Él nos dijo: pedid y recibiréis. Y siguiendo su divina enseñanza los católicos pedimos. Como Iglesia o individualmente.
Bien sabemos que no es práctica supersticiosa de resultado seguro. Él sabrá lo que nos conviene o lo que nos merecemos. Pero el pedir siempre da resultado aunque no se alcance lo pedido. Uno se queda bien pidiendo. Y si no sale pues a seguir confiando en Dios que es rico en misericordia. Y con caminos insondables.
Nunca olvidaré lo que leí a Antonio Burgos sobre el Señor del Gran Poder. En el que tantos sevillanos tienen una confianza infinita. Fui testigo de una de esas. El hijo de un vecino tuvo un accidente de moto y el desenlace mortal parecía inminente. Fuimos a su casa a expresarle nuestra solidaridad y nos recibió con una camisa morada de hábito. Jamás le habíamos visto por la parroquia. Ni a él ni a su mujer ni a sus hijos. Pero nos dijo: Se lo he ofrecido a mi Señor del Gran Poder y él me lo va a salvar. Y se lo salvó. Sin la menor secuela.
La anécdota de Burgos tuvo mucho peor final. Un padre al que los médicos le dijeron que su joven hijo tenía una enfermedad terminal y sin curación. Y el padre, no sé si muy creyente o mucho menos, pasó a ir todos los días ante el Señor de Sevilla pidiéndole la curación de su hijo. Y el niño o chico se murió. Su padre acudió por última vez al templo para decirle al Nazareno: No me has hecho ningún caso, no volveré a verte. Si quieres algo de mí pásate Tú por mi casa.
Pasaron muchos días y por un motivo que ahora no recuerdo sacaron al Gran Poder de procesión por Sevilla y cayó el diluvio universal. Hubo que proteger la imagen y vieron un portalón donde podían acogerla y llamaron a esa puerta. Que era la del padre que le había dicho que si en lo sucesivo quería algo de él que fuera a su casa. Es que Dios es así.
Estábamos viviendo una sequía espantosa que tenía secos nuestros pantanos y yermos nuestros campos. El año pasado había sido espantoso y este venía peor. Ante esa tragedia que tenía atribulados a labradores y ganaderos, el inane se preocupaba por los osarios del Valle, sin que nadie le hubiera dado la menor vela en ese entierro, nunca mejor dicho pues no tenía ninguna y otros en animar manifestaciones que tenía por lema retirar rosarios de nuestros ovarios.
De pedir lloviera el agua, ninguno. O casi ninguno si alguno hubiera habido.
Pues ha habido que recurrir a oraciones particulares. De tantos angustiados por el poder comer sus familias si esto se prolongara. Y en el dolce far niente de muchísimos otros que igual creen que, si Dios no manda agua, Rajoy, Sánchez o Podemos iban a remediar la catástrofe. Los obispos a lo suyo. Aunque o sepamos lo que es lo suyo. Ni la Laudato Si.
Pues esto, sin rogativas públicas más que necesarias, Dios y las privadas parece que lo van mejorando.
La horrible situación de nuestros pantanos se va aliviando y los campos están regados. Bendito sea Dios.
El impresionante relato de Antonio Burgos citado por D. Paco-Pepe:
http://www.antonioburgos.com/mundo/2002/11/re110602.html
En marzo de 2008, ante la grave sequía en Cataluña, el conseller Baltasar aprovechó los funerales del abad C. Just en Montserrat, para implorar a la Moreneta que lloviera: «Sabes que soy agnóstico, pero si puedes hacer alguna cosa, hazla».
Y la Santísima Virgen María no pudo resistirse ante dicha solicitud: Llovió copiosamente toda la primavera como se puede apreciar en la gráfica, enlazada a continuación, de la reserva hidráulica peninsular para ese año hidrológico 2007/2008 y anteriores:
http://eportal.mapama.gob.es/BoleHWeb/includes/BHSImages.jsp?title=AGUA%20EMBALSADA%20Y%20ENERG%C3%8DA%20DISPONIBLE%20en%20la%20ESPA%C3%91A%20PENINSULAR%3CBR%3EA%C3%91O%20HIDROL%C3%93GICO&image=cache/graficos/20082770005ResTot_es.jpg&leytype=3&ley=2007/2008&ley2=2006/2007&ley3=2005/2006&ley4=2004/2005
Don Francisco, el Señor del Gran Poder, esa vez que comenta, salió no en procesión, sino por motivo de las misiones populares que se llevaron a cabo en Sevilla , creo recordar en 1966, impulsadas por el Cardenal Bueno Monreal, en las que las imágenes con mas devoción de Sevilla , en su mayoría radicadas en en las iglesias del centro o casco antiguo, fueron llevadas a las zonas obreras, a los barrios mas periféricos de la capital andaluza. Bien es cierto que esas misiones debieron hacer mucho bien a muchas personas, pero también que por culpa de esas misiones populares que abrían el periodo postconciliar en la Iglesia de Sevilla, por ejemplo las RR.MM. del Sagrado Corazón de la Madre Barat, que dirigían el elitista colegio del Valle, literalmente se volvieron locas, cerrando el colegio, mandando a las alumnas a distintos colegios de la zona, malvendiendo el edificio y marchándose a esos barrios marginados de la capital, pues según su entender esas niñas estaban mas necesitadas de educación y cuidado que las niñas bien de la sociedad sevillana. La Madre superiora después de vender el colegio, se salio de la orden y se caso, por Sevilla se corrió la voz de que alguna comisión en la venta se llevo. Todo esto fue parte del postconcilio sevillano que tanto dolor de cabeza trajo a mas de uno.
Don Francisco el Señor del Gran Poder esa vez salio no en procesión sino por motivos de las misiones populares que se llevaron a cabo, creo recordar en 1966, impulsadas por el cardenal Bueno monreal, y las imágenes religiosas con mas devoción en sevilla, que en la mayoría de los casos radican en las iglesias del centro o casco antiguo fueron trasladadas a las zonas obreras , los barrios mas periféricos de la capital andaluza. Bien es cierto que por culpa de esas misiones que seguro que hicieron mucho bien , las madres del Sagrado Corazón que dirigían el elitista colegio del Valle, literalmente se volvieron locas, cerrando el colegio , mandando a las alumnas a colegios de la zona , mal vendiendo el edificio y marchándose a esos barrios , pues según su entender esas niñas estaban mas necesitadas de educación y cuidado que las niñas bien sevillanas que fueron abandonadas a su suerte. Según se conoce por sevilla , la Madre superiora de la comunidad después de vender el colegio se salio de la vida religiosa y se casó . Todo esto fue parte del postconcilio sevillano que dio mucho dolor de cabeza a mas de uno.
Me consta que D. Antonio Cañizares en Valencia sí que dio «orden» de que en todas las misas se incorporase la petición del don de la lluvia.
Me encantan los pantanos. Cada vez que circulo por España y veo uno, oigo ¡Franco, Franco, Franco! (no sé por qué oigan)
Entonces, los cristianos de Somalia, con más de 4 décadas sin llover y pidiendo lluvia….¿Es que no se lo merecen?
La Liturgia como Formación
Fray Juan Macías Márquez OP
20 de Marzo de 2018
A menudo los amigos y familiares me preguntan: «¿Cuánto tiempo tardarás en ordenarte de sacerdote?» Normalmente respondo escuetamente que nuestro programa de formación es largo y aparentemente complicado.
Surgen más preguntas, y continúo explicándoles todo el marco de razonamientos relativos a lo que concierne a la formación.
Hace mucho tiempo que la Iglesia quiere que sus futuros sacerdotes tengan sólidos conocimientos y a la vez se conviertan antes de ordenarse en el rostro de Cristo para Su pueblo.
La Santa Sede y las conferencias de los obispos locales, como la Conferencia Episcopal Norteamericana, elaboran infinidad de documentos que tratan de las pautas a tener en cuenta en la formación de un sacerdote. A través de estos documentos, se puede observar la sabia doctrina que se ha transmitido a través de los siglos en la vida de la Iglesia.
Para cuando un hombre llegue al día de su ordenación, habrá pasado por innumerables talleres, clases, ministerios y libros.
Y si bien hay muchos aspectos clave en nuestra formación, posiblemente la parte más importante se da cuando asistimos a la Santa Misa o a la Liturgia de las Horas, la oración universal de la Iglesia.
Como alguien destinado a llevar a Cristo al mundo de una manera única, y especialmente en la Misa, el sacerdote debe esforzarse por estar siempre en unión con Cristo.
Como frailes en formación, nuestra jornada incluye unas horas de oración en la capilla, distribuidas a lo largo del día.
Esto consiste casi por completo en la celebración de la Misa y de la Liturgia de las Horas. Se supone que la rutina de la celebración constante de la liturgia nos pone en orden en una vida continua de oración, atrayéndonos más profundamente al núcleo viviente de la historia de la salvación.
La Iglesia ha estructurado el año litúrgico de tal manera que aquéllos que participan en él pueden ver la grandeza y la plenitud de la acción de Dios en el mundo.
Esta experiencia es verdaderamente una participación, ya sea en el exilio de Israel, en el Reino de David o en los misterios salvíficos de la vida de Jesús.
El Papa Benedicto XVI nos recordó esto en una audiencia general: «la Liturgia no es una memoria de acontecimientos pasados, sino la presencia viva del Misterio Pascual de Cristo, que trasciende y une tiempos y lugares.»
Estamos formados por esta experiencia, porque la liturgia, continúa el Papa Benedicto, es el «acto en el que entramos en contacto con Dios: Él viene a nosotros y nosotros somos iluminados por Él.»
¿Qué encuentro más íntimo de formación, podría superar a «la participación en Cristo, la propia oración dirigida al Padre en el Espíritu Santo? «(CIC 1073).
Pero según la Pastores Dabo Vobis, una importante exhortación apostólica sobre la formación de los Sacerdotes, el perfeccionamiento litúrgico en Cristo no está sólo reservado a los clérigos. El documento dice que «la formación espiritual … es aplicable a todos los fieles.» (PDV 45).
Si bien la formación litúrgica de los seminaristas y frailes como yo, puede y debe ser más extensa, Dios llama a todos sus hijos bautizados, a conformar su vida con Él, de manera más intima en la liturgia.
El documento también señala que «un aspecto totalmente necesario de la formación de todo cristiano, y en particular de cada sacerdote, es la formación litúrgica, en el sentido pleno de insertarse de modo viviente en el Misterio Pascual de Jesucristo» (PDV 48). La liturgia es el punto de encuentro con todos los bienes que Dios quiere ofrecernos en Su Hijo.
La proclamación de la Palabra Sagrada, la celebración de los sacramentos y las muchas acciones sagradas nos envuelven, purifican y conforman a todos con el Hijo único, para que podamos entrar cada vez más profundamente en la vida trinitaria.
Nos encontramos actualmente en peregrinación hacia el pináculo o cumbre del año litúrgico: el misterio pascual. A medida que nos acercamos a los días santos, podremos vernos conformados por las exclamaciones del salmista, las lamentaciones de Jeremías y las súplicas de Nuestro Señor, pudiendo también nosotros, experimentar interiormente la cruz, la muerte y la resurrección de Cristo.
Impresionante la anécdota de Sevilla.Y, en efecto, el Inane, el Sonrisas, el Hojalata y otros semejantes, mejor calladitos.Cada vez que abren la boca, la «escogorcian».Menos mal que ya falta poco para que renuncien a sus puestos y pasen a mejor vida (es decir, a deméritos).