Parece que lo que anunciamos hace ya tiempo para Palencia se cumple exactamente

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El Papa nombra a Esteban Escudero Torres obispo de Palencia Religión Confidencial, con notable retraso, lo da ya por hecho. Aunque a ninguno de los lectores del Blog de esta cigüeña le cogerá por sorpresa. Ya ni me acuerdo cuando lo anuncié. http://www.religionconfidencial.com/diocesis/Esteban-Escudero-obispo-Palencia-Valencia_0_2472352764.html Palencia es una diócesis pequeña, tiene poco más de ciento cincuenta mil católicos, y antaño, no hace tanto, fue inagotable vivero vocacional. Factores comunes a otras diócesis y el paso nefasto por ella del obispo Castellanos la convirtieron en un erial. Que no termina de ver que aparezcan brotes verdes. La sombra maléfica del agustino llega a ella desde Bolivia y además se encarga de incrementarla con su presencia periódica corpore insepulto. Esperemos que ya con 80 años cumplidos decaiga en su mortífero empeño. En ese desatre tiene que ver no poco una desgraciadísima política de nombramientos episcopales de lo que en Roma no parecen escarmentar. El de Castellanos fue el último regalo de pésimos obispos que nos hizo Pablo VI por medio de aquella mano negra que fue el nuncio Dadaglio. Pero cuando Juan Pablo II intentó dar vida al cadáver envió a los palentinos un obispo, ciertamente de línea contraria,  pero absolutamente inane, Don Ricardo Blázquez. Y se lo comieron con patatas los castellanistas. Era de buena doctrina, excelente persona y con menos arranque que un bote de remos sin remos. También lo de haberle mandado después a Bilbao, un avispero, fue otra insensatez romana. Ni en una ni en otra diócesis mejoró nada salvo las cosas que mejoran solas. Palencia seguía tan mal, o casi, cuando la dejó Blázquez y la sustitución tampoco fue buena. Monseñor Palmero era también de buena doctrina y buenísima persona. Con un poquito más de iniciativa que Don Ricardo pero tampoco como para echar cohetes. Y también se lo comieron. Con patatas o con menestra pero el resultado fue el mismo. La diócesis seguía siendo de Castellanos mano interpuesta. Llegó por fin don José Ignacio Munilla y aquello comenzó a cambiar. Estábamos en el 2006 y era ya un nombramiento de Benedicto XVI. Hacía ya quince años de la fuga de Castellanos pero seguía omnipresente. Sin embargo no era el vasco obispo para amilanarse y pareció que se acababa una larguísima etapa destructiva. Y la diócesis apuntó la primavera. Mas poco dura la alegría en la casa del pobre. Tres años después, plazo cortísimo, se lo llevan a San Sebastián. Y mandan a Don Esteban Escudero, que era obispo auxiliar de Valencia. Y un calco de Blázquez y Palmero pero en peor. De muy buena doctrina, excelente persona… Y se lo volvieron a comer. Apenas ha aguantado escasos cinco años. Y no puede más. Han acabado hasta con su salud. Tira la toalla y pide que le dejen de auxiliar en su Valencia, ya es descenso, donde seguro que será un buen y fiel colaborador del arzobispo Cañizares. A quien hay que reconocerle su notable caridad con hermanos heridos. Don Carmelo Borobia y ahora, si todo se confirma, Don Esteban Escudero. Digo si todo se confirma porque nunca sabré si lo que en nombramientos episcopales se dice responde a fuentes propias de quienes dan la noticia o se limitan a recoger, por supuesto que siempre sin nombrarla, las noticias que anticipó esta cigüeña. Y no es lo mismo para la verosimilitud de las mismas. ¿Alguien, con solvencia, ha informado a esa página o se limita a barajar lo que aquí habíamos dicho? Señor Nuncio de Su Santidad, si tiene que cubrir Palencia, por favor no repita los errores de sus antecesores. O el suyo propio si fue usted quien llevó a esa diócesis a Don Esteban, que ahora no me apetece contrastar fechas. Palencia no se merece otro como esos tres. Encuentre un nuevo Munilla. Que los hay. Y en muy buen número. Porque tanto nombramiento fracasado no sólo termina por rematar a la diócesis sino que deja a los nombradores como al que asó la manteca.  Y hoy ya todo se dice. O algunos lo decimos.

Comentarios
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  1. Yo conocí a Nicolás Castellanos (Nicol) siendo un joven de unos 23 o 24 años. Era cercano, afable, simpático, buen conversador… De teología andaba justito. En temas de liturgia se le notaba que ni sabía ni le interesaba saber. Lo suyo era la gestión, las relaciones humanas. Para él, como para muchos frailes de entonces y de ahora, la liturgia eran rúbricas, legalismo, acartonamiento, falta de vida y de expontaneidad. Llegó a hacer una ordenación de curas en un campamento de verano… , como si se tratase de una actividad lúdica más: tirolina, piragüismo, piscina, ordenaciones sacerdotales… Pero se entregaba de corazón a lo que creía que era su deber. Nunca ocultó lo que era ni lo que pensaba. Cuando dijo que lo dejaba todo para irse a Bolivia, me pareció bien. Le iba ese estilo mucho más que ser obispo.

    Pero no le echen la culpa a él de lo que pasa en Palencia. El va allí a hacer colectas. Con respecto a los sucesores, digo que si a un cura mindundi lo consagran, tenemos un obispo mindundi. Algunos obispos parecen no haberse enterado de qué va eso de ser obispo… y en vez de ejercer, van mendigando la aprobación y el afecto de sus curas y fieles. Quieren hacer tortilla sin romper huevos, y eso no va así.

  2. Mons. José Souto Vizoso (1949-70), fue durante casi 21 años obispo de Palencia. Antes fue auxiliar de Santiago. Es el pontificado palentino más largo de los siglos XX y XXI. Y aunque nadie parece acordarse de él y apenas rigió esta sede 5 años, recordemos al beato Manuel González, sevillano, que antes fue obispo auxiliar y residencial de Málaga. Es el obispo del sagrario abandonado, que tanto fomentó la devoción a la Eucaristía. Pidió ser enterrado junto a un sagrario. Al trasladarle a Palencia, el nuncio le dijo: «Te llevo a Palencia a hacerte santo». Y acertó.

  3. No creo que vaya ningún palentino a Palencia. Tanto Mons. Sánchez Monge como Mons. Melgar Viciosa son buenos obispos, pero me parece poco correcto que vayan, como alguno afirma. No conozco la situación pero eso tiene que arreglarlo un obispo con agallas como Mons. Munilla en su día. Veremos cual es la política de nombramiento del Sr. Nuncio.

  4. Uno que va: si el Obispo Munilla mandó a los seminaristas palentino a estudiar a Madrid, sería porque consideraba que allí adquirirían una mejor formación que en Burgos o Valladolid, aunque estuvieran más cerca. La formación es mucho más importante que la cercanía territorial.

    Por otra parte, Palmero fue Obispo de Palencia durante una década, por lo que ha habido últimamente en dicha diócesis obispos que han durado más de tres años.

  5. Mons. Castellanos fue 13 años obispo de Palencia.
    Fui confirmado por un obispo que llegó a mi diócesis (Gerona), procedente de la archidiócesis de Tarragona, a cuyo presbiterio pertenecía, el 22 de abril de 1934. Falleció en el cargo el 1 de agosto de 1963. Casi 30 años en la misma diócesis. No rigió otra. Se llamaba José Cartañá Inglés. Este año se cumple el CXL aniversario de su nacimiento.

  6. Lo de Msr Munilla estaba cantado. Unos años de rodaje y a pacificar y enderezar S. Sebastián, que sin duda lo necesita más que Palencia.

    Lo deseable es poner a un obispo del temple de Msr Munilla. Pero ya es ostumbre los nombramientos episcopales desastrosos, por tanto no será una sopresa si ponen uno mediocre.

  7. Lo he dicho mil veces: un obispo temeroso, apocado, cobarde, pusilánime es casi tan dañino como uno malvado, porque al menos los malos descansan de vez en cuando; los tontos, nunca.Si mandasen a Martínez Camino a Palencia, más de uno se iba a enterar.

  8. He tenido el privilegio de residir en Palencia, muy bien rodeado de muchos y buenos amigos, sacerdotes, religiosos y religiosas y seglares, desde 2003 hasta 2011. He podido conocer la versión directa sobre Don Nicolás, el obispo emérito, de la OSA. Y desde luego entre los hijos auténticos de la Iglesia en Palencia, la opinión sobre el citado prelado y su tarea como pastor, era siempre absolutamente negativa. Es verdad que sigue teniendo muchos adeptos y que incluso recaudan fondos y se los entregan para sus trabajos en Hispanoamérica, pero mi experiencia fue que si analizaba la comunión eclesial de la mayoría de esos adeptos, en grupos o individualmente, era inexistente.
    Por tanto puedo opinar que la destitución fulminante de Don Nicolás por el Papa, fue totalmente necesaria y positiva para la Iglesia de Palencia.

  9. Siempre me ha hecho mucha gracia que se empeñe usted en echar a Castellanos la culpa de lo que pasa en Palencia más de 20 años después.

    Tengo entendido que nunca la diocesis estuvo tan viva vocacional y pastoralmente como cuando Catellanos fue su obispo. Como esta vivo el plan 3000 de Bolivia, donde Castellanos ha costruido numerosas capillas que se llenan todos los fines de semana.
    Su periódica presencia en Palencia es porque recibe al año cientos de invitaciones, sobretodo de congregaciones religiosas, parroquias y grupos catolicos. Ese es el erial que dejó…

    Y me alegra decirle que a pesar de su edad tiene carrete para rato, como usted…

  10. Hay una opción intermedia: a Palencia el palentino. Eso dejaría en el aire el cantado nombramiento para Santander, pero tiene la gran ventaja de que el actual conoce al dedillo los entresijos y, sobre todo, las personas de la diócesis de Palencia.

  11. Cuando habla usted de Munilla y sus bondades, imagino que cuantifica también la de mandar a los seminaristas a San Dámaso (Madrid), en lugar de a Valladolid o Burgos, ciudades mas próximas.
    Palencia efectivamente, ha sido semillero de vocaciones, no solo sacerdotales sino religiosas, pero ahora la demografía palentina se ha visto reducida en un número considerable, y de eso, no tiene la culpa Monseñor Castellanos.
    Tampoco tiene la culpa Monseñor Castellanos de que a Palencia el obispo le dure tres o cuatro años, porque como otras diócesis sirve de plataforma para otra mayor. Quizás habría que volver a leer los padres de la Iglesia, San Agustín por ejemplo fue obispo de Hipona, con sobradas cualidades para serlo de otro sitio, pero en la Iglesia de los primeros siglos la permanencia del obispo en su sede era algo incuestionable. Por ello pienso, una humilde opinión y sin hacer juicios, que lo que se debe hacer es leer mas el «Quasten», saber un poco más de sociología y tratar de no buscar culpables donde no los hay. Si un Obispo de Palencia, el Burgo de Osma u otras diócesis que están sirviendo de lanzadera se quedase en esas diócesis la acción pastoral sería más efectiva así como la identificación de los fieles con su pastor
    Monseñor Castellanos ha sido y es un ejemplo de vida radical y entregada a los más pobres, y ofender esa realidad es como decir una blasfemia. Menos juicios precipitados, más teología y sentido sobrenatural. Un saludo

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