Y éste, laico, de protestantismo sabe porque militó en él.
http://infocatolica.com/blog/coradcor.php/1701070245-llegamos-al-final-de-un-camin
No hay derecho a confundir a tantos católicos bien intencionados pero sin demasiada instrucción. Más bien poquísima. Estamos asistiendo a numerosas desautorizaciones del todavía por una semana presidente electo de los Estados Unidos. Le votaron, dicen, los más ignorantes, los de menos estudios… Ya es ello un descosido importante a la regla áurea de la democracia. Un hombre un voto y todos los hombres son iguales. ¿Qué hay correctivos electorales en los distintos países? Que nos lo digan a nosotros con la Ley de Hont.
Pues lo que reprochan a Trump, y nunca he sido entusiasta del mismo, parece que no vale con los que respaldan el lío. Los argumentos están en los dubia. Serán convincentes o no, acertados o equivocados. A eso se responde con argumentos y no con peticiones de principio falsas, visceralidades, sentimentalismos, apoyos de la antiIglesia o rehuyendo el debate. Y sobre Lutero, lo mismo. Dos desgracias que hoy vive nuestra Iglesia. La glorificación del pecado, y creo no ser un talibán en eso pues creo, y lo he dicho ya varias veces, en el perdón de los pecados, que también está en el Credo, y del cisma y la herejía luterana.
Nos tocan días recios y a ellos tenemos que estar. Con Dios y nuestra conciencia. ¿O es que la nuestra no vale?
Hablando esta mañana Jiménez Losantos sobre Bergoglio le llama el Papa cisco. Y no digo lo segundo porque me expondría a censura.
Rafael, me he debido perder algo porque no leo por ninguna parte que Luis Fernando declare heréticos a esos papas.
Suscribo el comentario de Vanlop. Me parece muy certero.
Intentaré añadir algo a varios comentarios.
Los problemas surgieron antes del Concilio, en realidad la Iglesia siempre ha tenido problemas, pero ya en los años 30 comenzó la cosa a salirse del tiesto. El gran problema es que le Concilio, aunque dio unas directrices claras, muchos no las cumplieron y otros las manipularon, dando como resultado el desmadre que tenemos.
Pablo VI no estuvo a la altura, no pudo o no se atrevió a ‘poner orden, S. Juan Pablo comenzó el proceso, pero se quedó corto, porque no pudo o no se atrevió a terminar con los disparates, sólo corrigió algunos, Benedicto llegó hasta donde le dejaron y el actual, como jesuita que es, no sabe lo que piensa. No sé si la postura es la bastante común de dejar que la biología resuelva los problemas, que es una buena medida para la Iglesia, pues cien años no son nada, pero que es fatal para muchas almas, que irán al infierno. Y si la actuación o inacción lleva almas al infierno, está claro que no es una buena postura.
Suscribo el comentario de Echenique y también el de Juan Manuel Ramilo, de modo que no insistiré.
Acabo de leer en este medio que nos acoge lo ocurrido con el papa Honorio. Se da un paralelismo con la situación actual, sin que yo sugiera que el Papa se comporta con dejadez o permisividad ante la herejía, quede claro esto. El paralelismo es que la cuestión doctrinal en ambos casos es muy grave, pero que son tiempos gloriosos para el Islam. Entonces surgió y arrasó el Imperio y ahora también está resurgiendo y no parece que haya nadie capaz de frenarlo.
Pero la «protestanización» de la Iglesia y el auge del Islam tienen un fundamento teórico de carácter político, que se conoce como Marxismo Cultural. Pueden consultar los muchos artículos que hay en Google, el de Wikipedia es bastante completo. Pero les adelanto que uno de los objetivos es la destrucción de la Iglesia, como era de esperar, infiltrándola para ello.
La destrucción de la Iglesia es fundamental, no porque sean ateos, sino porque la Iglesia es el último baluarte de la civilización occidental, cuya destrucción es el verdadero objetivo y para ello la infiltración islámica es crucial. También lo son la destrucción de la familia, el aborto…
Como ven, el paralelismo existe entre la situación del papa Honorio y la de este.
Hablando hace poco con un sacerdote experto en Derecho Canónico me contaba que, en caso de que fuera literalmente cierto lo que manifestó el cardenal Danneels, de que él y un grupo de cardenales centro-europeos, habían manipulado el cónclave, es decir, habían violado la normativa establecida por Juan Pablo II para la elección de un pontífice, en ese caso, me decía, estaríamos ante un Papa (el actual Papa argentino), cuyo pontificado sería válido en función de los votos habidos, pero canónicamente NO SERÍA LEGÍTIMO al haberse violado la normativa establecida en el citado Derecho Canónico.
El papa es legal y legítimo y lo seguirá siendo mientras no cometa herejía.Cuando la cometa, es posible que Dios lo fulmine en el acto.Ya recibió dos avisos venidos de arriba, pero no les hizo caso.Más vale que él y otros se tienten la ropa.Lo de los avisos va por Volpi y Marini.
Si Lutero fue un testigo del Evangelio, las doctrinas católicas que negaba o bien eran en efecto falsas o se trataba de cosas sin importancia, no esenciales. Es decir, si Lutero fue un testigo del Evangelio, el catolicismo está formado por “doctrinas impías”, la Misa es una “abominación diabólica”, la razón es una “prostituta”, el purgatorio no existe y orar por los muertos es condenable, el Papa es un “loco furioso, falsificador de la historia, mentiroso, blasfemo”, la libertad humana es una ilusión, la Tradición es innecesaria, los pecados más graves no tienen ninguna importancia, siete libros de la Escritura en realidad son invenciones humanas, la castidad perfecta es una perversión, la adoración al Santísimo no es más que idolatría, los dogmas infalibles de Trento son un cúmulo de errores y blasfemias…
O, en el mejor de los casos, la Misa, el Papado, la libertad humana, el purgatorio, la caridad, la Tradición, el Magisterio el Santísimo, la vida religiosa, el pecado y tantas otras cosas son meras especulaciones humanas, irrelevantes, sin ninguna importancia. En ese caso, la Iglesia Católica, que nos ha engañado para que pensáramos que eran fundamentales, es culpable de sustituir la verdadera fe por sus propias invenciones y, de nuevo, se cumple la afirmación de Lutero de que las enseñanzas católicas son “doctrinas impías” y el Papa es un “loco furioso, falsificador de la historia, mentiroso, blasfemo”, que cambia la fe por sus delirios.
Como tantos males que afligen hoy a la Iglesia, la protestantización no ha empezado con Francisco, sino tomó carta de naturaleza coincidiendo con la celebración del Vaticano II y se desarrolló durante todo el postconcilio, aunque el proceso se ha acelerado vertiginosamente bajo el pontificado actual.
Recuerdo que en 1967 fuimos los de mi curso -entonces primero de Teología del plan antiguo- a felicitar la onomástica al profesor de Apologética, el día de San Vicente Ferrer y medio en broma, medio en serio dijo: Convenceos de que para ser alguien ahora en la Iglesia, hay que ser, obispo, laico o hermano separado…
La protestantización de la Iglesia no ha empezado con el Papa Francisco, sino que, con sus palabras el Pontife de hoy parece acompañar lo que ya se hacía en ciertas parroquias y diócesis, más o menos concretamente. Por eso, ya hace bastante tiempo que ha empezado una reacción conservadora (ortodoxa) católica, en ciertos países como Francia o EEUU por ejemplo, y que hay bastante jóvenes atraídos por la liturgia en latín y por la FSSPX o todos los institutos Ecclesia Dei con misas de forma tridentina y el catequismo de siempre.
Benedicto XVI que venía de un país muy marcado por la Reforma, lo había perfectamente entendido.
Quizás lo que parece decir y hacer Francisco va a permitir (sin que él quizás lo vea así) que el movimiento de reacción contra la protestantización de la Iglesia aumente en intensidad y que de nuevo los católicos piensen como católicos en vez de seguir la corriente mundana.
Los conversos que vienen del protestantismo pueden ayudar a sus co-religionarios católicos para que abran los ojos. Estos católicos por fin regresados a casa, con su razón, su determinación y su fe, y con la gracia de Dios, pueden hacerlo. Pero cada uno de nosotros puede también mejorar el conocimiento de su Fe (católica) para que no nos equivoquen ciertas pastorales equivocas y ciertos pastores y prelados relativistas, ingenuitos o arribistas. Vivimos tiempos difíciles, pero no hay que esperar que los demás hagan lo que nosotros no hacemos personalmente. Y nada es fácil en nuestra vida terrestre…
Tiene que ser durísimo para uno que viene del protestantismo, la mayor herejía de todos los tiempos, constatar la protestantización de la iglesia bergogliana, cada vez más distante de la Católica. En mi opinión este papa hace tiempo que dejó de serlo al perder la legitimidad de ejercicio, al elevar la ambigüedad, la confusión y la división a la categoría de principio de gobierno y dejar de ser garantía de Verdad y Unidad. Sólo hace falta que los cardenales así lo declaren como acto costatativo y no constitutivo.
Al caer los auxiliares de Barcelona