Y otra noticia hermosa más

Pienso que nada más grato a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que la adoración al Cuerpo del Hijo en la Santísima Custodia o ante un humilde Sagrario. Y en el alzar de la Misa donde en el inmenso misterio de nuestra fe se renueva el Sacrificio de Cristo en la Cruz para pasmo y adoración de todos los que creen firmísimamente que bajo esas humildes especies está  Él verdadera y realmente presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.

Ante esa realidad augusta todas las imágenes, a las que tanto veneramos, yo el primero, de Cristo, la Santísima Virgen, los Santos son a la vez grandiosas y una insignificancia.

Pues en ese Divino Misterio sin el cual nuestra fe sería vana, me alegra mucho anunciaros que hay ya una nueva capilla de Adoración Permanente. En Catarroja (Valencia). Yo digo permanente y no perpetua porque permanece todas las horas del día y de la noche con la duración que Dios y los adoradores quieran darle. Perpetua evidentemente no.

Uno por sensibilidad y sobre todo por el convencimiento que nace de la fe procura hacerse presente en esos rinconcitos de Dios donde Él se manifiesta tan oculto y tan presente. He oído testimonios de adoradores en esas horas inhóspitas donde con Cristo sólo está una o dos personas. Pues una de esas me decía: En esa hora inverosímil, en la que estamos solos Él y yo, cara a cara, le hablo y me habla.  Y con esa hora tengo gasolina para todo el mes. No la cambiaría por nada.

Uno, en el Toledo de mis amores, jamás paso por la puerta de su capilla sin entrar un par de minutos para adorarle. Y sales con gusto y con paz. Siempre hay cuatro o seis personas en oración. Varias veces he estado en la parroquia de la Beata Mogas, locura que se le ocurrió a Don Jorge González Guadalix y que todos pensaron que era sueño que no duraría más de dos o tres semanas. Pues se ha ido Don Jorge y allí sigue el Santísimo recibiendo amoroso a todos los que quieran acompañarle. Pobre del nuevo párroco si la cerrara.

Don Ángel Rubio ha dejado la capilla tras su marcha de obispo. Siempre que voy por Segovia, que a mi pesar es mucho menos de lo que quisiera, procuro pasar por allí. Y una de las veces que entré me encontré que en el primero o segundo banco estaba en recogida oración el señor obispo, hoy emérito. No me cabe duda de que todos nuestros obispos tienen tiempo de oración ante Jesús Sacramentado. Tres de ellos me llevaron, nos llevaron a mi mujer y a mí,  a visitar al Santísimo en la capilla de palacio. Uno más de una vez. No dudo para nada de su devoción que era manifiesta. Pero allí, donde seguro que tantas horas de oración dirigieron a Dios, sólo les veía Él, algún colaborador muy próximo o unos invitados ocasionales como fuimos nosotros. A Don Ángel, en la capilla pública, le podía ver quien entrara en ella. Y no es malo que los fieles vean rezar a su obispo.

Uno tiene, después de Toledo, otra diócesis adoptiva. Cuando su obispo, monseñor Reig, instauró la adoración permanente, allí estuvimos acompañando al Santísimo, en su peculiar Custodia de veinticuatro Sagradas Formas, desde la Magistral a la capilla habilitada en la vieja iglesia de la Compañía, en una procesión imborrable que atravesó la ciudad. Uno visita poco la hermosa ciudad pero cuando va procura acercarse al  Santísimo permanente expuesto.

Comprenderéis que acoja con gran júbilo la apertura de una nueva capilla de adoración permanente en Catarroja. No conozco ese pueblo y es más que probable que no lo pise nunca dada mi edad. Pero desde ya, aunque sea virtualmente, me tenéis de rodillas adorando al Santísimo en Catarroja.