Specola sobre el libro de José Francisco Serrano:
Otro interesante libro nos llega de España. entrevista a su autor José Francisco Serrano Oceja que analiza su libro Iglesia y poder en España. Del Vaticano II a nuestros días. «Sentí la necesidad de hacerme una visión de conjunto de lo que había significado la Iglesia en la España contemporánea, principalmente en el período que llamamos la Transición, es decir, el paso del régimen de Franco a la democracia, ahora que estamos en una segunda Transición y que algunos, desde la historiografía, el periodismo, consideran que fue una Transición engañosa y quieren reescribir esa historia en la que no se ha sido justo con el papel de la Iglesia. Por otra parte, he tenido siempre curiosidad por lo que pudiéramos denominar constelaciones episcopales, es decir, las redes de amistad eclesiásticas que terminaban haciendo que varios de esos amigos fueran obispos. También me interesó analizar cómo ha cambiado el ejercicio del poder en la Iglesia y del poder de la Iglesia en la sociedad. Por último, me he preguntado qué cuestiones de la historia reciente de la Iglesia están aún sin aclarar».
¿Cómo que los obispos hoy tienen hoy poca capacidad de hacerse oir? España está sembrada de catedrales, parroquias, conventos, ermitas, colegios y universidades católicas donde colgar pancartas para expresar libremente su opinión, amén de púlpitos desde los que difundir formación a los creyentes (en vez de la cansina monserga de «Dios te ama, ponte contento») Ni un sólo libro blanco sobre las consecuencias del divorcio en las familias, ni uno solo sobre el aborto.
Los obispos españoles, no la religión, son verdadero opio para el creyente a quien desactivan moralmente repitiendole constantemente frases manidas de buenismo moral.
¡Bah!
Serrano dice que el Opus Dei, los jesuitas y la ACdp han sido chivos expiatorios de muchas decisiones y actuaciones contra la Iglesia. No sé qué quiere decir con esto.
En estos momentos, la Iglesia española es un cero a la izquierda, por muchos motivos: pérdida de prestigio social, desastrosa situación de las «desórdenes» educativas, nula capacidad intelectual de muchos prelados, condescendencia inadmisible con las imposiciones del globalismo, adopción de posturas cercanas a la izquierda política y una espantosa cobardía, que la llevó a no decir ni pío cuando fue salvaje e inhumanamente profanada la sepultura de un hombre en posesión de la máxima condecoración papal y que contempla sin mover un músculo cómo se destruyen cruces, se atacan templos, se la insulta y se la veja y se pretende expulsar de una basílica pontificia a un grupo de monjes. ¿Dónde está la contundencia de don Gabino Díaz que, al ser preguntado por si la Iglesia iba a pedir perdón por la Guerra Civil, dijo al periodista si él tenía que pedir perdón por que no lo encontraron en casa cuando fueron a matarlo? Y eso que don Gabino era «progre» (pero no tonto).