mas me dijeron que funcionaba bien el colegio.
Grave error de Monseñor Rouco dejar de Párroco de una Parroquia joven y entonces prometedora a Luis de Lezama, el hostelero… Rouco tenía verdadera manía a los barrios nuevos, y si no que se lo digan a los de Sanchinarro, que están sufriendo a los Kikos entre cuatro paredes de madera. Que mala herencia nos dejó monseñor….
La parroquia es Montecarmelo, un desastre de iglesia. Fea hasta decir basta, con forma de auditorio en vez de Iglesia. Y claro, las formas preceden al fondo.
Una pena que nos tengamos que ir a otras iglesias, pero teniendo a Don Jorge Guadalix al lado o Mirasierra, la pena es menor.
Lo dicho, lo de las deudas será para pagar ese horror.
La iglesia que habla es el horror de Santa María la Blanca de Montecarmelo, horror estético. La suerte que tenemos los vecinos es que al lado está tres olivos con don Jorge Guadalix y Mirasierra. Una pena que sea infumable la iglesia, e pero para perder la de mejor no ir.
No se entiende nada. Demasiadas salvedades, prolegómenos y circunloquios. El contenido de la noticia es inexistente. En una parroquia que no se sabe cuál es pasan algunas cosas que no se sabe cuáles son. Pues bueno.
¿Y lo bien que se come?
Pues que mande Osoro un escuadrón de alabarderos.