Otra expresión desafortunada del Gordo Feliz

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... de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo He de comenzar diciendo que no hay el menor animus iniuriandi con lo de Gordo Feliz. Dicho por alguien como yo que pesa cien kilos. Y lo de Feliz nadie puede pensar que sea un insulto. En su última intervención, de ser cierto lo que le atribuyen, http://www.infovaticana.com/lgg/2015/02/26/gil-tamayo-asegura-que-la-iglesia-tendra-tolerancia-cerocon-los-que-cometan-abusos-sexuales/ ha estado bien en varias cosas pero en lo de las clases de religión ha metido el cuezo. Porque es absurdo sostener las clases de religión porque si se suspendieran o tuvieran menos horario se irían algunos o bastantes al paro. Eso no es ningún argumento, eso es una estupidez. Si mañana algún cardenal, alemán por supuesto, sostuviera la innecesariedad de la misa sería de bobos, gordos o flacos, rebatirle con el argumento de que muchos curas iban a ir al paro porque eso es lo único que hacen. Personalmente pienso que algunos profesores de religión estarían mucho mejor en el paro que dando clase pero ni en el caso del Gordo Feliz, y repito que no quiero faltarle para nada con tan cariñoso apelativo, ni en el mío, que creo que la Iglesia ganaría mucho con la desaparición de algunos profesores de religión, el paro es argumento de nada. Las clases de religión se justifican por ellas y por la voluntad de  los padres. Y el  secretario portavoz de la Conferencia Episcopal no debería invocar un posible paro de algunos paniaguados episcopales para mantener lo que tiene sobrados motivos para mantenerse. Aunque ciertamente muy pocos para que el digitus episcopi dé un modo de vida pagado por el estado a algunas personas cuya fidelidad a la doctrina de la Iglesia no es que esté por ver sino que se ve clarísimamente que no está. Hay profesores de religión que enseñan todo lo contrario de lo que enseña la Iglesia. En mi opinión es en el páramo donde deberían estar. Porque su labor no es que sea nula, es contraproducente.

Comentarios
0 comentarios en “Otra expresión desafortunada del Gordo Feliz
  1. Yo pensé que que éste prelado había declarado algo del penthouse de monseñor Rouco. Pero qué gente tan envidiosa, el cardenal tiene derecho a una vida palaciega, como príncipe que es. Y a su par de famullas monjitas. Faltaría más.
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    Sólo hay qué leer los comentarios que los alumnos o egresados de las universidades pontificas postean en RD. Todo está dicho. Apostasía generalizada, comenzando por la cabeza y hacia abajo.,

  2. ¿Extrañados por algunos o muchos profesores de RELIGIÓN ¿CatólicA? adocenados, incompetentes o incluso contraproducentes?
    Pero qué se está enseñando a nuestros niños y juventud desde el postConcilio en el que se puso de moda desaconsejar aprender oraciones porque cada uno tenía que dirigirse a Dios con la oración que a cada uno le surgiera? Con lo que se devaluaba y hasta se hacía prescindible el Padrenuestros enseñado por el Señor para orar.
    ¿Pero qué catecismos se enseña? ¿Y qué cursillos previos a la recepción de algún SACRAMENTO que ya no tienen contenido litúrgico sagrado? ¿Y qué ventoleras de doctrinas se nos infirltran en tantas homilías descatolizadas?
    Si los profesores de religión dejan que desear NO es culpa original de los profesores de Religión Católica o de mayéutica o teodicea. Búsquese en otra parte.
    La interconfesionalidad e interreligiosidad produce ese marasmo destructivo.
    ¿No lo quieren entender porque prefieren los parchecitos y cataplasmas?
    Es que no hay más que ver las facultades teológicas y universidades pontificias. Porque si pontificias, siguen el modelo pensante personal del pontífice en el poder religioso. Es decir interreligioso con apagamiento y anulación católico confesional.

  3. Independientemente de la obesidad o la felicidad de este señor, a mi me llama la atención la comunión entre Roma y España. Me pregunto ¿también aquí tendremos aclaraciones a las declaraciones declaradas en una declaración poco clara? Pues como «pa» estar contentos. Mare mía que me quede como estoy.

  4. Se nota que mucha gente de ámbito eclesial no tiene mucho roce en la vida normal con la gente no eclesial.

    No digo que no se relaciones con ellos, digo que no está obligado a convivir de cerca – sobretodo en el plano laboral – con ellos. Si fuera así, estaría harto y asqueado de la injusticia, de la difamación, del insulto, de la dilapidación de la fama ajena, en fin, de todo lo que tenga que ver con la ligereza de lengua constante y continuada.

    El Señor fue severo en eso. De toda palabra inconveniente seremos juzgados. Con todo el respeto, Vd. afirma muchas veces que a nadie le debe nada, pero a veces, se olvida de lo que le manda Dios, con respecto al trato ajeno.

    El que Vd. no vea el animus iniuriandi por tachar de gordo feliz a alguien – y además en este caso, es reincidente múltiple – no significa que no lo tenga. Es un insulto sarcástico y humillante. De cariñoso nada. No me imagino llamando cariñosamente a su mujer «gorda».

    Me da mucha pena que mucho de los blogs católicos más seguidos en internet caigan de un modo u otro en las malas formas. Eso no es de Dios.

    No discuto en absoluto el derecho, e incluso la necesidad de la crítica e incluso la denuncia de muchas actitudes en la Iglesia, pero siempre apoyadas en argumentos fuertes y no en sarcasmos o acompañadas de ellos. Las situaciones lo merecen.

    Porque mire, coincido con Vd. totalmente con lo de los profesores de religión. Porque a muchos solo les interesa ser profesores de religión porque viven de ello. Repugnante resulta oír a los chavales que en clases de religión le ponen una peli – ni siquiera religiosa -o que les enseñan doctrinas ajenas al catecismo. Todos sabemos que las clases de religión se han dilapidado durante años y que Dios pedirá estrecha cuenta a todos los que han vivido de ello sin reparar en la calidad de su trabajo.

    No creo que eso sea motivo de risa.

  5. Las meteduras de pata de este reverendo van en consonancia con las del Papa Francisco. Entre más desbarra uno, más desbarra el otro. Se retroalimentan.
    Pro Ecclesia Santa Dei. Ut Dominus, qui vocavit operarios Evangelii ad vineam suam laborandam, fortificet eos in fidem eorum et amorem oves qui Ei confidevit.

  6. Las declaraciones sobre la ley del aborto me parecen irreprochables. Existe un derecho a la vida y a su protección, no un derecho al aborto.
    Respecto al argumento en defensa de las clases de religión como defensa de unos puestos de trabajo, me parece inconcebible. Es más por mi parte, teniendo en cuanta la competencia y coherencia de numerosos profesores de religión, dudo si incluso no serán contraproducentes. A mi juicio las clases de religión, impartidas por personas competentes y con una selección rigurosas, deberían ser un servicio y el sueldo íntegro entregarse para obras sociales o misioneras de la Iglesia.

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