Otras próximas a apagar la luz

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IMAG0436 Son las religiosas de la Compañía de Santa Teresa fundadas a fines del siglo XIX por San Enrique de Ossó Las fotos las tomo una vez más de Catapulta. http://www.catapulta.com.ar/archivos/15943 Hay más. A 1 de enero de 1973, cuando ya algo habrían descendido, era 1.818 en 78 casas. A 1 de enero de 2014 ya sólo quedaban 1.339. Aunque por esos misterios incomprensibles de las congregaciones que caminan a su extinción las casas habían pasado a 199. Los datos son de los Anuarios Pontificios de 1974 y 2015. Hoy dos años después igual ya ni superan las 1.200 porque las ancianas se mueren más que las que no lo son. Y cada vez hay más ancianas. Pese a las defunciones. Y otra consideración añadida sobre lo mismo. La cifras nos dan una media, en 2014, de seis religiosas por casa. Pero las estadísticas engañan. Si entre un rico y un pobre las cifras dicen que han consumido un pollo es falsísimo que cada uno haya comido medio pollo. Porque el pollo se lo comió el rico. Pues hoy estas religiosas tendrán casas de recogida de ancianas en las que están retiradas diez, veinte o más religiosas. Con lo que unas cuantas  de esas casas apenas tendrán un par de teresianas. Con vida de comunidad inexistente. No es arriesgado suponer que casi medio millar de esas religiosas tienen más de ochenta años y están prácticamente retiradas de casi toda actividad salvo la de rezar. Y algunas ya no podrán ni eso. Otra cifra parecida estará entre los sesenta y ochenta años. Pues, resten, y verán lo que queda en plenísima actividad. Pero incluso estas últimas están mucho más próximas a la sesentena que a la treintena. ¿Soy un profeta de calamidades o un espejo de la realidad? No entro para nada en el espíritu de esas religiosas. Hasta puedo creerme que muy elevado. Creo además que en el inmenso fracaso del camino emprendido hay más responsabilidad en los que las animaron a emprenderlo que en ellas. Convencidas todas, no niego que neciamente, de que esa era la senda del vino y de las rosas. Pues el vino se ha picado y las rosas comenzaron a marchitarse enseguida. Las superioras, en teoría las más preparadas, de ellas y de otras muchas, debieron darse cuenta de la ida precipitada hacia el abismo. En el que ya están. Y me temo que a estas alturas de la ruina sin posibilidad de marcha atrás.  Estoy convencido de que Dios ante esa quiebra inmensa no va a pedir responsabilidades a tantas religiosas que no hicieron más que obedecer y con voluntad ilusionada aunque necia. No tenían más talentos. Ya de los superiores no puedo decir lo mismo. Porque necios no eran. A eso han llegado las teresianas de Ossó y desgraciadamente otras muchísimas. En poquísimos años las 199 casas, insostenibles, sin nadie dentro, caerán a 100, 50, 20… Y la mayoría de ellas geriátricos. Sigo sin entender por qué a algunos les irrita tanto que se exponga la evidencia. ¿Tienen algo que ocultar? Y una vez más, al ver que alguna de esas religiosas sigue vistiendo su hábito, lo que sin duda les costó burlas, críticas y hasta mandatos, alabar su heroísmo resistente. Ante el indudable dolor de la desaparición de las congregaciones que tanto amaron y que en ellas ofrecieron a Cristo sus vidas, comparecerán ante el Esposo con aceite en sus lámparas encendidas. Así me consagré a Ti y así llegaré a Ti cuando me llames. Benditas seáis.

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