Me parece un acto simpático de un obispo, ya cardenal, que todo el mundo dice que lo es. Simpático y cardenal.
http://www.religionenlibertad.com/video/y-omella-se-arranco-por-jotas-en-roma-36894.html
Pero no basta la simpatía, con ser ciertamente importante, para ser un buen obispo. Hay que poner más cosas.
Omella ha aceptado un encargo muy difícil. Con Bilbao y San Sebastián la diócesis más peliaguda de España. Fue recibido bastante mejor de lo que se esperaba seguramente porque la fuerza del progrecatalanismo está ya muy disminuida por la desaparición biológica o la simple fuga de muchos de sus promotores y el abandono de unos fieles que les secundaban y que también en buena parte se han muerto o se han ido.
Lleva ya más de año y medio como arzobispo de Barcelona y apenas se ha notado más que en un talante acogedor y sonriente. Ya es cardenal, ya tiene obispos auxiliares, pues ha llegado la hora de mojarse. Sobre todo por quedarle poco tiempo. ya que el 21 de abril de 2021 presentará la renuncia de la diócesis al cumplir 75 años. Menos de cuatro años a los que habrá que sumar la previsible prórroga. Ha consumido ya la mitad de lo que todavía le queda oficialmente no voy a decir que en nada pero en muy poco. Pienso que en hacerse aceptar sin problemas graves y eso es ya bastante. Un logro importante si se quiere pero siempre que sea para algo. Y ese algo todavía está por ver.
Hoy Omella está en la cresta de la ola. Pero es una ola de corto recorrido. En cinco o seis años se habrá roto sobre la playa sin que se pueda ya surfear sobre ella. Con dos problemas añadidos. Es previsible, por natural dada su edad, que conforme vayan pasando los años las energías disminuyan. Y también que el respaldo pontificio, que parece claro hoy, pueda hasta desaparecer pues la ola de Francisco, diez años mayor que Omella, se acerca también a la playa. Todo hace suponer, y no parece suposición arriesgada, que la renuncia de Omella se la va a aceptar otro Papa.
Pasados estos días de vino y rosas, con jota incluida, llega el momento de mojarse en la dura tarea diaria, que en Barcelona es durísima. Quiera Dios y quiera Omella que le veamos empapado en un óptimo gobierno de una diócesis que tanto lo necesita. Y que pasados unos años, que no pueden ser muchos, una diócesis crecida por su ministerio en católicos militantes pueda cantarle unánime una versión ad hoc de aquella jota tan conocida: No te vayas de Barcelona… Sistach no lo conoció ni con el tono mucho menos recio de la sardana.
Me ha encantado Omella de jotero. Ojalá pueda decir lo mismo de arzobispo.
Después de todo su LABOR DESTRUCTORA EN LA ARCHIDIÓCESIS DE ZARAGOZA, no entiendo como el Papa ha podido crearle Cardenal.
¡Salvo que se quiera rodear de gente como él, en cuyo caso se explica todo!
No le ha tocado una diócesis dinámica y con vida. Le ha tocado una diócesis devastada, llena de herejes, de sacerdotes políticos adoradores de la Nación catalana y descristianizada casi por completo. Diócesis donde sus antecesores han sido un verdadero desastre y donde el que no lo era no supo o no le dejaron hacerlo bien y le amargaron. Los males vienen de mucho tiempo atrás. No le queda mucho tiempo y la amabilidad, la buena presencia, el buen trato y el jejejiji están bien pero detrás debe haber algo.
Lamento su nombramiento, como obispo y como cardenal.
Creo que está en su derecho a cantar, pero ahora está por ver de qué está hecho y hasta qué punto más allá de la campechanía tiene o no arrestos para defender a sus sacerdotes. Me refiero al caso de Mossén Custodi Ballester, que en este momento es el caso y la causa de la libertad. No le tengo unas simpatías excesivas, las cosas de la División Azul y los cantos del Novio de la Muerte con la boina calada no me van. Incluso en la homilía de marras tendría que haber estado más fino (diferencia entre la condición o tendencia y los actos); pero está claro que ha ido a por él, a cargárselo. Omella tiene la obligación de aclarar tal vez la doctrina y defender a su clèrigo públicamente (en privado que le meta las broncas que quiera), porque está en juego la libertad de la Iglesia. Que aprenda de su antecesor y paisano Modrego (a sus curas no los tocaba nadie).
que siga cantando el cardenal omella, que a lo mejor ganara el festival de eurovision o hasta un grammy. y mientras tanto su arquidiocesis muerta en vida.