| 05 julio, 2015
Tengo un pésimo concepto de Eliás Yanes como secretario de la Conferencia Episcopal, presidente de la misma y arzobispo de Zaragoza. Como obispo auxiliar de Oviedo le tengo más perdido pero habiéndolo sido de Díaz Merchán, tampoco es una recomendación. Me parece uno de los más directos responsables de la deriva hacia el abismo que siguió la Iglesia española y así lo he manifestado numerosas veces. Creo que hasta ha hecho alguna fortuna el apodo de Yanero Solitario con el que suelo llamarle.
Todo lo suyo me pareció siempre pésimo y además lo mostraba con un carácter huraño que no era el de otros colegas suyos en la labor de dinamitar la Iglesia de España. Gabino, Cirarda, Montero eran al menos simpáticos. Con quienes querían pero lo eran. Tarancón fue otra cosa. Tenía al menos una desbordante personalidad. Y bastante más fundamento. Creo que lo más comparable a su antipatía congénita y en absoluta compenetración de ideas fue José Sánchez. Pero éste sólo llegó a secretario de la CEE y a una diócesis de segunda división. Por cierto ambos fervientes sostenedores de aquella otra vergüenza episcopal que fue Setién.
En 1977, uno de los últimos regalos envenenados que Pablo VI hizo a la Iglesia española, fue promovido a la archidiócesis cesaraugustana que ocupó hasta el 2005 , casi treinta infaustos años, cuando Benedicto XVI en uno de los primeros años de su pontificado, le aceptó la renuncia.
Y entonces vino el inmenso error de Don Manuel Ureña. Su gran corazón le llevó a mostrarle siempre a su lado con exageradas muestras de aprecio a las que el Yanero correspondía con el gobierno en la sombra de la archidiócesis. Pero eso le debió parecer poco y mejor buscarle un sustituto con el que su gobierno no sería ya en la sombra sino oficial.
Mientras tanto acudía siempre a las permanentes de la Conferencia Episcopal, lo que no suele ser habitual en los eméritos, y, conforme pasaban los años, cada vez más momificado. Pero los años no pasan en balde. Tenía ciertamente sólidos apoyos incluso en Roma y ello le llevó a su gran penoso triunfo: la defenestración de su sucesor. En la que muchos dicen, con razón o sin ella, que fue pieza fundamental. Victoria pírrica porque a partir de ella todas le vinieron de frente. El nombrado para Zaragoza descabaló todas las ilusiones. No era de los suyos. Y para Barbastro-Monzón, donde cumplía los años de la renuncia quien había sido su auxiliar, tampoco. Otro de sus auxiliares parecía llamado a altísimos puestos: Zaragoza, Barcelona, Curia Romana, pero de momento sigue en Calahorra. Aunque nadie entienda como el titular de tan humilde diócesis pueda ser miembro de la Congregación para los Obispos. Todos suponemos que a la espera de lo que no termina de llegar.
No recuerdo si Yanes estuvo en la toma de posesión de Jiménez Zamora en Zaragoza. No le debió ser fácil. caso de haber estado, cruzar la mirada con el defenestrado Ureña. En Barbastro-Monzón no estuvo en la toma de posesión del nuevo obispo que tampoco era de los suyos. Ni vino a la última plenaria de la Conferencia Episcopal pues le busqué y no le encontré.
Ahora en Zaragoza están librándose de los suyos. O de algunos. Dicen que fueron piezas fundamentales en la decapitación de Ureña. Y alguno sacerdotalmente impresentable. Alguien me ha dicho, no puedo asegurar que se verdad el hecho, sólo que me lo han dicho, que Yanes al saberlo lloró. No me alegran las lágrimas de un anciano pero bueno sería que se acordara de las que él hizo que otros derramaran. Desde las de los excelentes sacerdotes de la Hermandad Sacerdotal a las de Don Manuel Ureña.
Elías Yanes tiene ya 87 años. Se le han pasado todos los arroces. Pienso que con esto último ya ha lasciato ogni speranza. De todo corazón le deseo unos años tranquilos, inexistentes para la Iglesia zaragozana, y en los que pueda ocuparse nada más que de preparar su alma para la comparecencia ante Dios. Y que la Virgen del Pilar, de la que decían no era muy devoto, una piadosa leyenda que no se sostiene, le cuide maternalmente en su camino hacia el cielo. Estoy seguro de que Don Manuel Ureña rezará por ello. Yo también.
Este obispo de la mojama no tiene vergüenza ni la conoce. Algún día (más bien pronto) tendrá que dar cuenta a Dios del daño que le ha hecho a D. Manuel Ureña. Se ha pasado la vida conspirando y haciendo mal. Pues vaya apóstol del Señor!!
Si el emérito era defensor de Setién, sin duda que todo lo que se pueda decir de él es poco.
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Seguramente el nuevo está limpiando, aunque según nos cuenta Lucas, sin ton ni son, lo cual puede ser peor, para evitar que le ocurra como a su antecesor, que le den una puñalada por la espalda, ahora tendrán que darla de frente.
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Esperemos que los cambios sean a mejor y la sombra del Yanero desparezca de una vez.
Lo que ocurrió fue una auténtica chapuza. La renuncia de Mons. Yanes y el nombramiento de Mons. Ureña aparecieron en la última tanda de nombramientos del pontificado: el 2-4-2005, día en que aparecieron el «Bolletino» y último dia del pontificado. Pero el «Bolletino» fue rectificado «a posteriori» y ambas decisiones, y otras, fueron antedatadas a 12-3-2005. Si la rectificación y antedatación fueran mecanismos habituales en la práctica romana, nada habría que decir. Su excepcionalidad -difícilmente se encontrará un caso parangonable- no hizo sino acentuar la sospecha de que puede ser más frecuente de lo que parece que los propios Papas no se enteren de sus propias -formalmente- decisiones.
La dimisión presentada por mons. Yanes como arzobispo de Zaragoza le fue aceptada el mismo día del fallecimiento de san Juan Pablo II y ese mismo día le nombraron sucesor en la persona de mons. Ureña. Me extrañó que con el Papa agonizante ocurrieran ambas cosas, pero un comentarista, una vez que hablamos de este asunto allá por el 2009, me explicó que las bulas correspondientes habían sido firmadas ya hacía días no por Benedicto XVI, que aún era el cardenal Ratzinger, sino por su predecesor, que ahora veneramos como santo.
Cigüeña, aquí va una primicia. de la cual
alguno tendrá que hablar más alto.
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No se trata del solitario yanero.
El único parecido es la mayor desemejanza…
Dejame aterrizar.
…
Il Regno, la Civiltà Cattolica y el Sismografo,
cada cual a su manera,
son el dream team del bergoglismo.
El Yanero machacó el seminario de Zaragoza
nombrando al excura Alfredo Fierro
para el cargo de rector.
Il Regno, tambien elige entre sus
buenos colaboradores habituales
al tal Andrea Grillo (cri cricricri),
que es como Bastante y Vidal juntos.
Bueno pues este tal la ha emprendido contra
el manso, humilde, santo e inteligente
Cardenal Sarah,
que sin perder la compostura le coloca bien en su sitio.
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http://www.zenit.org/it/articles/il-tanto-bene-del-concilio-vaticano-ii
[10] La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería. Papa Francisco.
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La corona de gloria del ínclito yanero fue su gestión del seminario.
Por los frutos a corto y a largo plazo los conocereis.
¿Hay diferencia entre Zaragoza y Toledo?
Videtur quod plurima sunt…
sed,
respondeo dicendum:
«[19] No hay espacio para la globalización de la indiferencia»
Por una vez, D. Francisco, totalmente de acuerdo, aunque no entiendo si habla de algo concreto o del comienzo de un declive. Es terrible lo que ha hecho el papa con Zaragoza (los papas) y el papel de Yanes. Pero el actual soriano -lo siento, pero así es- es una nulidad que se ha desembarazado dando golpes de ciego de gentes que reputaba como afectos a Yanes; se ha dejado guiar por enemigos de la Iglesia zaragozana, empeñados en sobrevivir a todo. En el empeño se va cargando a gente valiosa y deja incólumes a auténticos enemigos de nuestra diócesis. Yanes tiene un mal sucesor en don Vicente: un vago pueblerino y malpensado que solo quiere vivir sus últimos años de episcopado (archiepiscopado, perdón) en paz y únicamente siembra la postrera guerra. Pagaremos todos y se irán de rositas, para variar. Asumir que el Espíritu Santo anda por medio es simplemente blasfemo.
Elías fue, y aún sigue siendo Emérito, un gran Obispo para Zaragoza e hizo mucho bien a la Conferencia Episcopal Española. No quedan Obispos hoy día tan preparados, ni formados, ni instruidos, como lo fue él. Era otra época y otra clase de Obispos. Elías fue y sigue siendo un hombre de Dios, noble y justo.
De todas formas: no creemos guerras. Los cristianos no somos de uno u otro Obispo, hemos de bregar con el Obispo que nos toca en cada momento. Pero reconocer la talla de Elías es de justicia.
Y es que el nefastísimo Pablo VI con tal de fastidiar al Generlísimo ( ya saben el que impidió el asesinato de todos los religiosos en España y protegió el patrimonio artístico de todos) hizo bien la puñeta a España alentando los separatismos. Fue un papa acomplejado con los progres y lo pagó bien caro la Iglesia Católica.