Para que algunos castos espíritus vengan con que las denuncias faltan a la caridad y son muy malas. Es lo único que puede dar resultado. Y son muchos los que ya lo han aprendido. ¿No quieres que te señalen? Pues no la hagas.
Y en el caso teóricamente posible aunque improbable de que fuera un transeúnte quien se encaramara a la fachada y colocara el lazo los curas de la parroquia lo retiran y hacen una declaración de que son ajenos a la colocación del lazo y que la reprueban. Y se acabó la historia.
Aunque, haya sido lo que fuere, muy bien quien decidió que se retirase de la iglesia ese símbolo de división. Haya sido quien lo colocó en un momento de ofuscación, el superior que así lo dispuso u otro transeúnte que pasaba por la calle.
Ah! que ..,me se… olvidaba, ahora pueden poner el lazo del color cojón de grillo. Total, si se dan cuenta, menos a cuatro viejos y/o a cuatro frikis (entre los que me incluyo) ya a nadie le importa./// PD: Señor de la Zigoña…un comentario suyo sobre la esperpéntica visita de la chocholoco a ver a Parolin es justo y necesrio,.titularlo con lo del Valle de las Caidas sería incurrir, cum fraude, en plagio a Federico (el único Federico que hay)..pero seguro que no le importa y es titular como la defensa del Milan de Baresi..insuperable.
El daño ya está hecho. Las bandera masónica ondeando de los.campanarios, el cura que celebra la misa mientras se cuentan los votos el día de la gran butifarrada a un par de metros ya no las borra ni un siglo. Es como lo de los curas vascos y ETA y ahora como lo de los abusos, la.13 tv y l.a Cope que ya con lls únicos con quien se atreven a meterse es con Viktor Orban,.con.Trump, con Salvini o con Bolsonaro..que son los únicos dispiestos a luchar contra la total normalización y difusión como nueva religión de la abyección progre….y luciferina,siiii, siii
…. nos guste leerlo o no. . Y claro, la gente somos tontos ..pero hasta cierto punto. Y bueno, resumiendo y acabando…sñres: la fiesta terminó para la iglesia….por lo menos para esta iglesia que ni sube ni baja ni na de na. Ante el vacio la.gente neceita agarrarse a algo que, si no sólido, tenga al menos la apariencia.
CANALI gracias a que no hay obligación ni necesidad de leerle porque es Vd un pelmazo. ¿A qué viene esta intervención de Fray Daniel?
¿Esto es lo que se conoce por fuego amigo, D. Canali?
La santidad, el lugar que Dios nos mostrará
Fray Christopher Daniel OP
24 de Octubre de 2018
Hoy nos encontramos a una semana de la gran Solemnidad de Todos los Santos. A medida que nos preparamos para este gran día, no es ocioso meditar sobre lo que significa ser santo, y cómo se puede llegar.
Desde el Concilio Vaticano II, se ha escrito mucho acerca de la llamada universal a la santidad. Esta forma de pensar se ha convertido en un elemento básico en los debates sobre la vocación, aclarando que toda vocación es primariamente una llamada a la santidad.
Con demasiada frecuencia pensamos en nuestra vocación como un elenco de cosas que deben hacerse para llegar a ser santos. Fundamentalmente creemos que se trata de centrarnos en la respuesta a la llamada en vez de en la llamada de Dios en sí.
Al pensar en la llamada de Dios a cada uno de nosotros, evocamos a Abraham, “nuestro padre en la fe.”
Cuando Dios llama a Abraham primero le dice: “Deja tu tierra y tu parentela, y ve a la tierra que Yo te mostraré. Y haré de tí una nación grande, y te bendeciré. Haré famoso tu nombre, y será una bendición … Todas las familias de la tierra serán bendecidas en ti.”(Génesis 12, 1-3).
Se ha señalado a menudo, pero vale la pena repetirlo, que Dios no da ninguna indicación a Abraham sobre dónde debe ir. Dios promete Sus bendiciones, pero Abraham es llamado a lo desconocido.
El resto de la historia de Abraham habla de su relación especial con Dios, a pesar de sus errores. En el mismo momento en que parece que todas las promesas de Dios se están haciendo realidad, les pide que renuncie a Isaac, la clave de todas las promesas. Abraham es llamado una vez más a lo desconocido: “Toma a tu hijo, Isaac, tu único hijo, a quien amas … y ofrécelo en holocausto sobre uno de los montes que Yo te indicaré.” (Gen 22: 2) .
Abraham hace un acto de fe, un acto tan radical que casi podríamos olvidar el hecho de que Dios en Su Providencia conduce los acontecimientos.
Un acto de adhesión, por el que Abraham es consciente de que nunca podrá lograr por su cuenta lo que Dios le promete.
Más bien, confía y se apoya en Dios para atraer Sus bendiciones. Ésta es la fuente de la que brota su obediencia incondicional. Abraham confía en Dios, en Su primera llamada, confía en que Dios puede cumplir y cumplirá lo prometido.
Y más tarde también confía en Dios, en Su llamada. Cree que, incluso ante lo que Dios le pide, el Señor será fiel a la promesa de que Abraham tendría descendientes a través de Isaac. Confía y obedece a la llamada de Dios, dejando que sea Dios quien cumpla Su promesa.
Todos nosotros en nuestra vida de fe tenemos una llamada inicial para seguir al Señor.
Pensemos lo que pensemos, sabemos a donde nos lleva el camino de las promesas que Dios nos hace, estamos al corriente de que el futuro y el plan que Dios tiene en Su mente para nosotros sigue estando más allá de nuestra comprensión.
Y así empezamos a caminar en la fe. Contamos con nuestras victorias y defectos. Pero al igual que Abraham no se nos llama sólo una vez.
Dios nos llama a seguirlo en repetidas ocasiones, a veces a partir de circunstancias mundanas y ordinarias, y mediante acontecimientos extraordinarios. Pero cada vez que Dios nos llama, es a lo desconocido.
Cada vez que Dios nos llama, se nos hace una apelación como a Abraham, a confiar y a depender de Él para llevar a cabo Su propósito en nuestra vida.
¿Cómo se puede llegar a ser santo? Siguiendo el modelo de la operatividad de Dios en la vida de Abraham se nos brinda la respuesta de cómo Dios posibilita que seamos santos.
Tal bendición no es posible obtenerla por nuestra cuenta. Pero Dios ha prometido hacer Su trabajo. Ha demostrado Su fidelidad. Nuestro quehacer es confiar en Él y seguirle y Él nos mostrará el camino.