| 23 noviembre, 2023
En la parroquia de San Basilio de Madrid.
Donde han negado a un fiel, contra todo derecho, ja comunión en la boca.
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Así me refiere los hechos.
Me dirijo a usted para relatarle lo que me ocurrió el domingo día 19 de noviembre en la misa de 9:30 de la Parroquia de San Basilio el Grande de Madrid. Ya he escrito a las vicarías correspondientes de la Archidiócesis de Madrid, las cuales no se si me darán respuesta o harán algo. No resido en Madrid pero me encontraba allí por un congreso de pacientes.
Misa de 9:30 de la mañana del 19 de noviembre de 2023
El celebrante era D. Antonio Luis Calle Espinosa que durante la homilía ya habló sobre «no tengáis miedo» aludiendo a los distintos pontífices que había recordado este versículo para terminar diciendo que » a mi los papas no me importan, a mi lo que me importa es Jesús».
A la hora de la comunión, me quedé el último viendo que casi todo el mundo recibía el Santísimo Cuerpo de Ntro. Sr. en la mano. Al llegar al altar, me arrodillé y abrí la boca (que es la manera en la que habitualmente comulgo). D. Antonio me indica de muy malas maneras que no me va a dar la comunión en la boca, yo me mantengo en la misma posición mirándolo y el añade que es una parroquia de gente mayor (la verdad es que yo era el único que tenía menos de 60 años allí) y que no va a poner en peligro a las personas porque esto (la comunión en la boca) produce muchos contagios. Entendiendo su preocupación le indico que estoy el último en la fila precisamente por lo mismo, que no hay nadie detrás de mí. Me parece curioso el tema del contagio, con el cual estoy más que familiarizado por mi profesión cuando para evitar cualquier circunstancia de contagio, el debía haberse lavado las manos en varias ocasiones o usar guantes, llevar mascarilla y haber tapado los santos dones con alguna tela. si realmente su intención es prevenir cualquier tipo de germen. A pesar de lo dicho, él insiste «en la boca NO te la doy». A lo cual le contesto que los fieles tenemos derecho a recibir la comunión en la boca. Parece que D. Antonio tenía un mal día porque comenzó a gritarme: «Yo soy la autoridad, yo soy la Iglesia en este momento, el Obispo me ha mandado aquí y se hace lo que yo ordeno porque yo en este momento SOY LA IGLESIA», Le repito que el derecho canónico le indica que no me lo puede negar a lo que me dice que él no va a seguir discutiendo conmigo. Viendo que nada podía hacer me levanté y le dije: «Que Dios te perdone» a lo cual él gritó:» A mi Dios no me tiene que perdonar nada». Me fui a mi banco y después de la oración postcomunión me echó la «bronca» (yo sigo creyendo que no hice nada malo) amedrentando a los fieles diciendo que en esa parroquia no se comulgaba en la boca por la salud de ellos que son mayores. Que si quería eso que me fuera a San Miguel. Que uno cuando va a otra comunidad tiene que hacer lo que ve, que si reciben la comunión haciendo el pino pues que es lo que toca hacer y que uno se tiene que aguantar porque no es su comunidad (no sé donde se dejó la catolicidad y la sinodalidad). Que él era la Iglesia y la autoridad y que lo que él mandaba había que hacerlo, que no me podía creer yo más que la Iglesia. Que Dios no le tenía que perdonar nada a el ni a mi tampoco y que lo peor de todo era que no hubiera recibido yo la comunión por las formas y no por lo que realmente es.
Acabada la misa se fue corriendo a la sacristía sin mediar palabra conmigo (no se donde se dejó la corrección fraterna) a lo que yo me marché sin decir nada para no aumentar el nivel de escándalo que produjo con su intervención.
A la hora de la comunión, me quedé el último viendo que casi todo el mundo recibía el Santísimo Cuerpo de Ntro. Sr. en la mano. Al llegar al altar, me arrodillé y abrí la boca (que es la manera en la que habitualmente comulgo). D. Antonio me indica de muy malas maneras que no me va a dar la comunión en la boca, yo me mantengo en la misma posición mirándolo y el añade que es una parroquia de gente mayor (la verdad es que yo era el único que tenía menos de 60 años allí) y que no va a poner en peligro a las personas porque esto (la comunión en la boca) produce muchos contagios. Entendiendo su preocupación le indico que estoy el último en la fila precisamente por lo mismo, que no hay nadie detrás de mí. Me parece curioso el tema del contagio, con el cual estoy más que familiarizado por mi profesión cuando para evitar cualquier circunstancia de contagio, el debía haberse lavado las manos en varias ocasiones o usar guantes, llevar mascarilla y haber tapado los santos dones con alguna tela. si realmente su intención es prevenir cualquier tipo de germen. A pesar de lo dicho, él insiste «en la boca NO te la doy». A lo cual le contesto que los fieles tenemos derecho a recibir la comunión en la boca. Parece que D. Antonio tenía un mal día porque comenzó a gritarme: «Yo soy la autoridad, yo soy la Iglesia en este momento, el Obispo me ha mandado aquí y se hace lo que yo ordeno porque yo en este momento SOY LA IGLESIA», Le repito que el derecho canónico le indica que no me lo puede negar a lo que me dice que él no va a seguir discutiendo conmigo. Viendo que nada podía hacer me levanté y le dije: «Que Dios te perdone» a lo cual él gritó:» A mi Dios no me tiene que perdonar nada». Me fui a mi banco y después de la oración postcomunión me echó la «bronca» (yo sigo creyendo que no hice nada malo) amedrentando a los fieles diciendo que en esa parroquia no se comulgaba en la boca por la salud de ellos que son mayores. Que si quería eso que me fuera a San Miguel. Que uno cuando va a otra comunidad tiene que hacer lo que ve, que si reciben la comunión haciendo el pino pues que es lo que toca hacer y que uno se tiene que aguantar porque no es su comunidad (no sé donde se dejó la catolicidad y la sinodalidad). Que él era la Iglesia y la autoridad y que lo que él mandaba había que hacerlo, que no me podía creer yo más que la Iglesia. Que Dios no le tenía que perdonar nada a el ni a mi tampoco y que lo peor de todo era que no hubiera recibido yo la comunión por las formas y no por lo que realmente es.
Acabada la misa se fue corriendo a la sacristía sin mediar palabra conmigo (no se donde se dejó la corrección fraterna) a lo que yo me marché sin decir nada para no aumentar el nivel de escándalo que produjo con su intervención.
Hasta aquí mi relato, no se si verá a bien poder publicar alguna parte en cuyo caso le pido confidencialidad con mi nombre.
Pues otro cura que se cree que la Iglesia es su cortijo. Espero que los vicarios a los que ha dirigido su protesta le den cumplida satisfacción pues un cura chulo de la diócesis de Madrid le ha negado el derecho que tenía a comulgar en la boca.
Como me parece un abuso gratuito de un sacerdote de mi archidiócesis desde aquí me dirijo al señor cardenal arzobispo de Madrid pidiéndole recuerde a ese sacerdote sus obligaciones.
Y hago llegar al correo del arzobispado mi protesta.
Yo propongo lo mismo, pero no con ese cura, sino con el obispo, para ponga las pilas a sus curas desnortados. Si el obispo quiere, estos desarreglos se acaban de inmediato. Presionar legitimamente a cura es perder el tiempo, a la que hay que presionar es a la jerarquía.
He puesto a Cobo porque él como arzobispo es el último responsable de sus sacerdotes. No porque me parezca un chulo de mierda pues no es el caso.,
Creo que se deben de tomar medidas sobre el asunto. Pero no entiendo porque debajo del título del artículo de Chulo de Mierda, se pone la foto de D. José. Él no aparece en la reyerta.
En mi parroquia no tengo problemas. Cuando salgo de viaje pregunto a los fieles o al mismo celebrante si me va a dar la comunión en la boca. Si es no me voy.
Yo he tenido un par de intentos, que se solucionaron razonablemente bien, pero si no, no tengo problema, me voy sin comulgar, que para eso está la Comunión Espiritual y Dios que lo sabe todo me considerará como si hubiera comulgado de verdad.
Es curioso el miedo que le tienen al contagio, es la constante de todos. En estos casos me acuerdo de S. Alfonso Mª Ligorio, que si no me falla la memoria, murió contagiado de tanto cuidar enfermos contagiosos. Pero claro, él era un santo.
Por desgracia no es el único cura que dice «por higiene, comulguen en la mano» o que Cristo no dió la Comunión en la boca. En Noja, no es el párroco, hay un franciscano que parece ser que tiene miedo a contagiarse de no se sabe qué y se niega a dar la comunión en la boca. Parece ser que se le olvida que es Dios el que permite que las cosas pasen y que siempre es para nuestro bien y conversión.
Un verdadero animal de bellotas. Y que Dios le perdone esa soberbia.
Indignante la conducta e indigno el sacerdote. Y no es el único, aunque este caso se lleva el premio a la chulería y prepotencia clericales.
Siempre lo he dicho y -como hay Dios que lo haré-, si me pasa algo parecido, le arrebataré el copón (o la cestilla que lleven, porque el copón para muchos ha pasado a la historia) y meteré la lengua dentro.Haber que hacen después con el resto de Hostias… pero yo, habré comulgar en la boca.
Totalmente de acuerdo contigo. En mi parroquia, Ntra. Sra. del Pilar, de la calle Juan Bravo de Madrid, también un sacerdote se negó a darle la comunión a una señora porque había llegado tarde, y para comulgar, dice él, hay que oír la misa completa. Una vergüenza!!!!
Toda esta exacerbación y esta ira suelta y desproporcionada viene de abajo, donde huele a azufre.
Me consta que, aquí en Las Palmas, también ha sucedido en las céntricas parroquia de San Bernardo y de San Francisco.
Pues vente a mi parroquia que si es Catolica. Puedes comulgar en la boca, de rodillas o en la mano. Nunca ha habido contagios por ello. El sacerdote de mi parroquia durante el covid puso el comulgatorio y ya se ha quedado para toda la vida pues son muchos parroquianos quienes lo utilizan a diario.
Hay curas ateos y curas que de verdad creen en la presencia de Nuestro Señor en las sagradas especies y con devocion y pulcritud se ha de recibir.
El celebrante se llamaba Antonio Luis Calle Espinosa. Espinosa, de las espinas, pide al fiel que se calle. A veces los apellidos son una burla macabra. Lo del nombre es típico de los años sesenta, cuando casi todos teníamos apelativo compuesto; de todas formas, este es especialmente rebuscado.
Vaya chorrada lo de los apelativos compuestos , como si no hubiera ahora
Desde la “Iglesia” no te llegará ninguna respuesta. Ya están vacunados contra la Verdad.
Hay que empezar a partir caras. Así, sin más. Fue una práctica bien útil en la época patrística.
De momento, para empezar, no sé si sería bueno organizarse y que cuarenta o cincuenta fieles acudan a todas las Misas de ese sinvergüenza y pidan comulgar de rodillas y en la boca. Por una parte, no creo que sea bueno dar a la Misa un toque reivindicativo. Por otro, quizás es la única forma para que ese sujeto entienda que no se puede ser un tirano de mierda.