Enviado para el número del 16 de abril de Siempre P’Alante: En vísperas del Triduo Pascual Suelo dedicar estas fechas, martes y miércoles Santo, a salir de Madrid para visitar iglesias que habitualmente están cerradas a cal y canto pero que esos días, en preparación del ornato del Jueves Santo o de las procesiones, suelen abrirse. Debido sobre todo al celo de las “santas mujeres” que te encuentras siempre, no pocas veces con fregona en mano, dedicando horas a Dios y a su Iglesia. Casi siempre la charla con ellas, a la que se suelen prestar encantadas, te deja edificado por su fe, su amor a la Iglesia y su santo orgullo por su templo y sus imágenes que llevan tan en el corazón. El martes salimos mi mujer y yo camino de Extremadura con el propósito de ver, otra vez, el espectáculo de la floración de los cerezos en el Valle del Jerte. Poco antes de Navalmoral de la Mata nos desviamos a El Gordo donde en si iglesia antes anidaban innumerables cigüeñas. Aquello era una proliferación de nidos no pocos de ellos de muchísimo peso. Pues de lo que recordábamos de una vista de hace ya muchos años, nada de nada. Mis parientas en la iglesia se han quedado sin casa. Había algunas pero el espectáculo que recordábamos había desaparecido. Nos dijeron que tanto nido amenazaba el tejado y que los han eliminado. Ahora las pocas que quedan llegaban con sus ramas a levantar uno nuevo pero sin tener que ver en absoluto con lo que era aquello. Creo que el pueblo se lo ha perdido porque hoy no vale la pena desviarse. La iglesia estaba abierta y las mujeres preparándola. Digna en su aspecto interior, bastante más que en el exterior, pero nada excepcional. Comimos en Plasencia, muy bien, como tantas veces. Es una ciudad bellísima de inexcusable visita para quien no la conozca. Después de la comida un paseo por la ciudad. El impresionante palacio de los Marqueses de Mirabel, la iglesia de ¿San Nicolás?, con un sacristán simpatiquísimo y que la enseña con notable sapiencia que te hace disfrutar de muchos detalles que aunque sólo hubiera eso en la ciudad merecería la visita, la casa del deán… Plasencia vale verdaderamente la pena. La catedral, o las catedrales, abiertas al público por una módica entrada, es, o son, bellísimas por dentro y por fuera. La nueva tiene un retablo maravilloso y muchas más cosas, de la vieja, el cimborrio, que recuerda a los de Toro, Zamora y la catedral vieja de Salamanca, aunque este es piramidal y los otros esféricos. Luego, la floración de los cerezos que dan una semana, tal vez dos, espectacular. Y la belleza de la obra de Dios es pálido reflejo de la de su autor. También Él está en sus cerezos. Carretera muy bonita y muy difícil para pasar del Valle del Jerte a la Vera. Garganta la Olla un pueblecito de notable arquitectura, como tantos de los veratos, aunque muy degradado. Ciertamente vale visitar la Vera. La iglesia, monumental, también estaba abierta. El miércoles nos encaminamos hacia Burgos con nuestra hija Pepa y nuestros nietos Fernando y Ramón, de trece y dos años y medio. Con un propósito, volver a visitar el románico maravilloso de la Sierra de la Demanda, Jaramillo, Vizcaínos, Pineda, Canales, pensando comer en la también maravillosa Covarrubias. Pero salimos tarde, la carretera tenía mucho tráfico y la comida fue en Aranda. Naturalmente el cordero excelente y el vino de la Ribera también. La fachada de Santa María, es un espectáculo para disfrutar cuantas veces se visite y todas serán pocas. Yo estuve ante ese retablo en piedra maravilloso posiblemente casi una docena de veces, la primera enseñado por su párroco, un amigo a quien Dios se llevó pronto, y cada vez que vuelvo sigo asombrándome de tanta belleza. Pepa la aprovechó para hacer catequesis con Ramón y me quedé pasmado con lo que el niño sabe, a sus dos años y medio, del Niño Jesús, la Virgen, los Reyes Magos… Minutos después del relato de su madre, el niño se lo contaba con todo detalle a su hermano Fernando. Y un Rey Mago es negro y se lo señalaba con su dedito. Así deben llevar la madres a sus niños pequeños cuando visitan una iglesia. He observado que a mi Ramón le encantan los colores, que los sabe en español y en inglés y los dice en los dos idiomas, dobles, aunque con variaciones, por ejemplo aramillo yellow. El desfiladero de La Yecla vale la pena recorrerlo. Que aunque no sea obra de la Iglesia también lo es de Dios. Sobre el impresionante tajo en la roca, los buitres. Y más arriba, Él El claustro de Silos con cuatro pilastras y ocho relieves, a cual más maravilloso. Es una obra cumbre del arte cristiano. Inenarrable. Aunque a Ramón lo que le impresionó fueron los tres leones que sostienen el sepulcro de un abad. Por último las impresionantes ruinas, en un lugar bellísimo, de San Pedro de Arlanza muestra de aquella barbarie que fue la desamortización. Lo que en España hemos perdido por obra de Mendizábal y de los rojos en 1936. El tiempo, calurosísimo en Cáceres, 31 grados, y más fresco en Burgos, 18, no nos permitió más. Pero creo que lo aprovechamos bien. Bendita sea la Iglesia en tanta belleza como nos ha dejado. Visitadlas. Con amor a ella y a Dios, para quien todo eso se hizo.
Por España y por la Iglesia
| 02 abril, 2015
Gracias, PacoPepe, por esa bella descripción del arte que se derrama por las tierras españolas. A quien vive tan lejos le traen memorias de viajes pasados y da gracias a Dios por tantas bendiciones en naturaleza y en los hombres.
Añadir que también me da un cierto sentimiento de sana envidia. ¡Quién pudiera disfrutar de todas esas maravillas! A ustedes que pueden, no se lo pierdan. Los monumentos, eso espero, van a seguir ahí por siglos, pero nuestra vida es muy limitada.
Una bendita Semana Santa a todos y un abrazo para usted, Don Paco Ppepe.
Añadamos a la francesada y la II República, el vandalismo practicado en no pocas de nuestras iglesias durante el postconcilio.
Usoz: También ciertamente la invasión napoleónica. Pero en mucho menor volumen. Aquí las dos hecatombes fueron la desamortización y los rojos, antes incluso del 18 de julio. Al nivel de los franceses, e incluso superior, está la misma Iglesia, en ocasiones para mejorar lo anterior y otras empobreciéndolo. No sé como sería la anterior iglesia de Silos pero muy probablemente superior a la actual neoclásica. Otros, incluso obispos y numerosos curas, han malvendido cosas espléndidas. El retablo de Ciudad Rodrigo, las pinturas de San Baudelio…
Y no sólo las desamortizaciones y la persecución religiosa 1931-1939, sino también la invasión francesa.
Es espeluznante leer las Memorias de un Setentón de Mesonero Romanos cuando describe la destrucción de Salamanca a manos de los liberales franceses y dice que lo que queda de esa maravilla de ciudad es apenas una tercera parte (si no recuerdo mal…).
Pero, eso sí, los acomplejados en materia cultural somos nosotros, los católicos… que llevamos cincuenta años, desde El Feliz Inicio Del Nuevo Pentecostés, pidiendo perdón de todo a todo el mundo… admirando a esos hipotéticos «hombres de buena voluntad» de los que tanto habla EL CONCILIO -así, con mayúsculas, pues parecería que no hay otro- y el magisterio postconciliar, que tienen la suerte, aparentemente, de no ser católicos, pues da la impresión de que por eso mismo sobreadbundan de virtudes de las que nosotros carecemos…