O solo para criticar, al parecer, el trabajo realizado por Dagnino para el todavía inexistente Informe Cremades y para dar a éste una prórroga que hacía irrisión del ultimátum que se le había dado.
Plenaria a la que no asistieron presencialmente ni la mitad de los convocados.
Con lo que los obispos, y en momentos muy complicados, parecen más despistados que nunca. Y Omella incomprensible de nuevo.
Pues, qué quieren que les diga. Una vez más nuestros obispos ni han estado ni se les espera.
En la fotografía Blazquez se va a ir por el cuello de la camisa. Y él y Omella con la cruz pectoral en el bolsillo. En vez de mostrar la Cruz enseñan una cadena. ¿Tal vez porque nos quieran encadenados?
En efecto, monseñor Blázquez está muy delgado, pero los médicos dicen que es mejor estar flaco que tener sobrepeso. Yo le tengo aprecio y creo que disimula mucho su inteligencia y que es un tímido patológico, de esos que prefiere callarse antes que meter la pata. Entre los cardenales de la Iglesia hay, como mínimo, cincuenta peores que él (y bastantes de ellos de la época benedictina).
Una prueba más, si era necesario, de la acrisolada incapacidad del cretense (de Cretas, no de Creta) para otra cosa que no sea ser un subordinado dócil. Sin sus mentores Yanes y Sebastián, Omella no es NADIE. La famosa «comisión de nombramientos» que el preside en realidad no ha logrado otra cosa que entorpecer el proceso de nombramientos episcopales. No ha cumplido la misión de colocar en Zaragoza o si no en Sevilla a quien debía haber sido el «hombre fuerte» de la Iglesia en España para las dos próximas décadas, hablo de Fernando Chica. Fracasó en su meta de hacer obispo de Madrid a Ginés García y tampoco ha logrado colocar a su segunda opción, Luis Ángel de las Heras. Su autoridad como presidente de la CEE es cero, y ni siquiera es alguien a quien respeten como persona y como intelectual como sí lo era Blázquez pese a que su autoridad también era nula. Su plan de reestructuración de parroquias en Barcelona (donde le detestan) ha quedado guardado en los cajones. Da risa pensar que el dúo Vidalbastante le llamó «el nuevo Tarancón», ¡qué más quisiera Omella que ser como el de Burriana! ¿Se apiadará de él su amigo Arana y pondrá fin a su agonía como arzobispo de Barcelona y como presidente de la CEE?
Me sorprende. ¿No sabía que hacer ese tiene un significado? La cruz pectoral la muestra el obispo en su diócesis. Cuando el obispo está en otra diócesis, y además estando al lado del titular la guarda en el bolsillo derecho de la camisa
Es la primera vez que oigo algo así. Además, los Cardenales están exentos de la jurisdicción del Obispo del lugar, con lo que no tendría sentido. Es una mera cuestión de lo práctico-funcional contra lo estético-simbólico. Igual que no se sacan el anillo u otras de las insignias episcopales.
Además, si fueran con sotana, ¿en qué bolsillo la esconderían?